No es mero juego matemático. Señalan opositores, admiten oficialistas, el loteo de la administración, que incluyó asignación de áreas tanto a compañeros como a asociados en el Partido Cordobés, es uno de los lastres que condiciona al ex viceintendente.
Voces críticas describen caminos bifurcados a la hora de tomar y ejecutar decisiones. Otros describen túneles hacia oficinas del gobierno provincial. Correveidiles añaden que maniobras de juego propio de cada sector abundan en el Concejo Deliberante.
El equipo de Daniel Passerini
Rodrigo Fernández, secretario de Gobierno; Sergio Lorenzatti, de Administración Pública y Capital Humano; Diego Peralta, en Desarrollo Urbano; Alicia La Terza, en Educación; Ignacio Gei, Ciudad Inteligente y Transformación Digital; Raúl La Cava, Políticas Sociales y Desarrollo Urbano; Gabriel Martín, promovido a Ambiente, son los nombres a los que el passerinismo asigna la misma pechera.
No todos tienen el mismo peso relativo. Fernández sigue siendo aquel al que se encomiendan tareas candentes. Fortalecido, mantendrá la subsecretaría de Transporte bajo su órbita, una de las áreas más complejas, tanto por la esencialidad del rubro como por la variada procedencia de segundas y terceras líneas:, algunas operan como terminales del exsecretario Gabriel Bermúdez, el primer funcionario en ser eyectado; otras, del secretario de Transporte de la Provincia, Marcelo Rodio.
Fernández suma también la gestión de Defensa Civil, una de las partes en que se dividiera la desaparecida secretaría de Seguridad tras la salida de Claudio Vignetta. La mitad más espinosa, el control de las cuestionadas Guardias Urbanas, queda en manos de un llaryorista de estirpe, Juan Manuel Aráoz, titular de la Justicia Administrativa de Faltas.
Lorenzatti, el otro integrante de la mesa chica passerinista, no parece tan favorecido. A él debe reportar el flamante subsecretario de Finanzas y Presupuesto, Matías Vicente, otro llaryorista al que de un lado y otro de La Cañada consideran parte “del mismo equipo”, pese a lógicas interpretaciones sobre control de caja.
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Gabriel Martín es otro dirigente afín al médico generalista. Hasta ayer asesor letrado de la Municipalidad, deberá administrar el llavero de las múltiples dependencias de Ambiente, cartera clave para la proyección de Llaryora. Tras la salida de tres llayoristas puros, como Jorge Folloni (extitular de la secretaría), Verónica Bruera (COyS) y Enzo Cravero (ente BioCórdoba), el abogado transitará por terrenos ripiosos.
Fortalecido también quedará Ignacio Gei, quien llegara a la Municipalidad tras ser referencia técnica del Plan de Conectividad de la Provincia. A su cargo quedará la Subsecretaría de Integración Regional, aún en manos de Alberto Ambrosio. Dirigente del PRO, afín a Héctor Baldassi, es el asociado al Partido Cordobés con mayor rango en el esquema capitalino.
Cuadros técnicos también, Peralta y La Terza tendrán más exposición. Desde la intendencia consideran imperioso el avance en el plan de obras públicas ya anunciado, así como la presentación de indicadores positivos en la continuidad de los programas educativos en las escuelas municipales.
La herencia de Martín Llaryora
Tras la remodelación de Ambiente, Aráoz, Vicente y La Terza encarnan un admitido enlace entre las administraciones de Llaryora y Passerini.
El cuarto es Ariel Aleksandroff, quien permanece en Salud. Mirado de soslayo por puristas, su nombre ha encabezado cada rumor de recambio. Nadie duda, le exigirán mejores resultados. Se sabe, la materia sanitaria es primordial para un alcalde que sigue ejerciendo la medicina.
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El recuento de llaryoristas, empero, parece exiguo en cotejo con diciembre de 2023. A la mencionada salida de Folloni, Bruera y Cravero se suma la pérdida de rango de Mariano Almada. Hace 18 meses, de su secretaría dependían Cultura y Comunicación. Hoy, mantiene la primera de ellas, aunque devenida en subsecretaría y con muchas miradas escrutadoras detrás.
Articulación con Alejandra Vigo
La subsecretaría de Cultura dependerá de la Secretaría de Fortalecimiento Vecinal y Deportes, en manos de Héctor Pichi Campana. Pocas voces dudan que es uno de los ganadores con el rediseño de la junta municipal.
Considerado leal y orgánico por la primera plana del peronismo cordobés, incluyendo a Juan Schiaretti y Alejandra Vigo, con vasta experiencia en la función pública, Pichi aparece entre los rankeados para la competencia que se realizará en dos años.
El apoyo a su desempeño llega luego de recibir cuestionamientos por irregularidades en la primera tanda de las elecciones para renovación de autoridades en los centros vecinales.
Críticas y sospechas también afectaron a otro viguista, como Adrián Brito (director de Políticas Vecinales), ratificado en el cargo. Críticas y sospechas aludieron a Juan Domingo Viola, secretario de Participación Ciudadana y Juventud.
Refrendado en su cargo, el vocero del proyecto de reforma de la Carta Orgánica, parece firme. Intérpretes de la interna que lo tildaban de “líbero”, hoy lo ubican cerca del intendente, sin abandonar del todo la atmósfera llaryorista.
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Daniel Passerini y Raúl La Cava.
Más próximo aún al exministro delasotista aparece Raúl La Cava, séptimo “propio” en el poroteo municipal.
Iniciado en la función pública en tiempos en que “Daniel” ocupaba el ministerio de Solidaridad de la Provincia, el secretario de Políticas Sociales cuenta también con beneplácitos cruzados que incluyen a Vigo. Además, destacan su tarea en un área sobre la que recaen demandas derivadas de una crisis social que adjudican al abandono de obligaciones desde el gobierno nacional.
Mensaje al peronismo de Córdoba
Además de apoyos cruzados, La Cava, Viola y Campana comparten aspiraciones de probarse atributos de mando. Pero también son actores de peso en el trabajo territorial, herramienta clave para que el PJ mantenga hegemonía en la capital. Allí suelen toparse con el trajín de emisarios de los socios del Partido Cordobés, ya del PRO como el viceintendente Javier Pretto, ya radicales, como la vicegobernadora Myrian Prunotto.
Roces y desconfianza, que predominan en las bases peronistas, también se han dado en la disputa por la conducción de importantes centros vecinales. Acaso allí pueda buscarse la razón para la paulatina pérdida de participación de extrapartidarios en el renovado gabinete municipal.