En la esquina de Callao y Santa Fe hay dos mesas partidarias de Juntos por el Cambio, una de la lista que lidera Ricardo López Murphy y otra de la que lleva a María Eugenia Vidal. Cuando el precandidato llega, estrecha la mano de cada militante adversario en las PASO. A medida que avanza por la avenida, se le acercan más hombres que mujeres, pero también un adolescente de 15 le pide saludarlo a pesar de que aún no puede votar. Más adelante, dos mujeres que desayunan en un bar se alegran de verlo. "Justo la estábamos buscando", agradecen la boleta que les dan. Héctor, jubilado, le ruega que haga algo porque "hay tres generaciones que no trabajan ni estudian". "Un gusto", dice el exministro de Defensa y Economía de la Alianza mientras se arrima a otra mesa. "El mío no: tengo memoria", lo rechaza su interlocutor. "El tema es poder convivir", responde mientras continúa su caminata. Antes del recorrido, el Bulldog habló con Letra P.
-No dejé la política. Fui cuatro años presidente de la Red Liberal de América Latina y recorrí toda América Latina. Fui mucho a Venezuela, a Nicaragua, a Bolivia, a Ecuador. Fui a los lugares donde teníamos muchas dificultades. Conozco mucho y, por ejemplo, soy muy amigo del presidente de Ecuador. Conozco a muchos de los que están detenidos en Nicaragua, porque recorrí con ellos el país, con toda esta locura de la pareja que ejerce la dictadura. Me impresionó lo que ví en América Latina, sobre todo en Venezuela. Todos los problemas que tienen los venezolanos eran previsibles. En 2007 a 2009 acá se hablaba de Chávez y hoy nadie quiere acordarse de lo que hablaba con él. Siempre digo: ¿por qué no ponen los videos viejos, cuando yo decía que terminaba en catástrofe? Y de 2016 hasta la pandemia recorrí incesantemente Argentina con la Red por la Libertad. Lo que hice fue librar una gran batalla cultural contra ideas equivocadas como el colectivismo, el estatismo de un estado quebrado y contra lo que creía que era el estancamiento del país.
-Argentina no es Venezuela. En Juntos por el Cambio repiten que vamos camino a serlo.
-No. Yo no dije eso. Yo dije que esas experiencias son muy fracasadas. También tuve oportunidad de trabajar con los temas de Cuba. Fue un fracaso todavía más grande, colosal en términos económicos.
-Insisto: ¿no pensó dejar la política?
-Para ser franco, no pensé que iba a volver a la liza electoral. Creí que cumplía un rol muy valioso haciendo lo que llamo la política arquitectónica. Lo que me decidió a volver a la lisa electoral es muy simple: fue la derrota de las fuerzas no kirchneristas en las elecciones. En noviembre del 19, cuando vi que volvía Cristina, me dije: "Voy a tener que arremangarme".
-¿Le molesta canalizar un voto bronca? Porque usted habla de doctrina y parece vehiculizar un voto emocional.
-Es verdad, pero también es verdad que canalizo no solo bronca sino, también, frustración con un sistema político que no ha sido eficaz, con maniobrerismo, con ese discurso tan coacheado de repetir cosas preparadas. Hay una necesidad de frescura.
-¿En esas categorías incluye a sus adversarios internos?
-Incluyo a algunos de mis adversarios, porque es muy notorio eso.
-¿A Vidal y a su mudanza de distrito?
-Bueno... yo no objeto esas cosas. No me parece hacer el debate sobre eso, pero produce un problema de credibilidad. La credibilidad y la confianza están muy dañadas en nuestra sociedad.
-¿Se puede saber qué charló con Mauricio Macri?
-Si. El hizo una larga exposición sobre cómo ve el estado de la Nación, el riesgo que ve. Tengo cierto rubor de contarlo, porque fue muy elogioso conmigo. Dice que soy extremadamente valiente, a veces pasando la categoría temerario, porque me ve decir cosas que no se explica cómo las digo aunque él cree que tengo razón.
-Carlos Menem dijo que, si contaba lo que haría como presidente, no lo hubieran votado
-El me conoce bien y sabe que yo voy de frente y dice que a veces es un problema la forma que tengo de decir las cosas. Me dijo: "Ahora les toca la tortura a los míos y después del 12 de septiembre les toca la tortura a los otros; todos los que te conocemos sabemos lo que es debatir contigo y lo que les espera en el Congreso". Me parece mal que yo lo cuente, pero me dijo que voy a ser útil: "Vos sos capaz de frenar cosas, de decir cosas que el resto, por políticamente correcto, no lo hace".
-Bueno, Macri está diciendo cosas como que hay que sacar a este gobierno...
-Ahora ha comenzado con un lenguaje inusualmente agresivo para lo que fue su práctica política.
-Usted coquetea con todos los que deberían apoyar a las otras listas. Con Patricia Bullrich se lleva muy bien
-Si. Desde hace muchos años. Yo tengo algo que ver en su giro desde las posiciones que tuvo en su juventud a la actualidad. El otro día estuvimos en un seminario juntos. Cualquiera que lo vio sabe que nos profesamos mutua simpatía. Un candidato de mi lista el otro día me dijo: "A mi también me gustaría que me trataras con la bonhomía y el cariño que la tratás a ella"
-¿Ve posible un acuerdo poselectoral como el que plantearon Sergio Massa y Horacio Rodríguez Larreta?
-Hay un tema muy delicado, que es la impunidad. No estoy de acuerdo con eso. Subyace todo.
-Difícilmente podrían acordar una reforma laboral...
-Hay conciencia en todo el país de que hay que hacerla. La instancia que tenemos todos para resolver los problemas es el Congreso. Hemos tenido desde hace mucho tiempo tres grandes propuestas. La primera es bajar los impuestos y crear un nuevo contrato laboral para los nuevos empleos. No va a dañar a nadie, es para resolver problemas que no se pueden resolver con nuestros convenios y los viejos contratos. Tenemos que hacer prevalecer convenios de plantas o de firma sobre los convenios generales. El segundo es cómo bajar la litigiosidad y el tercero es hacer más eficaz el sistema de obras sociales. No estoy de acuerdo con que el sindicato de origen se guarde un año sus fondos. Uno tiene que tener la libertad de ir donde le den mejor servicio. Y hay que ir a un proceso de concentración de las obras sociales, porque ahí hay una suerte de economías de escalas que no se pueden desconocer, además de bajar los gastos administrativos del sistema. Pagamos el seguro de salud para salud, no para financiar otras cosas.
-¿Se va a quedar sin debatir con Vidal?
-Le propusimos varias cosas, no solo el debate mano a mano. También propusimos que debatan los cinco primeros candidatos de ambas listas, hacer una cosa distinta. Hubiera sido sano.
-A usted le dicen Bulldog, pero parece relajado ¿El malo ahora es Javier Milei?
-Hay actitudes que no tengo ni voy a tener. Voy a ir a discutir los temas con mesura, respeto y educación.
-¿Milei le quita votos?
-Lo voy a explicar con la teoría de conjuntos. Hay poca intersección. No es que no hay, pero es poca. La apelación conceptual mía es muy distinta. Quien nos vota tiene una visión distinta en general.
-¿Se arrepiente de impulsar el arancelamiento universitario?
-¿Cuando vio que yo impulsé eso? Lo que dije es por qué no hacemos un símil del sistema uruguayo, donde los graduados, después de cinco años, contribuyen a un fondo para financiar las becas en la universidad. En la Universidad de la República, que es como la UBA, las becas pasaron de ser el 1% al 30% del alumnado. Eso es razonable. Lo orientaría a las carreras de ciencias exactas o ingenierías. No se consigue gente en informática, sistemas, ingeniería.
-Si es electo diputado asumirá a días del vigésimo aniversario del 19 y el 20 de diciembre y de la renuncia de Fernando de la Rúa, gobierno que integró como ministro. ¿Le quedó una espina de lo que pasó, de sus 15 días en Economía?
-Si hay un momento del que estoy orgulloso de mi patriotismo es ese. Era un momento muy difícil, me tocaba asumir en condiciones muy duras y lo hice con un inmenso equipo, de excepcional calidad. Fui con un planteo muy claro y una previsión: hacemos lo que corresponde o vamos a una crisis que no se van a olvidar jamás. Y la tuvimos en 2002.