CONCORDIA (Corresponsalía Entre Ríos) Aunque el gobernador Gustavo Bordet avisó que no tomaría ninguna decisión antes de diciembre, el impulso del desdoblamiento eleccionario en la provincia pierde fuerza entre las intendencias, que piden más tiempo para mostrar y gestionar. La idea de un octubre electoral les gusta más que un calendario adelantado que, de concretarse, tendría el cierre de listas a más tardar en febrero de 2023, las PASO en abril y las generales en junio.
Cuando temprano este año se empezó a hablar de la posibilidad de desdoblar los comicios, los más cercanos a Bordet y hasta el presidente de la Cámara de Diputados Ángel Giano se manifestaron en esa línea, entusiasmando a varios ante la oportunidad de despegarse del arrastre nacional. Pero ese entusiasmo ahora cae ante la necesidad de “ganarse el voto con gestión”.
Los que conocen a Bordet ya saben que la decisión llegará a último momento. Así fue la última vez que Entre Ríos desdobló, en 2019, cuando logró la reelección con un caudal histórico que le dio la victoria el 9 de junio. Tres meses después, en octubre, ganaría Mauricio Macri en la provincia. El acierto todavía se pondera.
Pero 2023 no es 2019. El peronismo ahora gobierna la Nación y en las ciudades más chicas esperan que la obra pública, que no existía entonces, traccione a favor. Pero para eso se necesita tiempo y, de nuevo, gestión.
“Hoy el desdoblamiento es para pensarlo. Hay que mostrar lo que quiere la gente, y sabemos que muchas veces la situación económica define el voto”, dice Alfredo Francolini (FdT), el jefe comunal de Concordia, ciudad que supo ser capital del peronismo entrerriano, en diálogo con Letra P.
La situación económica, reconoce Francolini, va a ser clave a la hora de buscar un segundo mandato. “Si lo tengo que pensar por fuera de una estrategia electoral, denme tiempo para demostrar. Así como manejamos la pandemia de forma espectacular, necesito más tiempo para mostrar que realmente se puede”, reclama. “Seis meses este año y si me das seis meses más del año que viene, mejor. Hoy quiero tiempo”, repite.
En el mismo sentido va el vecinalista José Luis Walser, que gobierna Colón, la ciudad más turística de la provincia. La pandemia aparece como la responsable de la ausencia de gestiones que ahora, todas juntas, deberían llegar a las ciudades. “Adelantar nos quita tiempo para trabajar y además nos desconcentra de lo que hay que hacer y nos obliga a pensar en campaña en medio del gobierno” evaluó, consultado por este medio.
Walser también se quejó de la arbitrariedad, en cualquier caso, de la decisión. Considera que el calendario debería ser inamovible y a resguardo del termómetro político. Eso, cree, ordena y evita la desconcentración. “Acá en Colón sufrimos con el adelantamiento porque ganamos en junio (2019) y asumimos en diciembre, la transición fue eterna y perjudicial porque durante esos seis meses se tomaron empleados, se gastó dinero y no pudimos ver ni controlar nada. Asumimos con deudas, desfinanciados. Eso pasa en el tiempo entre la elección y la asunción”, contó.
Para Martín Oliva (FdT), intendente de Concepción del Uruguay, se trata más bien de una cuestión de profesionalizar la decisión. El médico cardiólogo pone en juego su profesión para proponer que a la hora de decidir si se adelanta o no las elecciones, se lo haga en función del método de la medicina basada en la evidencia.
Traducido a la política, eso significaría hablar con los dirigentes, escuchar a la militancia. “Antes en los congresos partidarios se debatían esas cosas y a mí me gustaría que se escuche la opinión de la gente de mi ciudad” reclamó ante Letra P.
Sin embargo, enrolado 100% en las filas bordetistas, Oliva no duda de que “Bordet no va a ser especulativo, porque estoy seguro de que no va a querer ser el gobernador que entregue el gobierno (a la oposición)”, advirtió.