La difusión de los datos oficiales, a las 21.30, fue un shock: con el 43% de las mesas escrutadas, la alianza opositora Juntos se imponía por casi cinco puntos sobre el oficialista Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires, la madre de todas las batallas en la que el Gobierno depositaba sus mayores expectativas. Con el recuento casi terminado (96%), nada cambió, salvo los estados de ánimo en los búnkeres: de la cautela a la euforia en Costa Salguero, el comando opositor, y del festejo precoz al desconcierto en Chacarita, la sede oficialista.
La lista liderada por Victoria Tolosa Paz alcanzaba el 33,49% de los votos, mientras que la suma de las dos boletas de Juntos, la del larretista Diego Santilli y la del radical Facundo Manes, trepaba a 38,22%. El exvicejefe de Gobierno porteño ganaba la interna 59,18 a 40,1 por ciento.
La revelación del resultado inesperado chocó con el clima de festejo que desde temprano tenían lugar en los búnkeres del Frente de Todos, con epicentro en la gobernación bonaerense y en el local kicillofista La Casa de Axel.
La derrota oficialista se sumaba a la esperable y confirmada victoria de Juntos por el Cambio en la Ciudad de Buenos Aires, donde los resultados daban cuenta de un claro éxito de la ingeniería diseñada por el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, que repatrió a María Eugenia Vidal en un plan canje con Santilli, a quien envió a pelear la provincia..
Además, la caída del Frente de Todos golpeaba de lleno al presidente Alberto Fernández en la interna de la coalición de gobierno: el primer mandatario había impuesto a Tolosa Paz, una dirigente de su riñón, al tope de la lista, en contra de la presión del kirchnerismo, que pujó por colocar en esa posición al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. El Presidente no quiso entregar a su funcionario de mayor confianza.
También golpea al gobernador Axel Kicillof a pesar de haber logrado encaminar un operativo de vacunación que fue el principal insumo de la campaña oficialista. El mandatario provincial puso el cuerpo en todo el derrotero proselitista del oficialismo.
El gran ganador terminaba siendo Larreta. El alcalde porteño fue el ingeniero del plan canje que puso a Vidal en la Ciudad y a Santilli en la provincia contra un principio de resistencia de los intendentes bonaerenses de JxC. El radical Manes, que entró para arrastrar un electorado más progresista que el que simpatiza con el macrismo, podía reclamar una cuota importante del crédito.