La Convención se reunirá este lunes para definir si prorroga los mandatos o el partido queda acéfalo a partir del 12 de mayo. Los riesgos de un nuevo reseteo.
Gustavo Valdés, gobernador de Corrientes.
Con la mirada puesta en las elecciones provinciales que el año que viene definirán al sucesor del gobernador Gustavo Valdés, la Unión Cívica Radical de Corrientes oficializó la convocatoria a internas para elegir a las autoridades partidarias que comandarán el proceso en medio de un fuerte debate en el oficialismo provincial.
El Comité Central que comanda el exgobernador Ricardo Colombi le puso fecha a la convocatoria en la que también se definirán autoridades distritales: será el 27 de octubre. La oficialización llegó apenas días antes del encuentro de la Convención provincial, que se reunirá este lunes a las 11 en el Club San Martín de la capital correntina.
Con ambas instancias confirmadas, todo hace suponer que habrá una serie de decisiones que deberían ser lógicas, pero podrían trastabillar producto del cruce interno. Los mandatos vencen el 12 de mayo, por lo que deberían prorrogarse para encauzar la situación institucional.
Sucede que, en su afán por allanar el camino para que su hermano Juan Pablo se convierta en candidato gobernador, Valdés podría impulsar una especie de rebelión que el sector de Colombi confía en contener. Caso contrario, el partido quedaría acéfalo y la intervención podría volver a aparecer como una posibilidad concreta.
Como ya contó Letra P, entre la militancia silvestre crece la expectativa para que las partes en pugna eviten el conflicto en pos de garantizar la unidad que permita que el radicalismo se sostenga en el poder en 2025 como lo hace desde 2001. Sin embargo, la tensión es el clima natural que el radicalismo correntino se ha acostumbrado a vivir desde que Valdés, intentando evitar el síndrome del pato rengo, se volcó a disputar espacios al interior del partido.
Mientras analiza si él mismo se convertirá en el candidato para suceder a Colombi en la UCR, el gobernador sostiene la disputa nacional que lo enfrenta a Martín Lousteau, con quien difiere en la mayor parte de los posicionamientos públicos.
La última muestra de esa distancia se dio esta semana cuando el diputado más cercano a su núcleo interno, Alfredo Vallejos, se acopló a la estrategia impulsada por Rodrigo de Loredo, también enfrentado a Lousteau, y decidió no bajar al recinto para tratar el aumento del presupuesto educativo que proponían los bloques opositores.
Poniendo el ojo en la interna correntina, Manuel Aguirre, tesorero del comité que conduce Colombi, formó parte de la tropa boinablanca que ocupó sus bancas buscando habilitar el debate.
Aguirre ya había sido parte de las acciones que exponen la grieta entre Valdés y Colombi semanas atrás, cuando había encabezado el pedido de un grupo de radicales para que la bancada de la UCR en el Senado vote en contra de los los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla, los jueces que Javier Milei quiere sumar a la Corte Suprema de Justicia.
Tanto Valdés como su hombre en la cámara alta, el presidente del bloque de la UCR, Eduardo Vischi, imaginan el posicionamiento exactamente en la dirección contraria.
La discusión, en el fondo, es por la candidatura a la gobernación, que podría traer aparejada una ruptura en el histórico armado de la alianza ECO+Vamos Corrientes. Aunque nadie quiere arriesgar un desenlace, no son pocas las voces en la política correntina que imaginan un reseteo que dé origen a un nuevo escenario político en la provincia litoraleña.
Con Valdés de un lado y Colombi por el otro, están en disputa el peronismo intervenido, el todavía en formación armado libertario y un puñado de partidos provinciales que deberán recalcular su política de alianzas.
El escenario repetiría la disputa de 2009, que también tuvo a Colombi como protagonista, cuando encabezando el primer armado de Encuentro por Corrientes (ECO) enfrentó a su primo Arturo Colombi, por entonces gobernador, que había ensayado una alianza con el kirchnerismo y buscaba la reelección detrás de un sello que resurgiría nacionalmente una década después: Frente de Todos.
Con todo, en el radicalismo temen que la sangre llegue al río y que, por primera vez, el partido llegue a 2025 con chances ciertas de perder la gobernación que sostiene desde 2001. Por esa razón, será un fin de semana de arduas negociaciones para evitar que la ruptura se concrete o que, en última instancia, se dirima en las urnas el 27 de octubre.
Pese que el Comité Central había dispuesto que el brazo correntino de la Juventud Radical debía elegir sus autoridades el 8 de septiembre, la mesa ejecutiva desoyó ese mandato y, con una conducción más cercana al gobernador que a las autoridades partidarias, decidió convocar a elecciones el mismo día en que se elegirán las autoridades provinciales.
Un dato extra en medio de la caldera radical correntina.