GUERRA TOTAL DE BAJA INTENSIDAD

Axel Kicillof vs. CFK: la táctica de la indiferencia

El gobernador no responderá el fuego de La Jefa. Avanzará paso a paso, parado en los votos de los intendentes. Libro de pases abierto y el gabinete no se toca.

No dirá nada, ni mu. Axel Kicillof se ciñe al único plan que, según el gobernador y su entorno más íntimo, puede redituarle ganancia en la pelea cuerpo a cuerpo a la que lo invita Cristina Fernández de Kirchner. La ejecución de la estrategia de la indiferencia, montada básicamente sobre su silencio público, volvió a quedar en evidencia este viernes. Fotos, tropa, hechos... no palabras.

En La Plata juran y perjuran que no los sorprendió la embestida de CFK, quien desde el encierro en San José 1111 y por carta abierta culpó al mandatario de la derrota electoral de octubre en territorio bonaerense. “En cualquier momento viene un tuit”, dicen que presagiaba Kicillof en estos días.

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El gobernador se mantendrá en silencio absoluto. No hablará de internas ni del “pasado” ni de “lo viejo”, pero contestará con movimientos estratégicos para fortalecer su posición en la interna. Lo hará, como desde el principio de su sublevación, apoyado en los intendentes a los que juntó este viernes en Berazategui, quienes impulsaron el desdoblamiento comicial y en septiembre se quedaron con algo más que urnas llenas de votos, bancas en los concejos deliberantes y butacas en la Legislatura: revalidaron la vigencia del aparato, su poder de juntar votos.

El domingo del batacazo libertario en Buenos Aires, en la noche del 26-O, el intendente de Ezeiza, Gastón Granados, cortó con los eufemismos. “Es un mensaje para los dirigentes nacionales, tienen que entender que somos los intendentes los que tenemos los votos”, disparó. Fin.

“El que se sube se sube”, desafían en La Plata y ofrecen ticket para sumarse al tren en movimiento que rumbea hacia 2027, el único futuro en los planes del gobernador tras ocho años de gestión y el horizonte ralo de figuras de la oposición que asoman como alternativa seria a Javier Milei.

El kicillofismo se esfuerza en hablar de “construir algo diferente” y asegura que “no hay vuelta atrás… al que no le guste, que haga otra cosa”, mandan el mensaje envenenado a La Cámpora de Máximo Kirchner, una versión doméstica del recordado “armen un partido y ganan las elecciones” que gritó CFK en 2011, y tras lo cual Mauricio Macri llegó a la Casa Rosada y ahora Milei.

No discutirás con CFK

Casi como si hubieran sido elegidos estratégicamente para una conferencia pospartido al que le falta revancha, el intendente Julio Alak (La Plata) y el exalcalde de Ituzaingó, Alberto Descalzo, expertos en el arte de la diplomacia, evitaron echar leña a la hoguera que horas antes había avivado Cristina. Lo mismo hizo Carlos Bianco, vocero designado. ¿Hablaron de la carta de Cristina?, le preguntó Letra P a Descalzo. “No le damos importancia”, hundió el hierro, pero hasta ahí nomás, y mencionó rápidamente dos términos que serán clave las semanas próximas: presupuesto y endeudamiento.

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La Legislatura será el territorio donde se siga jugando la partida, con el proyecto de Presupuesto y el Endeudamiento como ejes centrales, partes de un botín más grande en disputa. “No se puede dejar a Kicillof sin leyes tan importantes”, dice Descalzo y manda el mensaje a La Cámpora, cuyos votos son imprescindibles para aprobar esas iniciativas.

Esta vez, a diferencia de lo sucedido durante el año, cuando los proyectos naufragaron en el parlamento no sólo por la postura de la oposición, sino también por diferencias al interior del bloque Unión por la Patria, el kicillofismo “dejará que el recinto hable” y quien “no acompañe al gobernador quedará como oposición”. “No es un problema con Axel, es con los millones de bonaerenses”, chicanean en el palacio de calle 6.

Axel Kicillof vs. CFK: es la tropa

Esa tropa de cuarenta y pico de jefes comunales que componen el Movimiento Derecho al Futuro (MDF) podría ampliarse más temprano que tarde. Rumores a un lado y otro de la grieta coinciden en que un grupo de siete intendentes -más o menos cerca del camporismo, según el caso, de distritos del conurbano y de una sección del interior- piden pista para jugar en el equipo de Kicillof, aunque evitando calzarse la camiseta.

kicillof e intendentes
Axel Kicillof pasó revista a su tropa de intendentes en el Parque Pereyra. Gestos, fotos, no palabras.

Axel Kicillof pasó revista a su tropa de intendentes en el Parque Pereyra. Gestos, fotos, no palabras.

Difícil que eso prospere, meten presión en La Plata. No porque no quieran recibirlos, sino porque “ya no hay lugar para los grises”. “Ya vimos cómo les va a las avenidas del medio”, grafica un integrante del gabinete bonaerense y menciona el experimento Provincias Unidas.

Kicillof aspira a convertirse en la mejor opción de uno de esos dos grandes espacios en los que está configurada la política nacional, uno de los cuales ya le pertenece al Presidente.

Lograrlo dependerá de muchas cosas, pero hay una central y primaria: necesita deskirchnerizarse sin perder los votos del kirchnerismo, sin los cuales ¿no es nada? Kicillof es su propio Riesgo Kuka. Necesita enjuagar su ropaje para diluir el color cristinista y convertirse en algo nuevo, más abierto, con chances de seducir a un electorado de centro y a sus dirigentes. Es una tarea colosal para la que no se conocen recetas.

El paso a paso de la rebelión de Axel Kicillof

Lanzar el MDF fue un primer movimiento y no bancar a CFK en la pelea con Ricardo Quintela por el PJ fue el punto de no retorno. Desdoblar la elección fue el otro gran golpe en la mesa con el que mostró independencia de su madrina política y, al mismo tiempo, le permitió armar su propio partido electoral. Lo dicho otras veces en este espacio: Kicillof no desdobló para evitar la nacionalización de la campaña, lo hizo para axelizarla. Lo logró y lo coronó con un triunfo.

Maximo Kirchner y Axel Kicillof FP
Máximo Kirchner y Axel Kicillof: máxima tensión en el escenario de la derrota del 26-O.

Máximo Kirchner y Axel Kicillof: máxima tensión en el escenario de la derrota del 26-O.

Alejarse lento, casi sin nombrarla, sin entrar en riñas discursivas. Sumar de a poco y de todos los sectores. Esa es la estrategia del gobernador. Ser más grande para agrandarse más. Todo, sin ir al choque, sin romper. En esas lógica se inscribe, por caso, la táctica de mantener en el gabinete a dirigentes que responden a Kirchner. “Si cumplen, responden, no tienen por qué irse. No tenemos problemas de gestión”, repiten cerca del gobernador.

En La Plata juran que, a contramano de versiones que indican lo contrario, los intendentes no exigieron limpieza en el gabinete, pero reconocen que las negociaciones en puerta tendrán a los territoriales como seguros beneficiarios en detrimento de lo sucedido en otras oportunidades. Lo importante es lo que viene. Y lo que viene será con los jefes comunales. A fin de cuentas, el poder de los votos es irremplazable.

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