Sin sorpresas, el oficialismo de Bell Ville hizo los deberes. De manera contundente, Juan Manuel “Meco” Moroni retuvo la intendencia de la ciudad cabecera del departamento Unión, al sudeste provincial, al imponerse con el 49,61% de los votos. El actual secretario de Economía, apadrinado por el intendente Carlos Briner, festejó un triunfo con el sello de la Unión Cívica Radical (UCR). Detrás quedó Gonzalo Pedano, de Hacemos Unidos por Córdoba, con el 39,26%, dando cuenta de una fuerte polarización entre los dos frentes mayoritarios. Sin salir de la tendencia actual, la asistencia a las urnas apenas si superó el 60% del padrón de un total de casi 32.000 personas.
“Muy contentos con este resultado. Agradezco al intendente que me bancó. Fue el líder político. Agradezco a la Unión Cívica Radical. Esto es una construcción colectiva”, lanzó el flamante ganador que se llevó 9.580 sufragios contra 7.582 voluntades de Pedano.
En medio de los festejos y de la comodidad del segundo puesto cosechado por el oficialismo provincial, que recuperó presencia en el Concejo Deliberante local, la figura de Briner cobra más musculatura, ya que en esa pintura que en 2024 será la Unicameral se espera que el intendente saliente sea, por experiencia, referente natural del grupo de jefes comunales que debutan en el juego provincial.
Con dos buenas gestiones sobre el lomo, que lo llevaron a recibir guiños del gobernador Juan Schiaretti y de su sucesor, Martín Llaryora, el electo legislador provincial quedó posicionado como una de las figuras más importantes en el mapa político cordobés 2024. Los números del agitado año electoral lo respaldan. Fue el intendentismo el que dio más motivos para el festejo opositor que los “figurones” como Luis Juez o Rodrigo de Loredo.
Alza la voz
En 2022 Briner fue uno de los que encabezó la rebelión de intendentes boinablanca que alzaron su voz en busca de mayor protagonismo a la hora de las definiciones. Ese movimiento, del cual Briner fue parte fundante, desembocó en la creación del espacio Radicales Auténticos, de donde surgió la actual vicegobernadora electa, Myrian Prunotto, quien también jugó su partido para el naciente llaryorismo. En cambio, apesar de los "fueguitos", Briner no sacó los pies del plato, quedándose en el partido.
Desde diciembre, una Legislatura en paridad absoluta obligará a Llaryora a poner en marcha un mecanismo de relojería para alambrar el creciente poder del intendentismo.
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En ese contexto, y con el triunfo sellado en el curriculum vitae, Briner será de las voces “top” en la Unicameral. Como adelantó Letra P, Juntos por el Cambio corre peligro de sufrir una fragmentación legislativa que diluiría la buena performance conseguida en las provinciales donde recuperó varias intendencias. Mucho del futuro de la pata local cambiemista dependerá de la suerte de Patricia Bullrich en las elecciones generales de este mes. No son pocas las voces que auguran que esa canibalización está al caer.
“La política es pensar. Planificar y conseguir logros comunes”, lanzó un Briner que, como legislador provincial, anticipó que tendrá un “despacho de puertas abiertas” en la Unicameral. Por allí, seguramente, desfilarán “los tuyos, los míos y los nuestros”.
Ni tan tan
Para Hacemos Unidos por Córdoba, la performance de Pedano fue evaluada de manera positiva. "Sabíamos que iba a ser difícil dar el batacazo”, reconoció el joven dirigente.
Más allá de la fallida patriada de recuperar el bastión que hasta 2015 estuvo en manos del eterno apoderado del PJ provincial, Domingo “Mingui” Carbonetti, lo cosechado por Pedano significó la recuperación de dos sillas en el Concejo Deliberante para tener cuatro de nueve ediles.
Esta derrota tiene otra lectura, ya que le permite a Llaryora tener más certezas para poner en marcha el plan “alambre”, vía Entes Intermetropolitanos o Ministerio de las Cooperativas, que le permita balancear el empate técnico legislativo.