ROSARIO (Corresponsalía Santa Fe) El intendente de esta ciudad Pablo Javkin desactivó la sintonía fina que mantenía desde la pandemia con el gobernador Omar Perotti luego de una balacera contra un edificio municipal que fue la gota que colmó el vaso en una semana plagada de hechos violentos a instituciones. El desmadre parece ser la punta del ovillo que encontró el intendente para soltarse y posicionarse sin ataduras en momentos de definiciones de la política santafesina.
“Hoy hablé con el gobernador y le dije basta”, sostuvo en ronda de prensa desde el centro de salud municipal que fue baleado en un aparente hecho de amedrentamiento de organizaciones criminales. El tono determinante de la expresión no había sido usado anteriormente en otros episodios violentos; más bien en otras oportunidades optó por refrendar el trabajo mancomunado entre los gobiernos. Pero ahora la situación límite obliga a endurecer el discurso, sobre todo en un contexto político que empieza a demandar claridad, con las elecciones a la vuelta de la esquina y la necesidad de la oposición de criticar lo más que pueda al peronismo.
Más fuerte aún apuntó contra el ministro de Seguridad, Rubén Rimoldi, el tercero en la gestión Perotti, a quien acusó de no ordenar la presencia policial y le pidió que se vaya "a vivir a Rosario”. Por su parte, el ministro decidió no polemizar con el intendente en una conferencia de prensa a la que convocó tras la balacera. Allí defendió la gestión impulsada por el gobernador, priorizó el desarme y barrió con toda especulación sobre una eventual renuncia. Se verá.
Más allá de la acumulación de episodios de este calibre durante la última semana, como una balacera contra una comisaría por un hombre en bicicleta o contra la sede de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), Javkin acusa una falta de acuerdo de parte del gobierno provincial. Entre sus argumentos apunta que se había establecido una serie de custodias que, sostiene, se borraron con el codo. “Y fue un anuncio entre el gobernador y el intendente, no entre el jefe del distrito y un jefe policial”, aclaró.
Las palabras parecen sugerir un punto de inflexión en el vínculo entre el intendente y el gobernador que se alimentó en la pandemia, a base de la necesidad de recursos y de un nexo entre la ciudad más grande de la provincia y la Casa Gris. Incluso, hubo cuestionamientos de la dirigencia por aquella conexión. Esta vez, el intendente redireccionó hacia Perotti un concepto que sólo agitaba contra el ministerio de Seguridad de la Nación: “No dejen abandonar la ciudad como la tienen abandonada”.
