La candidata a vicepresidenta de la LLA, Victoria Villarruel, logró sortear con éxito el debate con su rival Agustín Rossi. Bien coucheada, con datos finos sobre el atril y la ventaja de tener una dicción mucho más clara que el aspirante de UP, la diputada pudo eludir los temas incómodos, como su revisionismo de los años setenta y destacarse en aquellos que mejor domina su espacio, como la crisis económica y la inseguridad. Trató de escapar como pudo de los archivos de Javier Milei, pero no siempre lo logró.
El objetivo
Villarruel logró cumplir el plan en el que se preparó varias semanas: mostró a la LLA como un espacio dedicado a resolver los problemas centrales del país, como las diferentes consecuencias de la crisis económica (bajo poder adquisitivo, problemas de infraestructura y la falta de insumos médicos) y del deterioro social (tanto inseguridad como adicciones).
No abundó tanto en cifras sino en situaciones que ayuden empatizar con la gente, con frases como “los trabajadores en blanco tienen sueldos de hambre”, “los jubilados son la válvula de ajuste”, “la gente llora por no poder comer” o “no te podés atender en un hospital”.
Villarruel estuvo guionada para esquivar los ataques que - sabía- iba a recibir por su historia como activista a favor de la libertad de los represores de la última dictadura, que prefiere ocultar. Sólo admite su lucha por las víctimas de la violencia política, que reivindicó, pero sólo para refutar a Rossi, con ataques directos al ministro de Defensa Jorge Taiana, y la fallecida Hebe de Bonafini. También se animó a repetir que no hubo 30 mil desaparecidos, pero esta vez lo contrastó con el dato de la Conadep y que figura en el Museo de la memoria.
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“Sólo quiero que se cumpla la ley”, fue su respuesta cuando Rossi le preguntó si defendía a los genocidas que están en prisión, además de alguna mención poco clara sobre las prisiones preventivas. Luego, escapó con el latiguillo de “no hablar del pasado”.
Su manejo escénico le permitió simular los momentos incómodos y dirigir mensajes a sectores del electorado que LLA necesita para ganar, como la población de Córdoba y los adultos mayores. La diputada desplegó un plan defensivo en todos los frentes. Se anticipó a decir que en una presidencia de Milei continuará la salud y la educación pública, aun cuando Rossi le recordó que la plataforma electoral de su espacio no lo deja tan en claro. También se anticipó en desmentir que se eliminarán los remedios gratuitos a los jubilados ni las pensiones por discapacidad e ignoró las chicanas de Rossi sobre las descalificaciones de Milei a Patricia Bullrich, antes de conseguir su respaldo para el ballotage. Hasta se animó a reírse y chicanear a su contrincante con que, habiendo sido ministro de Defensa, no lo votaron ni "en la Antártida".
La parte del plan que se trazó Villarruel en la que tuvo una mayor dificultad de cumplir fue la de eludir las frases más polémicas que viralizó Milei, algunas muy recientes. Patinó cuando tuvo que justificar la propuesta de su jefe de privatizar el yacimiento de Vaca Muerta, aún cuando el subsuelo es propiedad de las provincias. Le costó explicar cómo mantendrá el comercio con China y Brasil después de romper relaciones bilaterales.
La actitud
Fue sin duda la mayor fortaleza de Villarruel, al dominar el tono del debate con una voz firme, clara, capaz de tapar a Rossi cuando ella se lo propusiera. Los minutos libres la favorecieron para imponer su mensaje e impacientar al jefe de Gabinete, que perdió el hilo del debate en varias ocasiones.
Por caso, la capacidad de hablar encima de su rival le permitió a Villarruel eludir preguntas sobre la última dictadura, el tema en el que tenía todo para perder, o al menos para no sumar una parte del electorado que necesitan para ganar el ballotage.
La compañera de fórmula de Milei volvió a destacarse ante las cámaras. Mantuvo su cuerpo rígido, como síntoma de seguridad, y no se mostró nerviosa cuando la discusión se desordenó y ambos se interrumpían sin entenderse. Hasta se animó a reírse.
El gol a favor
Villarruel cumplió uno de los preceptos futbolísticos que dice que no hay mejor defensa que un buen ataque. En el capítulo de derechos humanos, antes que Rossi la acusara de negar la última dictadura, enumeró las causas judiciales que arrastran exfuncionarios kirchneristas, desde la muerte del fiscal Alberto Nisman, pasando por los bolsos de José López, el pacto con Irán, la tragedia de Once o la condena a Lázaro Báez. No hizo más que embarrar la cancha y al jefe de Gabinete le costó imponerse en un tramo del debate en el que tenía todo para ganar. Hizo lo mismo en los capítulos de salud y educación.
Gol en contra
Villarruel trastabilló cuando Rossi la acusó de haber “carancheado” la muerte de dos militares que tuvieron un accidente en San Martín de los Andes. “La Justicia está investigando si fue un error humano o un accidente”, la informó el compañero de fórmula de Sergio Massa. La diputada quiso corregirse, pero el uso de ese episodio no la dejó bien parada.
Frase para el archivo
Con la soltura que mantuvo durante todo el debate, la diputada aprovechó un momento de ida y vuelta con Rossi para definirlo como “un comodín de los cargos públicos”.
Decidida a buscar el voto de los adultos mayores, sostuvo que “Los jubilados lloran porque comen un churrasco por semana”.