Un cuarto del electorado de dos de los distritos con padrón más abultado votaron opciones de derecha y en contra de la grieta que representan Juntos por el Cambio (JxC) y el Frente de Todos (FdT). Si no se cuenta a Ricardo López Murphy, que peleó en las PASO y estará en la boleta multicolor del larretismo porteño, las opciones liberales podrían tener cuatro bancas en Diputados a partir de diciembre, siempre y cuando se repitan los resultados del domingo.
Del otro lado, la izquierda sumaría la misma cantidad: al menos cuatro escaños en la Cámara baja entre Jujuy, la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, con lo que el interbloque ocuparía seis escaños. Entre ambos extremos del arco político, contabilizarían diez representantes nacionales, pero ningún representante en el Senado. Son los ejemplos más radicales de una Cámara baja en la que las dos bancadas mayoritarias quedarán lejos del cuórum propio que exige 129 voluntades y obligadas a negociar con bloques minoritarios.
Con la derrota de este fin de semana, de repetirse los resultados en noviembre, el oficialismo renovaría 49 bancas y pasaría a tener 117. Juntos por el Cambio quedaría con 116, si en noviembre alcanza los 61 escaños que marcan las cifras de las primarias.
Terceras posiciones
El mapa de quienes no militan en ninguna de las dos grandes fuerzas es amplio y heterogéneo y abarca una veintena de bancas. No son lo mismo ideológicamente, aunque representen un voto bronca, rebeldía o enojo. Menos aún si se repite la catástrofe electoral y el Gobierno empieza a descontar en vez de sumar poder a partir del 14 de noviembre próximo. Una regla básica: para sobrevivir, los aliados y las aliadas se alejan cuando una nave se hunde.
De ese amplio abanico, hay sectores más y menos cercanos al FdT. Hasta ahora, en Diputados, el Frente de la Concordia misionero acompañó al oficialismo. El partido que lidera Carlos Rovira se encamina a perder una de las tres bancas en Diputados. Cabe preguntarse cómo superará esa versión provincial el cimbronazo que sufrió Todos y que arrastró al rovirismo al segundo lugar con 32,66%. Para no perder, ¿se alejará del oficialismo? Juntos por el Cambio sorprendió con su triunfo también en ese extremo del mapa nacional.
El mismo impacto sufrió Hacemos por Córdoba, la fuerza de Juan Schiaretti que ha negociado con el oficialismo pero también ha tomado distancia. Tras el triunfo de Luis Juez en las PASO difícilmente el gobernador ceda su perfil duro frente a la Casa Rosada. Si en noviembre los números son parecidos, el cordobesismo conservaría las tres bancas que pone en juego. La primera en la lista es Natalia de la Sota, que en 2019 acompañó a Alberto Fernández en su carrera presidencial, pero ya no.
El Frente Progresista que lideró el fallecido Miguel Lifschitz busca su lugar en Santa Fe. No le fue bien esta vez, pero Mónica Fein, exintendenta de Rosario y presidenta del Socialismo, ingresaría al Congreso en diciembre y ocuparía la banca que tiene Luis Contigiani. Se mueve en la tercera vía, de buen diálogo con Florencio Randazzo en Buenos Aires y en alianza con Schiaretti en Córdoba, probablemente mantenga su autonomía a la hora de votar. Como quien la precede en el Congreso, podría integrar algún interbloque diverso.
Solo dos fuerzas provinciales le ganaron a la grieta y se quedaron con triunfos en las PASO. El Movimiento Popular Neuquino, que con 35,5% sumaría dos bancas, y Juntos Somos Río Negro, que con 34,74% sumaría una segunda a la que ya ostenta Luis Di Giácomo. Según cada proyecto, y negociaciones mediante, han mostrado simpatía por el oficialismo, pero podrían tomar distancia camino a 2023.
Lo mismo ocurre en Santa Cruz. Con el cachetazo de las urnas al peronismo, quien tenga pretensiones electorales a futuro repensará cada voto en el Congreso. Le pasó a Juntos por el Cambio cuando un grupo de legisladores dejaron ese espacio tras el triunfo del Frente de Todos. A la inversa, el panorama actual amenaza al oficialismo incluso en la provincia de los Kirchner, donde cayó Todos. La tercera opción, SER Santa Cruz, llegaría también con casi un tercio de los votos, que en caso de repetirse en noviembre dejarían al petrolero Claudio Vidal cómodamente sentado en el Congreso.
Extremos
Las negociaciones que las bancadas mayoritarias puedan entablar con los bloques que buscan una tercera vía serán arduas, pero nunca tan complejas como las que ofrecerán quienes se colocan en las antípodas del arco ideológico. El FIT-U sacó 5,22% en la provincia de Buenos Aires gracias a las listas de Nicolás del Caño-Romina del Plá y Alejandro Bodart-Vilma Ripoll. Si repiten, una dupla (integrada por sistema D'Hont) entrará al Congreso por dos años y otro binomio lo reemplazará en 2023, porque la izquierda rota a los y las ocupantes de las bancas y no completan los cuatro años de mandato. En la Ciudad, sumarían una banca, la de Myriam Bregman, que fue votada por el 6,23%. En Jujuy fueron sorpresa al alzarse con un cuarto del electorado. Sin embargo, ese porcentaje es un pase solo para una banca de las tres que están en juego.
Del otro lado, la derecha bonaerense podría sumar a José Luis Espert y Carolina Píparo que obtuvieron el 4,87% de los votos por Avanza Libertad, mientras que los primos porteños superaron las expectativas con 13,66%. Aún con ese alto porcentaje, también serían dos los posibles diputados: Javier Milei y Victoria Villarruel. Pueden ser tan radicales como los futuros diputados de izquierda y difícilmente estén dispuestos a pactar con las fuerzas mayoritarias. Especialmente Milei que lidera una campaña agresiva contra "la casta política", aunque lo hace con las reglas democráticas.