Interdependientes para su conformación (de cada lista de legisladores emergen futuros ministros, en pensada articulación), de su armónico funcionamiento redundará buena parte del éxito de una gestión que, por cierto, nacerá en un contexto atravesado por crecientes dificultades. Particularmente relevante será el trajín parlamentario en una Unicameral que presentará paridad absoluta entre el oficialismo y Juntos por el Cambio, con 33 legisladores cada uno, escenario inédito desde la fusión del Senado y Diputados en un mismo cuerpo.
El gobernador electo sabe que debe acertar en la asignación de roles centrales para lidiar en este entorno. Dos en particular: el/la presidente provisorio, cargo propuesto por el oficialismo como autoridad, por debajo de la presidenta, la vicegobernadora Myrian Prunotto; el/la presidencia del bloque de HUxC, que debe respetar el formato de alianza, pero conservando rango para un dirigente propio.
Dos nombres ya conocidos, con perfiles y trayectorias distintas, pero avales transversales de diferentes sectores del peronismo cordobés, emergen (siquiera transitoriamente) como predilectos para ocupar esas tareas.
Séptimo en la lista por distrito único, Miguel Siciliano acredita ya una vasta experiencia en la gestión pública. Exfuncionario de la provincia, hasta el 9 de diciembre se desempeñará como secretario de Gobierno y Gestión General de Gabinete de la Municipalidad de Córdoba. Exconcejal por dos períodos, tiene aceitados vínculos con actores importantes de la sociedad, desde el ámbito jurídico hasta el ecosistema sindical. También preside la fundación Pensando Córdoba, usina de ideas desde la que proyecta propuestas y diagnósticos.
Dos dudas rondan su designación. El mismo perfil de gestor, profundizado en los últimos años, lo convertiría en un buen engranaje del Ejecutivo. Junto a ello, el consecuente deseo por convertirse en intendente de la ciudad, anhelo que debió deponer para limpiar el camino de Daniel Passerini.
Desde su entorno prefieren remarcar la falta de decisiones “oficiales”. Especialmente con todos los receptores atentos a la pulseada nacional. No obstante, destacan que el también abogado ya imagina vías de acción para una Legislatura donde el peronismo cordobesista no contará con quórum propio.
Los ajustados números, aseguran, obligarán a una atención muy cuidadosa con los parlamentarios, especialmente los propios. “No se puede resfriar ni uno”, bromean. El enfoque necesario, grafican, emularía la gestión con la de un ministerio. Diálogo y consenso, como mantras, luego de un período donde el oficialismo reunió una mayoría abrumadora: 53 sobre 70. Diálogo y consenso, también como señales de un tiempo donde la grieta ha sido saltada por la construcción libertaria.
No chocar
Otro nombre con predicamento es el de Nadia Fernández, quien cumplirá su segundo período como legisladora. Exconcejal, hoy es vicepresidenta de la Cámara. Aspira, con diversos apoyos, a avanzar un casillero hacia la presidencia, tarea que hasta diciembre ocupará Francisco Fortuna, hombre fuerte de la vieja guardia schiarettista.
Consciente de la necesidad de contar con el apoyo del bloque propio, se destaca su conocimiento “del paño” y su experiencia en tales lides. También los créditos otorgados por el tándem Schiaretti - Alejandra Vigo y el conocimiento, en épocas de fortaleza del kirchnerismo, con el propio Llaryora. “No va a chocar ese barco si se lo dan. Ya lo conoce”, dicen desde su ámbito a Letra P.
En sintonía con el entorno de Siciliano, restan dramatismo a una paridad de fuerzas que requerirá una dosis extra de “rosca”. “Por un lado, habrá muchas cosas para las que Martín no necesitará pasar por la Legislatura. Pero además, hay muchos dirigentes de la oposición que han tenido responsabilidad de gestión y otros tantos que llegan por departamento. Todos van a necesitar fondos, no hay margen para locuras”, interpretan.
El ascenso de Fernández contrasta con cierta declinación de Leonardo Limia, hoy presidente del bloque cordobesista. Cercano a la senadora Vigo, como Nadia, ocupó el quinto lugar en la lista por distrito único. Sin embargo, cuentan fuentes parlamentarias, no reportaría entre los más afines de Llaryora. “Martín juega con los propios, Juan y Ale no han pedido dejar a nadie”, cuentan a este medio.
Deserción y proyecciones
El ascenso en la cotización de Fernández y Siciliano responde también a razones que exceden atributos propios. La pasada semana Juan Manuel Llamosas, el primero en la lista presentada en junio, comunicó que asumirá su banca pero pedirá licencia hasta completar su mandato como intendente de Río Cuarto.
Tras los regulares resultados obtenidos en las elecciones provinciales, el alcalde debe cuidar una sucesión que mira con cuidado. Entre los postulantes para los comicios de renovación de autoridades que se celebrarán a mediados del 2024, sólo uno, Camilo Vieyra, se reconoce continuador de su obra. Los restantes tributan a corrientes desde donde llueven reproches a la actuación de Llamosas como custodio del legado cordobesista en el sur de la provincia.
Su salida supone una importante baja desde lo formal, considerando el compromiso tácito de asumir la presidencia de la Legislatura, condición por la que aceptó ceder en la puja por la vicegobernación. Sin embargo, las voces consultadas restan impacto. "A Juan Manuel lo vamos a esperar, sabemos su valía. Pero sobran dirigentes con condiciones para la tarea", conjugan.
Destino de Ejecutivo también aguarda a quienes sucedían al riocuartense en la nómina parlamentaria. Claudia Martínez espera confirmaciones sobre su continuidad como titular del Ministerio de la Mujer. Pese a diversas críticas sobre su gestión, vinculadas a la falta de articulación con Nación y a carencias operativas "en el terreno", su performance es reconocida por popes del modelo cordobesista. Similar expectativa mantiene Paulo Cassinerio, ministro de Vinculación Comunitaria, Protocolo y Comunicación de la Provincia, desde junio legislador electo por el departamento Capital.
Más clara parece la suerte del vicegobernador, Manuel Calvo. Exministro, jefe de campaña de Llaryora, propios y extraños le reconocen valía para una renovada administración. "Es el más idóneo, el que más conoce este ámbito. Fue legislador y juna a todos, propios y opositores", conceden voces que no abandonan cierto recelo.
Sin embargo, esos mismos atributos, más el conocimiento del Ejecutivo, tras haber acumulado mandatos en tres ministerios y tres secretarías (incluyendo la de Conectividad, emblema de la proyección schiarettista), lo ubicarían en un rol central de la próxima gobernación.