Son pocos los casos de personalidades políticas que dejan la escena pública para disfrutar de la estabilidad que les puede brindar un emprendimiento que los vuelva a conectar con el ciudadano de a pie. Uno de los casos más resonantes fue el del tres veces gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, quien se había volcado a dar clases de Gobierno Abierto en España y administrar un local de ropa en Río Cuarto. Aquella historia sirve de antesala a lo que acaba de ocurrir en Río Negro. El pasado 10 de diciembre marcó el regreso de Alberto Weretilneck y definió la salida de Arabela Carreras del gobierno que comandó, en medio de un tironeo constante, en los últimos cuatro años. De regreso a su ciudad natal, la más poblada de la provincia, la exmandataria que no pudo ser intendenta se volcará a la actividad privada en el rubro chocolatero, emblema de Bariloche.
Tras jejar el Ejecutivo rionegrino, Carreras se mostró mucho más tranquila y en Bariloche reconoció que su futuro estará en la actividad privada. Esa misma afirmación la tuvo que repetir varias veces más para darle firmeza a una decisión que en algunos casos fue mirada de reojo y atribuída a la falta de espacio en el armado provincial. La exgobernadora lo negó y en una de sus últimas entrevistas televisivas aseguró que fue ella quien dijo basta y prefirió no tomar ningún cargo. Ni siquiera en el ámbito nacional.
“Yo voy a seguir haciendo política”, confió en esa entrevista en El Seis TV. Aunque también se mostró con ganas de regresar a la actividad docente como licenciada en Letras Modernas, habló de un emprendimiento gastronómico sobre el que prefirió no aportar detalles. Sin embargo, fuentes de su entorno aseguran que estará dirigido a la actividad chocolatera a partir de una franquicia propiedad de un excandidato a la gobernación, el empresario Gabriel Di Tullio, quien compitiera por el sello PPR.
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El chocolate es un producto de gran calidad en San Carlos de Bariloche.
Carreras está afiliada a JSRN. Cualquiera podría decir que su deseo por hacer política encontrará lugar en ese espacio, pero hay quienes no se apuran en asegurarlo. Una fuente con lugar en la mesa de conducción aseguró que el momento decisivo será el recambio de autoridades programado para marzo de 2024. Aun así se encargó de explicar que a la exgobernadora la ven “fuera de todo”. A modo de ejemplo, se refirió a su ausencia en las últimas reuniones en Cipolletti y Viedma. También destacó sus escasas apariciones en las fotografías partidarias recientes.
Lo cierto es que tanto en la gestión provincial que recién comienza como en la Legislatura poco hablan de ella. Los lugares, que ahora son menos, parecen asegurados para otras corrientes. Ningún funcionario de la mesa chica de la exmandataria sobrevivió al 10 de diciembre. Solo el tiempo, el mismo que cura todas las heridas, dirá si Carreras logrará reinventarse dentro de JSRN o si tendrá que buscar un nuevo hogar político, mientras se dedica a su empredimiento particular.
Del poder al llano
En diciembre de 2022, mientras buena parte de la sociedad se enfocaba en regalos, mesas navideñas y programas vacacionales, Weretilneck le puso fin a cualquier chance de reelección de Carreras y anunció que en las siguientes elecciones el protagonismo volvería a sus zapatos. Desde entonces, la barilochense se enfocó en su propio destino y, en un año completamente electoral, luchó hasta último momento para que se le reconociera su derecho de ser la candidata de Juntos Somos Río Negro en su ciudad. Con el correr de los meses y en medio de una brutal pero silenciosa interna, logró su cometido y se lanzó a una aventura que podía ser su última chance para continuar dentro del oficialismo provincial.
Para la ciudadanía barilochense era una vieja conocida, si se tiene en cuenta que su aparición en el municipio data de 2004, época en la que se la veía junto al recordado Alberto Icare, líder carismático del partido vecinal SUR y quien surgió luego del “que se vayan todos” que provocó la primera crisis argentina del nuevo siglo.
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Arabela Carreras dejó el poder provincial el 10 de diciembre. Se vuelca a la actividad privada.
Con el antecedente reciente de los ocho años de Gustavo Gennuso en la intendencia, la campaña de Carreras tuvo varios condicionantes frente a rivales que ofrecieron poco, pero al menos no tuvieron que responder por sus recientes decisiones. La gobernadora decidió no tomar licencia a pesar de las denuncias en su contra, se mantuvo activa en anuncios y dejó los fines de semana para dedicarse por completo a Bariloche. Tuvo que aprender a convivir con reclamos paritarios, de gestión o de infraestructura, como ocurrió con las escuelas. A esto se le sumó el siempre difícil invierno cordillerano y las falencias que mostró el municipio aliado, al menos en los papeles, en todo ese tiempo.
En este escenario, la misión de triunfar en los comicios de septiembre parecía por demás complicada, pero mantenía la carta del 36% de los votos que había logrado JSRN en las elecciones provinciales de abril. Todo parecía indicar que ese sería su piso en un turf andino que la ubicaba primera con “el caballo del comisario”.
Sin embargo, y contra todos los pronósticos y sensaciones callejeras, Bariloche volvió a demostrar que no es una ciudad sencilla de analizar y su derrota fue tan sorpresiva como dolorosa para un oficialismo que perdió un baluarte electoral. A pesar de su pasado como funcionaria, convencional constituyente y concejal de la ciudad, Carreras logró apenas el 15,30% de los votos y quedó por detrás del sindicalista Walter Cortés (PUL) que cosechó el 19,64% de los votos válidos. El golpe fue de tal magnitud que la gobernadora se sumergió en el silencio y reapareció diez días después en un acto en la Casa Rosada para hablar de las ventajas del hidrógeno verde, ese megaproyecto que pareciera haber quedado del mismo color.
Como si la derrota en sí misma no fuera suficiente, debió esperar en su puesto hasta el 10 de diciembre y responder a los señalamientos de propios y ajenos. Así fue que la gobernadora fue recuperando protagonismo en el escenario provincial y hasta participó de los espaldarazos que le dio JSRN a la candidatura presidencial de Sergio Massa. Una vez más, la derrota dejaría marcas y pondría punto final al año electoral.