Artífice de la candidatura de Adorni, arribó escoltada por los Menem. Creen que le arrebataron el corredor norte al PRO. El catering se salvó de la motosierra.
Roberto Piazza en el búnker de LLA.
El el escenario, a la espera de Manuel Adorni y Javier Milei.
La motosierra no pasó por el catering.
Minutos antes que cerraran las mesas de votación, el búnker de La Libertad Avanza instalado en los primeros dos pisos del Hotel Libertad ya comenzaba a llenarse de miembros del gobierno de Javier Milei. Sin arriesgar números de boca de urna, una palabra auspiciosa se repetía: "batacazo".
Una de las primeras figuras relevantes del ecosistema libertario en hacer su ingreso triunfal por la entrada principal del hotel, que da a la intersección de la calle Maipú y avenida Córdoba, fue la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei: fue su lapicera la que anotó, en base a una estrategia electoral purista, la que se pone en riesgo este domingo al haber anotado al vocero Manuel Adorni como primer candidato a legislador.
La hermana presidencial subió al VIP sin hacer declaraciones ante la prensa. En el lobby central del hotel la esperaba la legisladora Pilar Ramírez. Poco antes había arribado una comitiva encabezada por Martín Menem y Lule Menem, que subieron directo al segundo piso del hotel, reservado sólo para el gabinete, integrantes de la lista e invitados especiales, como el modisto Roberto Piazza, uno de los rostros más conocidos que se vieron en el búnker.
En los pasillos, mientras el salón se mantenía vacío, a la espera del llenarlo de militancia libertaria, una importante figura del oficialismo no dudaba en repetir un augurio: "batacazo". Según algunas fuentes de diálogo cotidiano con los hermanos Milei, la palabra estaba respaldada por las mesas del electorado del corredor norte, históricamente referenciado en el PRO. Sin embargo, reconocían que tendrían dificultades de imponerse en la zona sur de la Ciudad, donde el kirchnerismo estaría haciendo una muy buena elección.
La motosierra libertaria no pasó por el catering que, hasta el cierre de esta nota, sólo estaba disfrutándolo la prensa. Había café, jugo de naranja y facturas. El resto del auditorio donde se montó el escenario, desde donde se esperan las palabras de Adorni y Milei, estaba vacío. Un único atril los espera, con tres pantallas gigantes y un campo reservado para la militancia.