DANIEL FUNES DE RIOJA

El caballero del lobby empresario

Las grandes alimenticias lo candidatean para presidir la UIA. Las pymes desconfían. Sus rivales le reconocen méritos. Su perfil liberal no convence al Gobierno.

Las grandes empresas, o casi todas ellas, tienen un candidato para suceder a Miguel Acevedo como presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA): Daniel Funes de Rioja. El abogado y titular de la Coordinadora de Industrias Alimenticias (COPAL) aspira a ocupar el cetro de los industriales y es uno de los dos candidatos que más suenan en la sede de Avenida de Mayo para el recambio de autoridades que sucederá en un par de meses. El Doctor, hombre de los mil lobbies, es vocero empresario en casi todos los temas que involucran a las compañías, desde la ley de teletrabajo hasta los controles de precios, desde el etiquetado de alimentos hasta la legislación antidespidos, desde el impuesto a la riqueza hasta los cambios en Ganancias. Construyó en la última década una trayectoria internacional que le permitió coronar la última Conferencia Anual Industrial, que presidió, con el saludo de la canciller alemana Angela Merkel -algo que buscó sin éxito Mauricio Macri para presentar "Primer Tiempo". Lo respetan hasta sus rivales internos, que lo ven demasiado liberal y preferirían a una persona "de fierros" y mejor vinculada con el universo pyme.

 

Desde hace años, Funes intenta reperfilarse desde su imagen de abogado laboralista de grandes empresas. Preside el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICYP) y es vicepresidente del laboratorio Roemmers. Su estudio, Funes de Rioja & Asociados, tiene o tuvo como clientes a las grandes compañías de las más diversas áreas, desde el sector metalúrgico al alimenticio, de los aceiteros hasta las telecomunicaciones. El día a día del bufete que fundó lo llevan adelante sus hijos. Quienes litigaron contra ellos en representación de los trabajadores les reconocen una constante que le permitió al titular de la COPAL abrirse paso en el mundo del lobby empresario: el buen trato y la búsqueda de evitar o suavizar el conflicto.

 

El estudio representó, por ejemplo, a la aceitera AGD (la empresa del actual presidente de la UIA) y a la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA) en varias discusiones con uno de los gremios más combativos. "Siempre tuvimos un trato excelente, hasta una buena relación en los términos de una negociación de este tipo", dice uno de los abogados de los trabajadores. Recuerda que ese código no se rompió ni siquiera en 2015, cuando el gremio sostuvo una huelga de 25 días. Los Funes de Rioja no estuvieron en la mesa de la última discusión paritaria, que paralizó los puertos durante casi todo diciembre.

 

Preside la COPAL desde 2009. En ese entonces, ejecutivos profesionales comenzaban a reemplazar a los empresarios en los puestos de exposición. COPAL es la entidad que más votos aporta a la elección de la UIA, con empresas enormes como Molinos Río de la PlataArcor y otras como Cabrales, además de las cámaras que la integran. "Me parece que es el candidato para este momento; es un gran presidente de COPAL, el mejor presidente que ha tenido", lo endulza Martín Cabrales.

 

Él y otros ceos que lo empujan a la presidencia de la UIA lo caracterizan como un hombre conocedor de los intereses de las empresas grandes y también de las más pequeñas. "Es el candidato de las grandes, pero también conoce la problemática pyme. En un año difícil para la industria, no veo otro candidato mejor", sostuvo un hombre de negocios. Hay pymes que no están de acuerdo.

 

Liberal y conservador, quienes lo tratan en la UIA destacan que en los últimos años amplió su mirada. "Cuando se crece, se demanda importación; no nos oponemos a la administración del comercio, pero queremos garantizarnos los insumos", le dijo esta semana a Página/12, por ejemplo. Remarcó, en diálogo con otros medios, su oposición al nuevo sistema de control de precios, cantidades vendidas y stocks y es ya añeja su crítica al congelamiento de precios. "Es más pragmático y tiene mucha trayectoria para este momento", dice otro ejecutivo que también le reconoce méritos, sin blanquear un apoyo.

 

Construyó esa trayectoria también en ámbitos internacionales. Presidió, entre 2014 y 2017, la Organización Internacional de Empleadores, de la que es vicepresidente ejecutivo. Representa al empresariado en la Organización Internacional del Trabajo y lideró el Business-20 durante la presidencia argentina del G-20. En ese ir y venir también construyó lazos con los dirigentes gremiales de distintas ramas. Durante la última conferencia industrial, sentó al metalúrgico Antonio Caló a su lado para relanzar un pacto social al que el Estado -en medio de la pandemia- demoraba en convocar.

 

Funes, sin embargo, no es número puesto para ascender en la UIA. Otros industriales quieren en esa silla a Miguel Rodríguez, el dueño de Sinteplast, una compañía que pasó de pyme a tener más de mil empleados. Un empresario que "paga sueldos", como lo caracterizó uno de sus promotores, en oposición a la imagen de lobista que tiene el abogado. Al Gobierno también le gustaría ver a un hombre que hizo realidad el sueño de convertir una pequeña empresa en una grande. También podría haber candidatos pyme del interior.

 

Si bien el aval de las grandes empresas alimenticias significa un gran empuje, la posición de otro gran elector como Techint todavía es un misterio. Un hombre de la mesa chica de la UIA dijo que el holding de Paolo Rocca simpatiza con la candidatura de Funes de Rioja, que no apoyó en anteriores etapas, por considerarlo un liberal crítico con el Gobierno. "Lo apoyan como nunca", sostuvo. Otro sugirió que la industria pesada querría otro candidato. "Hace cuatro años lo hicieron quedar pésimo porque lo levantaron y terminó apareciendo Avecedo y Funes no se merece eso, es un caballero", dijo un industrial que no votaría por él.

 

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