RUBEN RIMOLDI

Primero sheriff, después ministro

El mando natural no se toca, dice el nuevo ministro, que busca una policía a su medida. Política, out. La disputa con las fiscalías por las investigaciones.

ROSARIO (Corresponsalía Santa Fe) "¿Si esta situación de inseguridad se puede acomodar? Sí, con autoridad plena". La frase, sin vacilaciones, es del nuevo ministro de Seguridad santafesino, Rubén Rimoldi, y deja en claro que, antes que nada, buscará reestructurar la fuerza policial para resolver la problemática. Es lo mismo que proponía el gobernador Omar Perotti, pero para el otro lado. Hay aires de cambio de paradigma en Santa Fe desde el martes por la tarde, cuando el gobernador jubiló su premisa de que el ministerio tuviera una conducción política. El nuevo ministro es un comisario general retirado, un policía con 30 años de servicio quien, además, se inclina con vehemencia por la verticalidad y el rechazo a reestructuraciones de fondo de la fuerza policial.

 

En ese sentido, Perotti también mandó a la hoguera el manual que empuñaba junto al exministro Marcelo Sain, que proponía tres leyes de reforma y modernización policial para cortar el vínculo de la fuerza estatal con el mundo narcocriminal. El gobernador parece decidido a pagar ese costo porque la inseguridad y la violencia recrudecieron en las últimas dos semanas. Para eso eligió a Rimoldi, un expolicía de 61 años y perfil duro que estuvo en la fuerza hasta que en 2008 renunció al cargo de jefe de la Unidad Regional IV, luego de que el entonces gobernador Hermes Binner designara a un comisario de menor rango que él al frente de la fuerza provincial. "No puedo subordinarme a las órdenes de un superior de menor jerarquía que yo", sostuvo. No a cualquiera lo apodan el Tigre.

 

Su idea de conducción parte de allí: el mando natural no se toca. “La equivocación es sobrepasar los mandos naturales, la obediencia se da por eso. No busquemos otra forma de que esto funcione”, dijo hace apenas siete meses en una entrevista radial con Apropol, un grupo de policías que se autopercibe como una entidad sindical. De hecho, cree que hoy no hay esos mandos porque jubilaron a quienes se capacitaron en la policía hasta 1983, cuando cayó la dictadura cívico-militar.

 

En esa misma entrevista, brindada en enero de este año, criticó varias designaciones que realizó el gobernador empezando por su primer jefe policial, Víctor Sarnaglia, y siguiendo con varios del actual organigrama que deberá conducir. “(Perotti) trajo a un gendarme de secretario (NdR. Claudio Brilloni, secretario de Seguridad) y pregunto: ¿Quién va a obedecer a un gendarme? Trajo a (el subsecretario de Seguridad Preventiva, Gustavo) Pucheta, que es mayor. Todo al revés están haciendo”, agregó. ¿Cuál es la solución que plantea? Retrotraer, por medio de una intervención, todo a 2008, año en que se estableció la ley del personal policial durante el gobierno de Jorge Obeid

 

En su asunción dejó en claro que el norte son los cambios del esqueleto policial para dejarlo a su medida. “Las políticas de seguridad continuarán de la misma manera. En la policía, ordenaremos los mandos como corresponde y también vamos a reestructurar para que en los lugares más álgidos estemos más presentes. Reacomodaremos los cuadros para volver a poner la policía en la calle”, sostuvo.

 

“Si hoy se levanta cruzado Perotti y pide por Rimoldi, ¿se puede acomodar?”, le preguntó el conductor. “Sí -contestó-, pero con autoridad plena (...) Si me preguntan si se puede solucionar digo sí, pero no me pidan soluciones para mañana. Necesito el poder para manejar una fuerza de una forma totalmente distinta y que la política no se meta. Sólo las órdenes de las políticas de Estado que pretenda, nada más, no se pueden meter en los mandos naturales”. Suena al “autogobierno” que criticaba Sain con la banca del gobernador.  

 

Polícia vs. fiscalías

El cargo es claramente de conducción, por lo que los vínculos son elementales. Perotti parece darle poder al ministro, algo que nunca logró el saliente Jorge Lagna, pero no sólo deberá tener roce con el Ejecutivo sino, también, con otros poderes, como el Judicial. En ese punto, la relación con el Ministerio Público de la Acusación (MPA) puede ser vital para la prevención y baja del delito, porque las fiscalías dirigen a la policía en función judicial para las investigaciones. De nuevo aparece en escena el tema de los mandos.

 

Es un asunto que advirtieron en Seguridad cuando Rimoldi fue designado. Con las fiscalías empoderadas y con las facultades para conducir las investigaciones, ¿chocarán con el nuevo perfil de la fuerza policial? ¿Bajará Rimoldi una línea de resistencia que termine empiojando el trabajo? Por lo pronto, hay una opinión del nuevo ministro al respecto del Código Procesal Penal que le dio atribuciones a las fiscalías. ““Es un limitador para la policía desde el momento que se le quitó la facultad de investigar, como estaba en el Código anterior, y se lo dieron de golpe a la Fiscalía. Me refiero a que no le han dado la capacitación suficiente. Han tomado abogados”, agregó en la entrevista citada.

 

Candidato

Una vez que entregó la placa, Rimoldi se enfocó en el asesoramiento en seguridad: desde intendencias hasta la Liga Casildense de Fútbol. Incluso logró asesorar al Ministerio de Gestión Pública. En uno de sus proyectos, intentó implementar, en las ciudades de Casilda y Las Parejas, el sistema de monitoreo que aplicó Tigre cuando Sergio Massa era intendente.   

 

La designación también se sometió al escáner político y saltó el dato de que en 2015 fue candidato a intendente de su ciudad natal, Casilda, por el Frente Progresista. En su presentación, dijo que el gobernador no se desayunó esa noticia, incluso lo hablaron, y que llegó al cargo por su “profesionalidad”. De hecho, el propio Perotti destacó que, una vez retirado, “siguió profesionalizándose” incluso en ámbitos universitarios para lograr una licenciatura en Seguridad Pública por la Universidad del Salvador (USAL). “Conocimiento, experiencia y vínculos con la instancia política no le faltan”, resaltó el gobernador. Lo que sí le falta es disposición a subordinarse a la política en la conducción de la policía.

 

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