Marcela Pagano vs. Lilia Lemoine, el retrato de una época
Influencers al poder: la Argentina de Javier Milei, en el duelo a vivos de Instagram de las diputadas libertarias. ¿Ficción mala y peor realidad? Forma y fondo.
Marcela Pagano y Lilia Lemoine: duelo de celulares.
En la foto se las ve a las dos apuntándose con los celulares. Están en el Congreso, en la sesión del jueves pasado. Ya sabemos: son Marcela Pagano y Lilia Lemoine, dos de las figuras más conocidas de La Libertad Avanza, la marca electoral de Javier Milei. Suena extraño, pero no es un acting para la foto. Es real.
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Las diputadas se acusan mutuamente de traición a la causa libertaria, pero la foto refleja mucho más que eso. Como destacó al pie de su tuit Ivan Schuliaquer, es una foto de época. El reflejo del empoderamiento de los influencers en la política. Una nueva subjetividad. Sin embargo, no todo acaba ahí. La foto también nos permite pensar dos problemas: uno de forma y otra de fondo.
Foto que define a una época. Influencers haciendo política, con nichos a los que alimentar. El mundo mirado desde el propio celular y desde las cuentas personales. Como si no hubiera nada más por encima, como si la sociedad y el resto de la gente no existieran. Foto de C. Brigo pic.twitter.com/44IWSwIyyB
Marcela Pagano vs. Lilia Lemoine: el problema de forma
Arranquemos por la forma. Por supuesto que es fácil descubrir en la imagen el destiempo de las dos legalidades en pugna. La de la política tradicional, el Congreso, los partidos políticos, con sus organizaciones y sus principios y, por el otro, el de las redes. La inmediatez de las redes. Lo performativo. Finalmente, ellas hacen un teatro dentro de otro. ¿O acaso el recinto parlamentario, heredero del ágora ateniense, nos es un plató, un espacio de representación? De hecho, ambas se exponen doblemente. En el Congreso, esfera pública del ritual moderno por excelencia, con su puesta en escena de lo político. Y, por otro, la esfera pública posmoderna de celulares y aplicaciones: Instagram, Tik tok.
Como es evidente en la foto, la primera no les alcanza. ¿Pensarán que el Congreso es una mediación desconectada de la gente? De hecho, la foto nos lanza una pregunta: ¿cómo se ejerce la representación política en la era digital? Para dar un dato: Lemoine y Pagano, juntas, tienen en Instagram500.000 seguidores. Más de cuatro puntos de rating televisivo en el AMBA. Si alguna vez pensamos que se podía hacer política en directo, ellas lo están probando. Allí, el celular es un arma: comunicación, exposición y escrache. ¿O los libertarios no armaron un partido político por las redes? Los celulares fueron sus unidades básicas, los grupos de chats sus carnets de afiliación, el Instagram sus plazas y movilizaciones y el mundo digital, su ideario político. Todo, acá y ahora.
Luego de que Lemoine dijera en televisión que había sido amenazada por Pagano, la periodista contestó por Twitter, la mandó a tomar “pastillas psiquiátricas” y aseguró que “extorsiona” con videos que ella misma graba
En el vivo por Instagram de esa jornada, Pagano le reprocha a Lemoine que la amenaza. La palaba adversativa de Verón queda chica. Hoy, la crueldad manda y la política abusa de hipérboles semiológicas: degenerados fiscales, el papa es el representante del maligno... todas frases típicamente exageradas de Milei. ¿O el Presidente no se paseó por la televisión durante dos años representando la bronca de la gente? ¿Ese era el guión del mago del Kremlin? ¿Los ingenieros del caos? No hay que andarse con chiquitas, diría un especialista en economía de la atención. John Austin decía que se podían hacer cosas con palabras. También las cosas pueden volverse mensajes. Hipótesis: los libertarios están cosechando la violencia que sembraron en estos casi dos años de gobierno. Así, la palabra “bala” que prometíaJosé Luis Espert vuelve convertida en una piedra.
Marcela Pagano vs. Lilia Lemoine: el problema de fondo
Respecto al fondo, la foto también puede inquietar. Allí, Lilia Lemoine, que pareciera expresar la completa subjetividad libertaria, está vestida con traje. Saco y corbata. ¿Es el disfraz de diputado? ¿En sí misma una parodia? Como ella es cosplayer, no es extraño.
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Diputada Lilia Lemoine.
¿Acaso el Presidente también juega el juego ese? En este caso, usa el disfraz de Presidente. O también podrían estar diciéndonos que ahí no está el poder. Que el poder se juega en otro teatro, quizás desconocido para las mayorías. Se ríen de la representación tradicional del poder porque saben que está devaluado. ¿O son cómplices de esa devaluación devaluándose ellos mismos adentro de la obra?
Es difícil saber si son malos actores o son malos los papeles que tienen que representar. Quizás esto me preocupa solo a mí, porque es evidente que a ellos no. Porque los libertarios son extraños. Se autodefinen como partidarios de una revolución liberal global, destinados a luchar contra siglos de igualitarismo, socialismo, comunismo, apalancados en los intereses más concentrados del mundo, la troupe de multimillonarios como Elon Musk, Peter Thiel o Mark Zuckerberg, pero sus gladiadores, aquellos que están al frente de la batalla y, como se dice, ponen la cara, son outsiders: maquilladoras, tarotistas, panelistas de televisión, parteners de famosos. ¿No hay cuadros más preparados en las élites del poder para llevar adelante esta batalla? ¿O la batalla es tan indefendible que necesitan personajes al borde del psiquiátrico?
Es posible que este experimento termine pronto. Que sea, acaso, una mala obra de teatro con malos actores. Pero el problema fuera de la sala seguirá siendo el mismo. De forma y de fondo.