GUERRA GAUCHA

El campo "que alimenta", la mesa preferida de Fernández

La Agroalimentaria está formada por movimientos sociales, pequeños productores y la agricultura familiar. El Gobierno la elige y ningunea a las patronales.

 

“La Mesa del Enlace no es la representación del campo, es una parte del sector agropecuario", señaló el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, cuando le preguntaron por el diálogo con el sector. “Es un intento del Gobierno de buscar reemplazante en la interlocución”, le responden desde el interior del grupo formado por la Sociedad Rural, Confederaciones Rurales, Coninagro y Federación Agraria. "Tienen que hacer menos esfuerzo en reemplazar a la mesa y más en escucharla", agregan.

 

La Mesa que nació al calor del conflicto por la Resolución 125 se sumará este viernes a un tractorazo impulsado por productores autoconvocados en San Nicolás, Buenos Aires. El sector busca visibilizar el descontento con el Gobierno y mostrar un clima similar al de 2008.

 

El Frente de Todos pareciera tener clara la estrategia: los temas agropecuarios se hablan con todos, menos con la Mesa de Enlace. Primero el Consejo Agroindustrial, luego los frigoríficos y ahora la Mesa Agroalimentaria: “el campo que alimenta”.

 

El otro campo es el de los movimientos sociales, los pequeños productores y la agricultura familiar, que a principios de junio se presentaron como Mesa Agroalimentaria y tiene como referentes a Juan Manuel Rossi, presidente de la Federación de Cooperativas Federadas y exdirigente de Federación Agraria; Nahuel Levaggi, de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra y titular del Mercado Central, y Diego Montón, del Movimiento Nacional Campesino Indígena Somos Tierra.

 

Bajo el lema “El campo que alimenta y construye Soberanía Alimentaria'', se presentó esta mesa de enlace paralela con la que el Gobierno se siente más cómodo para dialogar. “Cuando habla Alberto Fernández, parece un integrante más”, destacan los productores representados en este espacio. Ambas partes mantienen un diálogo fluido, pero por lo bajo. El último encuentro formal fue en febrero, con el Presidente en la Casa Rosada. “A partir de ahí, Alberto tomó problemas y definiciones que le acercamos”, destacó un participante del encuentro.

 

Al tiempo, Fernández habló de agrotóxicos y tierras improductivas, dos términos que le puso los pelos de punta a la Mesa de Enlace. También se postergó el tratamiento de la ley de vandalismo rural por las elecciones, proyecto que presentó Sergio Massa para castigar la rotura de silobolsas.

 

No fue todo. Mientras el Consejo Agroindustrial, que representa a los grandes jugadores del sector agroexportador y las commodities, se quejaba porque el proyecto de ley de exportaciones estaba muerto, el Gobierno impulsó el proyecto de Ley de Fomento a la Agroecología y anunció inversiones en ese sentido. Además, se sumó la quita de las retenciones a determinadas economías regionales.

 

La cocina arrancó en febrero

A principios de este año, el Ministerio de Agricultura pegó un giro importante. Este cambio permitió el ingreso de Luciano Zarich a la Dirección de Control Comercial, en lugar de Marcelo Rossi, funcionario de la gestión de Mauricio Macri. El segundo cambio fue el del viceministro y secretario de Agricultura. Jorge Solmi, exdirigente de la Federación Agraria, opositor a la actual conducción y cercano a Massa ocupó la silla de Julián Echazarreta, exejecutivo de ACA.

 

Esta jugada estratégica permitió que el otro campo se sintiera contenido y el diálogo con el Gobierno fuera más fluido. “Empezamos a ser escuchados y se destrabaron políticas para nuestro sector”, celebraron.

 

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