Las palomas no tienen paz en Juntos por el Cambio, que se sumerge cada vez más profundo en una interna que ya debería incluir subtítulos para su mejor comprensión. Su comprensión, en rigor. En el marco de las riñas cruzadas que se dan entre las tribus que se disputan las listas bonaerenses de este año y, con notable precocidad, la candidatura a la gobernación 2023, el exdiputado moderado Nicolás Massot perdió la línea -le ha pasado alguna otra vez- y adoptó un tono casi barrial para cruzar al también paloma intendente de Vicente López, Jorge Macri, por haber dicho que la paloma reina, Emilio Monzó, no pertenece a JxC en el territorio madre de todas las batallas. "¿Qué querés ser, candidato por descarte?", lo toreó el bahiense en un tuit incendiario.
"Que Santilli no es de la Provincia, que Monzó no es del espacio... Qué querés ser, candidato por descarte? Perdele el miedo a las PASO que hay que ganarle a los K, no a vos. Ahora entiendo porqué hablan de eliminarlas...", escribió el exjefe del bloque macrista en la Cámara de Diputados en su cuenta de la red del pajarito.
Lo hizo como reacción a una frase que, se ve, lo sacó: en una entrevista con La Nación, Macri, que no es Mauricio sino Jorge, dijo que "Monzó no es parte de Juntos por el Cambio en la provincia".
¿Verdadero o falso?
Verdadero.
Monzó, que quiere ser gobernador y primero se anota en la grilla de aspirantes a encabezar la lista de postulantes bonaerenses a la Cámara baja nacional por Juntos por el Cambio, rompió el bloque de diputados y diputadas provinciales de... Juntos por el Cambio apenas se liberó del yugo macrista/vidalista que lo sometió durante los cuatro años de la aventura de Cambiemos en el poder, como suele calificar el periodista Diego Genoud a la incursión de la alianza PRO-UCR-CC por el mando de los gobiernos nacional y bonaerense entre 2015 y 2019.
En diciembre de ese último año, en el anochecer de ese proceso -en rigor, horas antes incluso de que formalmente hubiera terminado-, Monzó escindió a sus referentes en la Legislatura bonaerense de la bancada de JxC y armó rancho aparte en el bloque Cambio Federal. Ergo: la chicana de Macri, que no es Mauricio pero de todos modos parece no caerles simpático a las palomas que se cobijan bajo el ala de Monzó, tiene sustento. No ha lugar.
La PROmiscuidad
La interna del macrismo sin Macri (sin Mauricio) está para alquilar balcones en la provincia de Buenos Aires. Mientras esperan que María Eugenia Vidal termine de deshojar la margarita, que no es Stolbizser, aunque Margarita otra vez anda rondando la coalición opositora, se anotan todos y todas, juegan con todos y todas y a la vez pelean con todos y todas.
Los intendentes del Grupo Dorrego (el propio Macri Jorge, Néstor Grindetti, Julio Garro y Diego Valenzuela son la primera junta de esa logia) quieren alambrar la provincia frente a las incursiones del vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, el enviado del intendente con aspiraciones presidenciales Horacio Rodríguez Larreta, pero a la vez, de a uno, coquetean con el alcalde y, al mismo tiempo, hacen tertulias con el Macri que es Mauricio, que pone huevos en todas las canastas para mirar a todas las tribus por encima de su hombro de pretendido gran cacique en ejercicio.
También juegan la vecina bonaerense reciente Elisa Carrió, el peronista vidalista exmassista Joaquín de la Torre y vaya a saber cuántos o cuántas más que pretenden rayar. O sea, en el mismo lodo, todos pegoteados. Algunos, muy enojados, como Massot.