Las definiciones que dejó Máximo Kirchner en la entrevista que le realizó El Destape Radio resultan una radiografía de lo que le espera al Frente de Todos, tanto en lo electoral como en sus posibilidades de mantener la unidad. "Hoy por hoy, el peronismo no tiene candidatos. Alberto (Fernández) dijo que sí. (Sergio) Massa dijo que no y creo que Cristina (Fernández de Kirchner) tampoco va a ser", señaló. Primer dato: si el Presidente "dijo que sí", ¿cómo es eso de que no hay candidatos?
El propio líder de La Cámpora dio la respuesta, por un lado callando y sonriendo al ser consultado sobre si Fernández debería serlo y, por el otro, señalando que, "para un oficialismo, que su presidente vaya a PASO con otros competidores es, por lo menos, extraño". Ahora bien: "Si no hay PASO, ¿cuál sería la otra opción?", se preguntó. En eso, en el mantenimiento de ese mecanismo para la definición de candidaturas como condición de la unidad, radica la única coincidencia entre el cristinismo y el albertismo, si es que este existe.
Así, Fernández puede querer su reelección, pero el cristinismo la desecha de plano. Con PASO –como insiste el jefe de Estado, sin explicar quién lo votaría en ellas y después– o sin PASO. "Hace mucho que no tengo idea de en qué andan", le disparó Máximo.
Más allá de, acaso, terminar de matar la idea que había parecido germinar dentro su organización –la suspensión de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias–, estimó que "el plazo entre las PASO y las generales tiene que ser más corto". Como contó Letra P, la propuesta gana adhesiones en el oficialismo y podría cerrarle a la oposición.
El peronismo ha perdido la fe y le teme el via crucis que lo espera a lo largo del próximo año. Especialmente, a la fase aguda que podría producirse entre esa encuesta al ciento por ciento y la elección general.
¿Y Cristina?
Según el diputado Kirchner, la vicepresidenta ya cedió en su vocación de volver al poder al delegar la postulación en Fernández en 2019 –"una decisión que, a mi entender, siempre fue equivocada"– y no está para el desgaste que impone la primera magistratura. Cabría agregar que fue sobreseída en una causa conexa con "Cuadernos", pero que su frente judicial sigue siendo comprometido.
Las conclusiones emanan con naturalidad. Si debería haber PASO y –como también dijo– Axel Kicillof tratará de retener la provincia de Buenos Aires, Eduardo de Pedro y algún gobernador sí podrían anotarse. La confusión manda, ¿pero será que el cristinismo se prepara para ir con una precandidatura propia a la competencia interna?
¿Y Massa?
El ministro de Economía, en rigor, no dijo que no va a ser candidato y a Máximo Kirchner no pueden escapársele los matices. Lo que afirmó es que está abocado a la gestión, que la familia le reclama tiempo… Como dijo Letra P, lo suyo pasará por determinar si es capaz de exhibir hacia abril o mayo –a más tardar– una reducción sensible de la inflación, además de mantener bajo control otras variables sensibles como el dólar. Pura incertidumbre.
Kirchner le reconoció que "está administrando consecuencias, tiene un conocimiento enormemente superior al de Martín Guzmán sobre el Estado argentino, ha sido intendente, jefe de Gabinete de Cristina, se prepara…", pero admitió: "Muchas veces tenemos miradas diferentes sobre un tema económico porque es natural, eso es el Frente de Todos".
Si la inflación es la variable clave –de la que dependen los ingresos, tipo de cambio, crecimiento…–, lo que viene es complejo para el jefe del Palacio de Hacienda: octubre aún no terminó, pero se proyecta que el IPC podría acercarse al 7%. Luego vendrían varios meses estacionalmente calientes, al menos hasta marzo. El panperonismo se rompe la cabeza para encontrar el mejor modo de controlar daños: ¿será que haya PASO, pero más pegadas a octubre que lo habitual?
La vida se vive sobre la marcha. Durante la presentación del plan de créditos Ahora 30 en Lomas de Zamora, Massa dijo: "Tenemos una tarea, una enorme tarea, que es bajar la expectativa inflacionaria". Y sí.
Una vieja carencia
El problema del panperonismo no es la falta de candidatos o candidatas; de hecho, le sobra gente con ambiciones. El drama es la falta de un proyecto, algo tantas veces camuflado –ahora de nuevo por el hijo de Cristina y Néstor– con el mantra algo abstruso de la riqueza que implican las diferencias.
En definitiva, la cuestión es que esas diferencias son demasiado profundas y privan a ese espacio del suelo en el que podría echar raíces. No se sabe qué es ni qué ofrece y, cuando debe ponerse a gobernar, no entrega mejores resultados que quienes fracasaron antes y hoy se ofrecen de nuevo como si no tuvieran historia.