“Florencio Randazzo es una bocanada de aire fresco”. La definición surge de boca de un viejo dirigente peronista de Entre Ríos, que buscar cualquier campamento que lo ubique en la vereda opuesta al kirchnerismo. El entusiasmo del peronismo disidente con la reaparición del exministro de Transporte claramente incrementó el desencanto con el exsenador Miguel Ángel Pichetto, quien hasta entonces representaba a ese sector.
En febrero pasado, se empezó a gestar Entre Todos Entre Ríos (ETER), una especie de remake del peronismo disidente en la provincia que tuvo su esplendor durante el conflicto entre el gobierno de Cristina Kirchner y las entidades del campo por la resolución 125 de las retenciones móviles. Ese espacio reúne al exgobernador Mario Moine, el exsenador Augusto Alasino y los ex intendentes de Gualeguaychú, Emilio Martínez Garbino y Luis Leissa.
El paraguas nacional de esa idea lo había encarnado Pichetto, dueño de la franquicia Peronismo Republicano, en 2019 cuando desembarcó en Entre Ríos durante la campaña presidencial de Juntos por el Cambio.
Sin embargo, el mapa del peronismo anti k provincial se alteró en los últimos días ante la reaparición pública de Randazzo, quien busca avanzar por la avenida del medio en pleno año electoral.
Uno de los referentes de ETER le confesó a Letra P que Pichetto empezó a perder peso en la provincia desde que perdió las elecciones de 2019. “Miguel no es un armador y lo que necesita ahora la oposición es armar. Él es un hombre de palacio, no empatiza con la gente ni con los dirigentes”, señaló.
En la misma línea, otro de los dirigentes consultados por este portal aseguró que el exsenador es "muy poco popular" y consideró que el rionegrino "quedó para hacerle el mandado" a Mauricio Macri.
En paralelo, Martínez Garbino viajó hace dos semanas a Buenos Aires para cenar con el exministro de Transporte de Cristina Kirchner a instancias de Humberto Roggero, el cordobés de Río Cuarto que fue jefe del bloque oficialista durante el gobierno de Carlos Menem.
Roggero era, en rigor, uno de los armadores de Pichetto. En 2019, el Peronismo Republicano propuso a Leissa como candidato a senador por Entre Ríos, pero el lugar ya estaba reservado para Alfredo De Angeli. Uno de los dirigentes que habló con este portal aseguró que esos desplantes a Pichetto, que se los adjudica a Marcos Peña, lo debilitaron.
Tras el encuentro, Martínez Garbino se quedó con una buena imagen de Randazzo, pero con la idea de que el bonaerense se volcará básicamente al desarrollo de su propuesta en su territorio. La apuesta, entonces, sería el 2023. Cree que el exministro de CFK puede ser un referente nacional dentro del peronismo disidente.
Interna sí o no; no importa
El peronismo anti K entrerriano aún no ha decidido si dará una interna en el seno de Juntos por el Cambio, como era la primera idea; o si jugará por afuera. El objetivo es llegar a conformar un partido para sentarse en una mesa que esté en regla.
De hecho, uno de los dirigentes resumió esa situación de la siguiente manera: “Rogelio Frigerio va a tener que juntar peronistas si quiere ser gobernador, y nosotros le podemos dar una mano. Pero si no tenemos partido, no nos dan ni una silla para la mesa. Igualmente, nosotros estamos para pelear de cualquier manera”.
Hasta ahora, no hay contactos formales con referentes de Juntos por el Cambio. El grupo de “peronistas republicanos” hace oposición y muestra a un hombre como posible candidato: el exgobernador Moine, quien viene recorriendo algunas ciudades.
En Concepción del Uruguay, se deslizó la posibilidad de ir a una interna en el seno de Juntos por el Cambio. “No tenemos problemas que Frigerio se presente como candidato a gobernador, o que lo haga el intendente de Chajarí Pedro Galimberti, para eso están las PASO”, destacó Moine. La posibilidad está en el aire.
Mientras tanto en el frente opositor que integran casi en su totalidad la UCR y el PRO, se adjudican el bastón de mariscal para lo que viene.