El precandidato presidencial de Juntos por el Cambio (JxC), Horacio Rodríguez Larreta, tiene claro que este domingo, cuando enfrente en las urnas a su rival interna Patricia Bullrich, tiene mucho para perder, pero todo para ganar. El jefe de Gobierno nunca apostó todo a un pleno en su carrera política, que se caracteriza por ser calculadora, metódica y basada en la gestión. Esa decisión le costó, pero aceptó las consecuencias que podría traerle no lograr su objetivo.
Larreta espera tranquilo las PASO, confía en los números que le arrojan las encuestas y cree que será el ganador de la disputa electoral. Sin embargo, hay una diferencia clave con Bullrich: construyó su campaña en base a su perfil de gestor y, de no imponerse en la interna, se quedará sin un distrito que administrar. Es decir, perderá su mejor cualidad. Todo un desafío para el alcalde.
"Muchos colaboradores saben que con Larreta en gestión no se van a jubilar. Cuando entendieron eso, hubo un cambio de chip", razonó uno de los integrantes de la mesa chica del jefe de Gobierno. En Uspallata hubo un cambio fuerte en las últimas tres semanas, sobre todo después de las elecciones en Santa Fe, que creó un aura de "a todo o nada" de cara a las PASO.
Aunque Larreta es diez años menor, tiene 57, que su rival en la interna no tuvo muchas camisetas puestas y la última, la del PRO, la tiene desde el 2023. En 1992 se inició en la gestión pública. Estuvo en las administraciones de Carlos Menem, Fernando De la Rúa y luego selló un acuerdo con el expresidente Mauricio Macri que se mantuvo sin ruidos hasta este año cuando lo enfrentó al decidir la concurrencia en las elecciones porteñas. La relación con el exmandatario es otro de los motivos que hacen que la apuesta sea a todo o nada. La jefatura opositora y hasta el ADN del PRO se juegan en esta elección, ya que Larreta -al contrario de Macri- cree en otro tipo de construcción para la coalición.
"Macri nunca le perdonó a Larreta la foto de Costa Salguero en 2021 (donde el jefe de Gobierno ubicó al exmandatario en una punta en la foto), y no haberlo escuchado en los últimos meses", recordó uno de los integrantes del PRO que está en el espacio desde su génesis. El alcalde hizo oídos sordos ante las críticas de Macri al anunciar el sistema concurrente de votación en la Ciudad y, sobre todo, a su intención de sumar al peronismo no kirchnerista de Juan Schiaretti a JxC. Si el domingo gana, el lunes no debería tener demasiada resistencia a plantear una alianza como la que se ha cansado de repetir, que abarque el 70% del sistema político.
La pelea de Larreta con Bullrich tiene otro condimento. Tanto en JxC como en el PRO miran ese enfrentamiento como una representación de David contra Golliat. En esa historia bíblica el primero, en clara desventaja física, derrotó al segundo con una honda y una piedra apelando a su intelecto. Con un golpe certero Goliat cayó al piso rendido sin chances de nada. En este pelea electoral, Bullrich corrió desde atrás, en desventaja en cuanto recursos, ya que se enfrenta a todo el aparato que tiene el jefe de Gobierno.
Perder esa pelea con todos los recursos y apoyos sería un duro golpe a Larreta, quien tendría muchos problemas para recuperarse. Sin embargo, en el caso de ganar el alcalde porteño se ubicaría como el nuevo jefe de la coalición opositora, sentaría las bases del inicio del retiro de Macri -siempre y cuando no logren encaminar su relación-, y terminaría con el concepto de que se necesita un candidato con carisma para ganar una elección presidencial.
Esas cuestiones son las que explican cómo Larreta, que quiere ser presidente desde que tiene cinco años, apostó todo para este domingo en las PASO. Ahora, sólo resta esperar el resultado.