19N SEGUNDA VUELTA

Debate presidencial: con los machetes vetados, Javier Milei acotó su agenda de campaña para estudiar

El libertario suspendió recorridas al conurbano y un acto en Parque Lezama, donde buscaba recuperar la mística de 2021. Apuesta a ganar en Economía y seguridad. Firma un empate en Salud y educación.

En junio de 2022, después de una exposición de su plan económico en un teatro de Córdoba en la que matizó conceptos teóricos con latiguillos proselitistas -como su combate contra “la casta”-, el ahora candidato presidencial de La Libertad Avanza, Javier Milei, viralizó el tesoro que lleva a cada conferencia: sus apuntes. Más tarde, los denominaría bullets (en inglés, balas), para nutrir el glosario libertario con una terminología anglosajona para ese tipo de anotaciones. No son otra cosa que una típica herramienta académica, con conceptos anudados mediante flechas y corchetes, que el diputado utiliza para ordenar sus ideas y recordar conceptos. Para el debate presidencial del próximo domingo, a diferencia de los dos anteriores, la Cámara Nacional Electoral (CNE) le prohibió tener machetes en atril, por pedido del candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa.

El ministro de Economía logró convencer a los jueces con un dato: en el Congreso está prohibido leer en los discursos, porque se interpreta que, si se permitiera, un representante del pueblo podría ser guionado por alguien que nunca fue votado para tener voz en el recinto. El libertario resistió hasta donde pudo. Su hermana y jefa de campaña, Karina MIlei, junto a Santiago Caputo, encargados de pelear por sus intereses, reclamaron por los bullets en las charlas para acordar el reglamento, pero no fueron considerados. En un acto de desesperación, Caputo quiso explicar que el economista no usa apuntes para leer y que los lentes se lo pone para simular seriedad. Los representantes de la CNE consideraron el argumento una burla del joven consultor.

En estas condiciones, Milei se encuentra ante un desafío que hace menos de un año no hubiera imaginado: jugarse la posibilidad de ser Presidente de la Nación, en un mano a mano con Massa, en una instancia en la que deberá tener paciencia y memoria. El tercer debate y la fiscalización, reconocen en LLA, son las claves para definir quién ganará el ballotage.

Tan preocupado está el diputado con la cita del domingo en la Facultad de Derecho de la UBA que, después del banderazo por Ciudadela y Ramos Mejía del lunes, que no lo mantuvo ocupado más de una hora, acotó al máximo la agenda del resto de la semana. El martes suspendió su visita a Bahía Blanca -antes había programado un viaje a Paraná y Rosario-, y el miércoles, aunque al final no hubo sesión en la Cámara baja, canceló sus caravanas previstas por Lanús y La Plata. Sólo aceptó volar este jueves a Mendoza, pero ordenó desactivar el acto programado para el viernes en Parque Lezama, en la Ciudad de Buenos Aires, que pretendía rememorar el cierre de la campaña legislativa de 2021, con la idea de recuperar la mística perdida. Necesitaba estudiar.

Tema por tema

En el equipo de Milei aseguran que no realiza un entrenamiento corporal sobre cómo actuar sobre el escenario -donde esta vez podrá moverse alrededor del atril-, sino que el coaching es sólo de contenidos, sobre todo ahora que no tendrá sus machetes. Un desafío que se trazó es no perder la calma -como ocurrió en el debate de la UBA ante los ataques de Patricia Bullrich- y, para los temas en los que descuenta que será atacado por Massa, repetirá el esquema defensivo que desplegó con éxito este miércoles su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, durante su duelo televisivo con Agustín Rossi.

El candidato presidencial afirmará, como su compañera de bancada, que la salud y la educación pública no corren riesgo de privatizarse bajo un gobierno de LLA; volverá a negar que tenga previsto promover la venta de órganos, aunque una de sus voceras (Diana Mondino) lo haya ratificado; y desestimará su vieja propuesta de instalar vouchers para estudiar.

Este tramo del debate será el más complicado para Milei. Formará parte del primer bloque y lo prepara con sus elegidos para liderar esas áreas si asuma la presidencia, como el pampeano Eduardo Filgueira Lima (Salud) y Martín Krause (Educación), quien se mostró menos activo en la campa{a, luego de viralizarse un video en el que banalizaba el holocausto. No sabe si quiere ser funcionario.

La primera parte del intercambio entre los candidatos presidenciales será sobre Economía: ahí Milei atacará a Massa por sus resultados como ministro. Si bien es la etapa de la noche en la que más confianza se tiene, hubiera llegado más seguro con sus bullets.

En el capítulo internacional, el economista tendrá otro flanco débil: explicar cómo hará para romper relaciones diplomáticas con Brasil y China, tal como anunció que haría su gobierno, sin arriesgar las relaciones comerciales. También tiene que justificar sobre sus declaraciones amistosas sobre los kelpers en las Islas Malvinas. El documento sobre la situación de los rehenes argentinos de Hamas, acordado por todos los bloques políticos, le quitó a Milei la chance de golpear a Massa con este tema.

La segunda parte del debate se iniciará con Producción y Trabajo, temáticas en las que Milei se siente confiado. Repetirá su proyecto de seguro laboral en reemplazo de indemnizaciones, que hasta el debate anterior tenía como promotor al sindicalista Luis Barrionuevo. En estas semanas lo repasó con Gustavo Morón, un lobista del mercado de los seguros que el libertario eligió como posible secretario de Trabajo.

Villarruel asesoró a Milei en los temas que se debatirán al final de la noche: Seguridad, Derechos Humanos y Convivencia Democrática. En este tramo, el diputado aportará datos de inseguridad -si los recuerda- y prometerá terminar con los piquetes.

En el debate por la vicepresidencia en el canal TN, la diputada llegó entrenada para evadir acusaciones de negacionismo, pero insistió en negar la cifra de 30 mil desaparecidos en la última dictadura. Será el mismo libreto que usará el candidato presidencial. No hay otro.

Javier Milei esconde la motosierra antes del ballotage: modera discursos y archiva la rabia.
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