El titular de la AFA vio un partido de Barracas Central junto a Marcos Cleri, aspirante a la presidencia de Newell's. La trastienda y Astore, el renacido.
Chiqui Tapia en los palcos del estadio Julio Humberto Grondona, de Arsenal de Sarandí
La tarde del último lunes de abril se prestaba para ver fútbol. Barracas Central jugaba la anteúltima fecha del torneo. Chiqui Tapia asistió a la cancha de Arsenal de Sarandí a ver el partido. Lo hizo acompañado por un peso pesado del peronismo de Santa Fe. El dato, obviamente, no tardó en llegar a la Bota.
Aunque intentaron mantener la reunión en el más bajo perfil, el acompañante de Tapia fue rápidamente identificado: se trataba del exdiputado Marcos Cleri. Los contertulios no podían pretender que todo se mantuviera en secreto: esa tarde, Barracas derrotó 2 a 1 a Unión de Santa Fe. La delegación del “tatengue”, todos santafesinos, compartió tribuna con ellos y detectó rápido al hombre que manejó los hilos de La Cámpora en la provincia durante varios años.
Como puede presumirse, el tema de conversación que motivó el encuentro en los palcos del estadio Julio Humberto Grondona fue Newell's Old Boys de Rosario. Cleri está activo en la política del club rojinegro y es uno de los pocos anotados en la carrera electoral: quiere ser candidato a presidente en las elecciones que tendrán lugar este año, aunque aún no hay fecha confirmada. El presidente actual, Ignacio Astore, aún no convocó a la asamblea que debería fijar cuándo se vota.
El exdiputado peronista intensificó en los últimos meses sus viajes a Buenos Aires en busca de los avales políticos para concretar su aventura electoral. En ese marco se inscribe la reunión con Tapia, pero también con otros pesos pesados del peronismo. A su lado juran y perjuran que su objetivo es meramente futbolístico, no por nada se alejó de los primeros planos de la política tradicional. Sigue manteniendo conversaciones con actores a ambos lados de la grieta, pero no busca un rédito, al menos en el corto plazo. Cleri les dice a todos que quiere ser presidente de Newell's.
No es la primera vez que el exdiputado participa en la política del club rosarino. De hecho, formó parte de la etapa fundacional del proyecto que llevó a Astore a la principal poltrona del Parque Independencia y se lo podía ver en el predio de Bella Vista. Sin embargo, rápidamente pasó a engrosar el pelotón de heridos por el médico traumatólogo. "Astore es cirujano y opera solo", decía con ironía un colaborador suyo en ese entonces. Tras ese mal paso, se refugió en la gestión deportiva de Argentino de Rosario, el "salaíto" de barrio Sarmiento que milita en la Primera C del fútbol argentino.
El club del Parque Independencia logró algo de tranquilidad tras un comienzo de año revulsivo. El mal arranque en el campeonato del equipo que dirigía entonces Mariano Soso, con derrota en el clásico frente a Rosario Central incluida, agotó el crédito de Astore. Los cantos en su contra se multiplicaron partido a partido y parte de la comisión directiva comenzó a presionar para adelantar las elecciones. Sin embargo, beneficiado por una oposición diezmada y algo sorprendida por los tiempos acelerados, Astore resistió.
Al presidente rojinegro “nadie lo terminó de tumbar en su momento y ahora está vivo de nuevo”, dice un conocedor de la política rojinegra. Mientras la oposición no lograba la alquimia para dar un paso al frente, Astore cambió de técnico, apostó por Cristian “Ogro” Fabbiani -que paró la sangría futbolística y peleó la clasificación a los playoffs hasta la última fecha- y se apresta a inaugurar una nueva tribuna en el Coloso “Marcelo Bielsa”. Aquella idea de adelantar las elecciones, con el nuevo panorama, quedó archivada en algún cajón que ya no se abre.
La oposición rojinegra sigue sin reacción. El jueves pasado hubo una reunión con referentes de todas las agrupaciones. Era la previa de la definición por los clasificados a los playoffs: al día siguiente, Newell's debía enfrentar a Racing y, si ganaba, tenía serías chances de pasar a octavos. “Muchas dudas, querían esperar a ver qué pasaba al día siguiente en el partido, pero no podés permitir que un proyecto político dependa de un resultado”, se quejó uno de los asistentes.
De fondo, asoman dos fenómenos. Por un lado, la situación leprosa sigue siendo acuciante, por lo que es un fierro caliente que pocos valientes quieren agarrar. Por otro, la mayoría de los dirigentes de la oposición, de alguna u otra manera, formaron parte de gestiones anteriores que también se fueron con bajos niveles de aprobación. “Tiene que pasar lo que pasó con Milei, que apareció uno nuevo porque ya estaban todos quemados”, dice, medio en broma y medio en serio, un jugador de la política rojinegra. Al lado de Cleri se ilusionan con que el exdiputado sea el elegido.