PASO 2023

Córdoba: la pelea por un millón de votos anti-K define la suerte de Schiaretti

El gobernador y JxC compartieron pacíficamente el electorado antikirchnerista durante ocho años. Ahora, compiten de manera directa. El patrón del voto, de 2015 a 2023.

Este domingo por la noche se pondrá a prueba una de las máximas que dominan el imaginario político de la segunda provincia con mayor peso electoral del padrón nacional (8,69%). ¿Quién concentra la adhesión mayoritaria del antikirchnerismo? El componente reactivo a esa expresión del peronismo se fue cocinando a fuego lento con ingredientes inolvidables. Por ejemplo, la 125 que colocó al gobernador Juan Schiaretti como paladín del campo; o la revuelta policial de 2013 que Cristina Fernández de Kirchner eligió mirar pasivamente desde la Casa Rosada, mientras José Manuel de la Sota regresaba del exterior con los dientes apretados, el teléfono en una mano y en la otra, una bolsa de free shop con un perfume importado. También, la ausencia de recursos para obras y para cubrir el déficit de la Caja de Jubilaciones fueron tallando el concepto de la Córdoba discriminada.

La ausencia de un proyecto nacional con chances concretas que emergiera del cordobesismo, que extenderá su ciclo en el poder provincial a 28 años con Martín Llaryora, le permitió al porteño Mauricio Macri capitalizar el rechazo de cada una de las versiones electorales del kirchnerismo. Schiaretti, a diferencia de De la Sota, que encontraba allí el límite, entendió rápidamente que la convivencia con el sello amarillo era el camino.

Esa idea de 2015 perduró en el tiempo. Incluso, hasta hoy. Schiaretti encara su aventura presidencial en el atardecer de su carrera política. Tres veces gobernador, inició el periplo con la marca antigrieta Hacemos por Nuestro País con altísimos niveles de aprobación de su gestión y con el mismo norte: lograr una alianza con el PRO. Esta vez, con Larreta, que pujará este domingo por el liderazgo de Juntos por el Cambio contra Bullrich, exministra que descree de estas mayorías ampliadas y prefiere acorralar la construcción de consensos en el Congreso.

Estrategias

Schiaretti necesitará demostrar que es él quien expresa la mayoría antikirchnerista electoral que laboriosamente modeló con un inteligente uso de la idiosincrasia rebelde cordobesa y hechos objetivos de discriminación del poder central al interior. Lo necesita para mostrar lo que vale, pero la cotización sólo está dispuesta a hacerla el jefe de Gobierno porteño.

Si Larreta le gana la interna al núcleo halcón, el cordobesismo que expresa Schiaretti y que comparte Llaryora -pese a su peronismo inocultable- iniciará la nueva etapa de anclaje nacional que se ensayó con Macri en el temprano 2015. Si triunfa Bullrich, apelará a la receta infalible: mantener su poder de fuego en el interbloque Córdoba Federal en la Cámara de Diputados. También aplica si Massa logra su pase a la Casa Rosada.

Al fin y al cabo, la vieja guardia schiarettista siempre dijo que el electorado cordobés era inteligente y que sabía discriminar qué votaba en cada circunstancia. La referencia se repetía como un mantra cada turno electoral. El padrón se volcaba en masa hacia Cambiemos en las compulsas nacionales y ratificaba en iguales proporciones al peronismo provincial.

El millón anti-K

El repaso de los datos electorales desde 2015 es una prueba irrefutable de la convivencia peronista-cambiemista que cruza la provincia. La exposición refrescará la memoria y permitirá observar este domingo (o madrugada del lunes) cuánto de ese antikirchnerismo se arrebataron los convivientes en el corazón del país.

En julio de 2015 Schiaretti ganó la gobernación provincial en un escenario muy similar al de 2023. JxC compitió en unidad, pero con un kirchnerismo más remozado que nunca. El peronista obtuvo 745.240 votos; Oscar Aguad y Héctor Baldassi, 628.806 votos; y Eduardo Accastello, por la alianza filo-K, 319.942 votos.

En las PASO nacionales de agosto, el electorado cordobés acompañó la precandidatura presidencial de De la Sota en la pulseada contra Massa del frente Unidos por una Nueva Alternativa (UNA) con 635.864 votos (33,17%), una cifra similar a la que había obtenido Schiaretti un mes atrás. Esa marca de De la Sota es la que ahora se fijó como piso el gobernador que quiere ser presidente, aunque late fuerte el fenómeno libertario.

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En las generales del 25 de octubre de ese año, Macri lograría 1.155.333 de votos (53,22%) contra los 418.221 (19,26%) obtenidos por Daniel Scioli. La segunda vuelta profundizaría la preferencia cordobesa: el ingeniero sacó siete de cada 10 sufragios (1.546.831). El exmotonauta, 616.002 adhesiones (28,48%).

Ese millón de votos amarillo se mantendría más o menos estable en la elección de medio término de 2017. Cambiemos obtuvo cinco bancas con 996.950 votos (48,48%); el cordobesismo, tres, con 626.887 sufragios (30,48%); y el kirchnerismo, una, con 199.683 votos (9,71%).

2019. Crisis mediante, Córdoba no restó apoyo a Macri. Aumentó su marca de 2015 en primera vuelta con 1.394.104 votos (61,31%). El Frente de Todos salvó la ropa en territorio hostil con 666.445 votos (29,31%). La tercera vía, de la que Schiaretti participó, pero se bajó en claro guiño al fundador del PRO, reunió 113.734 votos (5%).

Como una muestra de que la real oposición sería en el Congreso y en una profundización del rechazo al peronismo nacional, JxC logró seis bancas de las nueve en juego. Otra vez la cifra millonaria. La coalición cosechó 1.140.338 votos (51,32%). El cordobesismo arañó una con el 17% de lo sufragios pese a la activa campaña de Schiaretti, que había logrado su reelección ese año confirmando la tendencia: sacó 1.101.960 votos (57,38%) frente a las dos listas provinciales cambiemistas que contaron con un Macri poco activo en la unidad cordobesa.

Esa misma masa electoral que revalidó la chapa de hacedor de Schiaretti, favoreció a Luis Juez y Rodrigo de Loredo en la carrera por sus lugares en el Senado y Diputados en 2021. El tramo encabezado por el radical logró seis bancas con 1.064.246 votos (54,06%). El cordobesismo retuvo dos. Juez repitió la cosecha para la Cámara alta. El espacio logró dos escaños y Schiaretti recuperó la banca que Carlos Caserio se llevó tras la separación política.

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La elección provincial de este año presentó un escenario novedoso. Martín Llaryora enfrentó a Juez con JxC unido, un proceso de instalación que empezó con las PASO de 2021 y una presencia insólita en medios nacionales. En una elección hiperpolarizada y con baja participación, el peronista sacó 870.935 votos (45%) y se impuso sobre el senador que logró 806.541 votos (41,85%).

Schiaretti imagina para este domingo un piso del 25%, situación que lo podría colocar como el candidato individual más votado en su terruño. El objetivo, en números reales, es mantener la parte mayoritaria de esa masa critica del millón de votos que permaneció inalterable con la profundización del discurso cordobesista y el rechazo al peronismo nacional.

Esa será su carta de presentación nacional si logra pasar a las generales, en las que imagina un acuerdo con Larreta, si este gana la interna de JxC. De lo contrario, buscará concentrar el voto peronista de las opciones que queden el tintero para potenciar su peso específico para negociar en el Congreso con Bullrich o Massa.

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