El extitular de Aduanas se convirtió en el gran provocador de la política en Entre Ríos. Protagonista en el Frente Renovador y el Congreso como objetivo.
El ex director general de Aduanas Guillermo Michel, aliado estratégico de Sergio Massa en Entre Ríos.
Habla de temas que domina. Es economista y abogado y ya formó parte de la función pública. Guillermo Michel es el gran provocador de la política enEntre Ríos. Con desparpajo, torea por igual a Rogelio Frigerio o a Martín Guzmán.
Desde que se decidió a sacudir el manso tablero de la política entrerriana, Michel encontró en las redes sociales una forma de contender, más o menos cada quince días, con el gobierno de Juntos por el Cambio. Casi siempre a través de un tuit cuestiona con algún dato u opinión el devenir de la gestión Frigerio. Pero no se queda ahí.
Afiliado al Partido Justicialista desde la década del 80, en su máxima exposición política Michel se asoció fuertemente al Frente Renovador. Es “la mano derecha e izquierda” de Sergio Massa, como lo definió hace algunos días Carlos Pagni. En su editorial semanal. El periodista contó el cruce que Michel tuvo con Martín Guzmán en X. El entrerriano lo había acusado de generar “el festival de importaciones” durante su paso por el ministerio de Economía tras la publicación de Guzmán sobre la pobreza en Argentina.
Como si se tratara de la remake de una vieja interna, el extitular de Aduanas dijo que Guzmán “le salió caro al peronismo” y le pidió que deje de generar grietas entre los dirigentes peronistas. Pagni retomó el cruce y apuntó sobre la cercanía de Michel con Massa y su paso por la Aduana, con los rumores de coimas a las importaciones que tuvo su correlato en una denuncia contra el secretario de Comercio Matías Tombolini.
“Lo curioso es que esta causa se inicia con una investigación preliminar de un fiscal extraordinariamente ligado a Massa, Guillermo Marijuán, y después la toma Ariel Lijo, el juez que Milei quiere poner en la Corte, junto al fiscal Eduardo Taiano, quien pudiendo investigar todo el rumoreo sobre coimas, cerró la investigación días antes del ballotage diciendo: 'No investigo sobre la base de denuncias anónimas'”, recordó el periodista.
Sentado en esa mesa de rosca nacional, Michel ocupa un lugar en la agenda federal de reconstrucción del massismo. Participa de las conversaciones que diseñan el intento de hacer caer del DNU de Javier Milei; de las negociones por los nuevos cambios de la ley ómnibus XS; y de las estrategias para intentar el retorno al gobierno dentro de cuatro años.
Desde ese asiento que ocupa desde que terminó la gestión de Alberto Fernández, provoca en la provincia y se hace espacio a la hora de las proyecciones para 2025.
Michel deja saber que no tiene jefes. Cuando le preguntan por su encuadre político responde: “No soy empleado de nadie”. La insistencia sobre su autonomía partidaria tiene origen en el doble juego entre su afiliación peronista y su pertenencia “renovadora”, y la posibilidad de que en 2025 el exministro de Economía resuelva jugar por afuera del Partido Justicialista. En su entorno son más contundentes: su reporte es 100% a Sergio Tomás, y allí estará donde él esté. Con cautela, Michel avisa que “hay que trabajar y esperar un poco más”, cuando lo indagan sobre su futuro político.
Para algunos, el ex funcionario nacional es todavía “un tapado” que está construyendo su posicionamiento en la provincia. El destino final: algún lugar en las listas para el Congreso nacional. Ese casillero podría ser uno que ya ocupó. El año pasado fue como suplente de Gustavo Bordet para la Cámara de Diputados. En el armado, las conversaciones tendrán como interlocutor al exgobernador, que también es invitado de la mesa nacional.
Desde su banca en Diputados, Bordet teje hilos en la provincia que gobernó ocho años para influir en el armado de medio término. Michel es todavía su aliado electoral, pero ese vínculo no está marcado a fuego. Algunos de los que participaron de las conversaciones para la definición de autoridades en el Partido Justicialista cuentan que en el fragor de la batalla había al menos dos puntos de encuentro entre las tribus: que las listas deben ser sin kirchneristas, y que la renovación podría prescindir de los servicios de Bordet.
Como blanco de sus críticas, Michel por ahora elije siempre al gobierno provincial, al que le achaca “quietud” y un ritmo “planchado”. Lo interpela con temas que domina, como la cuestión energética y la tarifa eléctrica, que se imponen en la agenda local por ser provincia productora. Y califica a la gestión como “marketinera” y escasa de políticas públicas.