Gobernadores 2027, un plan en marcha que resetea el mapa electoral
El grito federal cambió la agenda. Un armado en construcción, las críticas y el fino equilibrio con la Casa Rosada. La paralela con Axel Kicillof y el poder de las minorías.
Gobernadores 2027, un plan en marcha que resetea el mapa electoral y la parábola del ballotage
El grito federal de los gobernadores que esta semana lanzaron un nuevo armado electoral para octubre es el segundo impacto de magnitud en el subsuelo de la oposición desde que asumió Javier Milei. El primero había sido meses atrás el desafío de Axel Kicillof para disputarle el liderazgo del peronismo a Cristina Fernández de Kirchner.
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Con justicia puede decirse que ambas movidas están aún en proceso y lejos de garantizar la concreción de sus objetivos. Sin embargo, la potencialidad de estos movimientos, que llevan en sus portafolios ambiciones presidenciales, abrió dos ventanas en la sala oscura de una escena política donde Milei hace y deshace sin otras jefaturas nacionales que le hagan sombra.
El 4 de julio, en Rawson,Ignacio Torres primereó y habló de un “grito federal” flanqueado por sus pares Rolando Figueroa y Alberto Weretilneck, al presentar la ampliación del gasoducto cordillerano. A coro, reivindicaron la importancia del aporte de la economía de la región a una administración nacional que, a su juicio, solo gasta lo que genera el interior.
El neuquino y el rionegrino, por ahora, no se plegarán a la juntada de esta semana. "Esa es la base. No la conformación final. Se puede ampliar", fue el mensaje este miércoles. Gustavo Valdés ya compró el pasaje para después de las elecciones en Corrientes. Hay otros nombres, algunos inesperados, que dicen que quieren subirse al tren.
Los equipos de comunicación de los cinco jefes provinciales tienen prevista una reunión para consensuar cuál será la marca común que identificará al nuevo armado electoral en octubre y si convivirá en las boletas con los sellos de las alianzas provinciales existentes.
El grito federal. Claudio Vidal, Ignacio Torres, Martín Llaryora, Maximilano Pullaro y Carlos Sadir.
“Como gobernadores, tenemos la enorme responsabilidad de defender los intereses de nuestras provincias y, al mismo tiempo, contribuir a la gobernabilidad de la Argentina", reza el comunicado difundido tras la reunión en la Casa de Chubut.
En ese párrafo está implícito que no serán las espadas legislativas de estos gobernadores las que ayudarán a dar vuelta el veto. Por el contrario, como lo plantearon semanas atrás, no piensan retroceder con las dos iniciativas que llevan las firmas de los 24 mandatarios.
“No es un espacio opositor, muchos de los gobernadores que lo integramos acompañamos varias políticas nacionales positivas, como el acomodamiento de la macroeconomía”, dijo Carlos Sadir en Jujuy. “En 2027 podemos tener un candidato a presidente y debería ser así”, aseguró Torres en declaraciones a Radio Mitre.
Otras voces, más ácidas, dicen que es una aventura con póliza de seguro incluida. Los cinco mandatarios tienen chance de reelección en sus provincias en 2027, debido a que la reforma constitucional en marcha en Santa Fe le dará a Maximiliano Pullaro esa opción que ya rige en la tierra de sus pares.
De Río Gallegos a La Quiaca
La puesta en escena del miércoles escenificó el anclaje territorial de cinco jefes provinciales que gobiernan de norte a sur del país. También el carácter estratégico de sus economías.
Santa Fe y Córdoba encarnan la potencia agroindustrial y exportadora del centro. Santa Cruz y Jujuy están en el podio de los distritos donde la minería tiene mayor participación del PBI. La provincia que gobierna Claudio Vidal además comparte con Chubut el potencial de sus cuencas petroleras.
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Con todo, la apuesta es política y este fin de semana el grito federal promete amplificarse con el respaldo público de centenares de intendentes de las distintas provincias.
Otro grito en la era de las minorías intensas
“Es una alternativa federal para salir de esta Argentina pendular y no caer en el rejunte del medio de siempre, que dos o tres dirigentes vanidosos se juntan para porotear dos o tres escaños”, señaló Torres este viernes para desmarcarse del mote de la fallida “avenida del medio” que rápidamente recibió la iniciativa federal.
Sin embargo, el clivaje centralismo versus federalismo que enarbolan es una dicotomía arraigada en la vida cotidiana de la Argentina profunda, que va más allá de un eslogan pasajero, y les abre una oportunidad.
El desafío será cambiar los términos de la discusión frente a un gobierno central que asumió prometiendo fundir a las provincias y que cabalga, desde diciembre de 2023, sobre la grieta casta/anticasta que domina la conversación pública y la intención de voto.
En la era de las minorías intensas, puede ser un factor clave para conformar un tercer actor de peso que se meta en la discusión grande por el poder.
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Cerca de uno de los gobernadores, trazan el futuro y ratifican la voluntad de pelear contra Milei en 2027. Huérfanos de socio bonaerense y lejos del kirchnerismo, como todos los que abrevan en el flamante armado federal, ratifican que Kicillof nunca será parte de sus planes. Al mismo tiempo, no niegan el diálogo bilateral en términos cordiales con el exministro de Economía y le reconocen su ficha limpia.
En el fondo, hay quienes esperan que se imponga en el pica pica con CFK y se convierta en el presidenciable K dentro de dos años. Si así ocurriera, les permitiría ensayar un pacto de caballeros de alta gama. El que entra tercero en las generales, acompaña al otro en el ballotage.
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Axel Kicillof y Maximiliano Pullaro, buena síntonia y cooperación.
Falta una eternidad. Nadie sabe si los federales y el bonaerense lograrán sus cometidos y, llegado el caso, si habrá de ambas partes voluntad de encontrar un hueco que los comunique por medio de esas paredes altas sin ventanas que los separan.
El único punto de contacto hasta hoy, por fuera de las reuniones colectivas, son las fotos de gestión que compartieron dos de los cinco fundadores del nuevo armado con el rebelde K. Por ahora, son solo cosas de gobernadores.