CÓRDOBA (Corresponsalía) A pocas semanas del encuentro realizado en Villa Giardino, se reactiva el pressing del intendentismo radical de la provincia, pese a que sus reclamos no fueron reconocidos en la narrativa oficial del evento. Los planteos apuntan a la integración en las estrategias partidarias de quienes ostentan las jefaturas comunales y también al reconocimiento hacia un trabajo territorial que resultará clave para cualquier figura con aspiraciones de calzarse una candidatura. Carlos Briner, intendente de Bell Ville, asume la representación colectiva y plantea también otros aspectos que preocupan al radicalismo del interior cordobés. Las pujas internas aparecen como el principal obstáculo para ejercer un rol principal en Juntos por el Cambio (JxC) y que, entienden, le impiden a la UCR tener un nombre para postular a la gobernación con mejor proyección que su socio del Frente Cívico, Luis Juez.
-En Villa Giardino, pidieron ser parte de la mesa de decisiones de la UCR y el planteo no fue tenido en cuenta. ¿Cómo sigue el reclamo?
-Considerar al foro de intendentes como un órgano partidario era una iniciativa mía, porque tenemos el contacto territorial más directo con la gente. De todos modos, dejamos sentado que en Córdoba los actores centrales del partido nos dejaron solos a los intendentes. Giardino se realizaba para pedir un candidato radical puro a la gobernación, sustentado en la unidad partidaria. Yo sostuve que éramos hipócritas, porque pedíamos algo que no somos capaces de cumplir. Los personalismos se han hecho hiperpersonalistas: solo se interesan en sí mismos y se olvidan de la gente.
-¿Se refiere a la pelea electoral para 2023?
-¿Cómo puede ser que en la Cámara de Diputados tengamos un bloque que se llama Evolución, que dice ser radical, pero está en otro lado porque no acepta que se votó y ganó Mario Negri como conductor? O sea, voy a satisfacer mi radicalismo al mismo lugar que los otros, pero en la institución donde debo expresar esto estoy separado. No. Esperá un turno más, vas a tener tu oportunidad. Y si es cierto que sos tan fuerte, pues vas a arrollar y vas a ser presidente de bloque.
-¿La crítica se agota en Rodrigo de Loredo?
-Lo mismo ocurre en el Concejo Deliberante de Córdoba. Tenemos sentadas personas que no están en el bloque de la UCR (N. de R: alude a Lucas Balian y Esteban Bria). ¿Por qué esa hipocresía de tener gente que gobierna bajo el nombre del radicalismo, pero en la institucionalidad del partido se mira el pupo? Por eso hago hincapié en los intendentes radicales, que tienen vocación y son los más probos. Tienen las administraciones más prolijas. Entonces, ¿por qué no son tenidos en cuenta dentro del máximo órgano partidario?
-Un sector impulsa la candidatura de un radical para la gobernación y las expectativas están puestas justamente en De Loredo.
-Sí. Indudablemente, en la consideración popular, es el radical mejor posicionado. Vamos a esperar que defina qué quiere hacer. Tiene derecho a pensarlo, a hacer su estrategia política.
-Antes de dar la pelea por las candidaturas, ¿el partido debe resolver las internas pendientes?
-Se pueden ir resolviendo juntas, pero al partido todavía lo veo insano. No ha hecho la suficiente autocrítica. Si la hizo, no produjo una acción concreta.
-¿Cuál sería esa acción concreta?
-Todo lo que se declama. Yo nunca me moví del partido, nunca usé gorra amarilla, no negocio con Unión por Córdoba ni con el gobierno nacional. Soy intendente y tengo que gobernar. Políticamente, soy puro de la UCR. No muchos lo pueden decir.
-¿Quiere decir que el radicalismo debería replantear su rol en Juntos por el Cambio? ¿Abandonar la alianza?
-No. Solos no. Sería un error. Se necesita un viraje de 180 grados a nivel provincial, tal como pide la gente. Para ese viraje, el radicalismo debe ser el eje principal de JxC. Eso está clarísimo. Es una pena que nuestro partido no se pueda poner de acuerdo y ser el verdadero cerebro. Sin despreciar a los otros partidos, tienen mucha menos fuerza. Ahora, para que al radicalismo se lo respete afuera tiene que tener cohesión.
-En JxC, Juez pica en punta para 2023. ¿La UCR aceptaría una fórmula encabezada por él?
-Es quien más mide para enfrentar al sistema provincial. El radicalismo no tiene hoy una persona que supere lo que puede medir Juez en términos electorales, pero primero la UCR tiene que mostrar hasta dónde mide, hasta dónde es capaz. Sin abandonar los principios, tiene que haber un modelo de partido integral, moderno, ágil, con gente que pueda mostrar gestiones. Hay ejemplos en las 127 intendencias que tiene el radicalismo en la provincia.
-¿Apunta a que haya internas?
-Si hiciera falta, sí. No es lo mismo mantener un eje discursivo que lanzar propuestas basadas en hechos realizados. Por eso insisto en la fuerza territorial de los intendentes. No es casualidad que la estructura partidaria siempre los deja de lado.
-Una mujer se lanzó como precandidata a gobernadora. Es Myrian Prunotto, intendenta de Juárez Celman.
-Me parece muy bien. Estoy al tanto de su pretensión, la comparto. No va a ser la única. Tenemos que ver qué mecanismos habrá en JxC, bajo qué condiciones. Porque son muy rápidos…
-La Mesa Provincial de JxC es la encargada de resolver ese mecanismo.
-Hay que tener mucho cuidado con la letra chica, el reglamento que instrumenten para candidaturas y espacios. Esa meritocracia que el radicalismo tanto declama se deja de lado a la hora de repartir cargos, por cuestiones hiperpersonalistas. El que quiera tener espacio tiene dos opciones: o se va del radicalismo o da la pelea adentro. Mientras haya fuerza, los intendentes vamos a dar pelea. Nos movemos para nutrir al partido de gestión y contacto con la gente, algo que ha perdido en los últimos 25 años.