ROSARIO (Corresponsalìa Santa Fe) La primera medida que tomó Claudio Brilloni después de asumir como el cuarto ministro de Seguridad del gobernador Omar Perotti fue designar un nuevo jefe de policía en la provincia, el hasta ahora subjefe Martín García. La decisión tiene mucho de simbólica, no solo porque implica marcar una diferencia con su antecesor, el renunciado Jorge Rimoldi, sino como declaración de principios de lo que pretende para las fuerzas de seguridad, en el ojo de la tormenta por la creciente violencia en Rosario y el sur de la provincia.
“García tiene voz de mando, conoce el territorio, la tropa lo respeta, motiva, impulsa... Siempre lo veo de combate, trabajando en los distintos escenarios”, dijo Brilloni en Aire de Santa Fe sobre su elegido para poner al frente de la policía provincial. “Hay que apuntalarlo, asistirlo y reforzarlo”, agregó.
El hasta hace unas horas secretario de Seguridad se trazó dos objetivos en su plan de gestión para los últimos diez meses de gobierno perottista: “Bajar los índices de criminalidad y encarcelar a los delincuentes que tanto asuelan a las ciudades de Rosario y Santa Fe”, afirmó. Para eso, promete un fuerte trabajo territorial, un despliegue operativo “flexible, contundente y complementado con un serio trabajo de investigación policial”.
Brilloni, que a diferencia de su antecesor, un comisario retirado, no proviene de la policía sino de una fuerza federal, la Gendarmería Nacional, dice tener como principal meta de la gestión que inició este miércoles en la cartera más caliente del gobierno provincial “fortalecer a la policía, motivarla y entrenarla para que esté a la altura de las circunstancias y las exigencias de los tiempos tan complejos".
En ese sentido, asegura tener un proyecto pedagógico de entrenamiento “significativo” y de resultados “inmediatos". “Estoy seguro de que el conocimiento que tengo me va a permitir poner en funcionamiento este sistema con resultados a corto plazo”, dijo en la entrevista radial. También promete equiparla y combatir la corrupción. "Los policías corruptos van a ir presos", dijo.
El exgendarme tiene frente a sí una papa humeante en Rosario, una ciudad azotada por índices de criminalidad superiores a la media y disputas del narco a cielo abierto, con asesinatos y balaceras contra edificios públicos. Fue, justamente, un atentado a un centro de salud municipal lo que detonó este miércoles la salida de Rimoldi, fuertemente cuestionado por el intendente Pablo Javkin. “La policía no está, yo no la veo, no está”, se quejó el mandatario local.
Brilloni, quien tiene una buena relación con Javkin, dice tener un plan “terrenal y asequible” para la Cuna de la Bandera, que permita tener “objetivos a corto plazo”, y no se preocupa por la presencia policial. “Los efectivos los tenemos, es cuestión de que ajustemos algunos procederes. Estoy convencido de que lo vamos a ver”, dijo.
De todos modos, evitó circunscribir el foco de atención a Rosario. “Tenemos que tener un plan integral para toda la provincia, para que no sea un lugar de paso ni de consumo” de la droga, remarcó. “Vamos a desarrollar un plan para que toda la provincia esté a resguardo de todas las organizaciones criminales que hoy nos preocupan”, completó sin mayores precisiones. Los detalles y, sobre todo, los resultados deberán llegar más temprano que tarde.