CRISIS DE ALTA GAMA

Alto el fuego: la tregua Guzmán-Kicillof cocinada en tres horas de reunión

El Frente de Todos empieza a resolver su interna económica después del pase de facturas de luz y gas. Reconocimientos cruzados y debate por el gasto.

Un almuerzo de más de tres horas y una foto con distanciamiento social buscaron dejar atrás la interna a cielo abierto entre el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof. Al mismo tiempo en que el presidente Alberto Fernández daba por terminada la disputa por la suba de tarifas, los funcionarios fijaban una agenda de trabajo hacia adelante con foco en la inflación y las obras en territorio bonaerense pero no exenta de diferencias, que de uno y otro lado de la alianza oficialista justifican como parte de la naturaleza del "gobierno de coalición".

 

Guzmán recibió a Kicillof en el Palacio de Hacienda. Fue una reunión de trabajo en la que, contó el ministro vía Twitter, charlaron "sobre políticas para abordar los problemas estructurales de Provincia de Buenos Aires". Tuits y retuits para distender. El gobernador le dio el segundo retuit al ministro en dos días: el lunes había hecho lo mismo con un mensaje sobre el reparto del aporte solidario y extraordinario a las grandes fortunas.

 

Poco más quisieron dejar trascender desde ambos lados del encuentro a solas. "La foto se hizo porque el encuentro iba a trascender, y si no se informaba iba a haber rumores. Fue una reunión de tantas; se optó por publicitarla y que lo haga Martín para que no haya ningún doble sentido", dijeron desde La Plata. "Se habló de los temas de siempre: financiamiento de obras, tarifas y precios", agregaron.

 

Todavía se pasan facturas de luz y gas. Cerca del gobernador creen que Guzmán actuó mal al operar la salida fallida del subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, al que Kicillof calificó de "excelente funcionario". Del otro lado aceptan el paso en falso, señalan que la contienda sirvió al menos para avanzar en la segmentación de tarifas y sospechan de cada marcada de cancha que llega desde el sector más identificado con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

 

Con las elecciones ya en el calendario, un funcionario de Kicillof consideró "saludable" que la disputa interna se dé en un "gobierno de coalición" y le bajó el tono a la discusión. En definitiva, consideró, no se discuten modelos alternativos, sino margen de maniobra: gastar un poco más o un poco menos.

 

La mirada desde La Plata es mucho menos intensa que la caricaturización entre un peronismo casi chavista y otro más racional que hacen en ambientes empresarios. En esos despachos, ponderaron el colchón fiscal que hizo Guzmán en los primeros cuatro meses del año y sostienen que ahora es el momento de usar esos recursos para mejorar el poder adquisitivo de la gente. Interpretan que el ministro cree que la recuperación vendrá de la mano de la construcción y el sector privado y advierten que "si no se pone plata en el bolsillo, no derrama", a los que peor la pasan. Incluso ponderaron las negociaciones con el Club de París y el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la necesidad de un pronto acuerdo que le permita a la provincia un mejor horizonte en la negociación con sus acreedores y a la Nación conseguir financiamiento para los proyectos estratégicos.

 

Más cerca de la gestión cotidiana, voceros oficiales de la gobernación pusieron foco en la gestión y en la inflación. "Analizaron el tema precios, hay que trabajarlo, porque las políticas tienen que dar resultados y hay que ir ajustando y ver qué podemos hacer desde la provincia", indicaron a Letra P.

 

En Hacienda también remarcaron que el diálogo entre Guzmán y Kicillof es permanente. La diferencia, no menor, fue la foto de los dos funcionarios mirándose fijo, serios, pero juntos. De fondo, como signo alentador, los números en verde en la pantalla de Bloomberg. También en la Nación atribuyeron las discusiones a vicisitudes propias de un "gobierno de coalición" y remarcaron que el foco sigue estando en la inflación y en el frente externo. La provincia de Buenos Aires debe anunciar, en pocos días, la continuidad de un canje de deuda que ya lleva más de un año y que busca resolver lo más pegado posible al modelo Guzmán: extensión de plazos, periodo de gracia, recorte de tasa de interés y reconocimiento del capital adeudado.

 

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