“El país puso la expectativa en otro lado, uno sigue la tendencia de la gente”, contesta cuando le preguntan sobre su viraje en el apoyo político. Martín Cabrales, que acaba de cumplir 78 años con su empresa de café, confesó haber votado a Mauricio Macri en 2015 como muchos de los CEOs. Pero fue a la vez uno de los pioneros en articular con dirigentes del Frente de Todos. Incluso antes de los impactantes números de las PASO, charló con el potencial jefe de Gabinete de Alberto Fernández, Santiago Cafiero, en el búnker de la calle México. Y con el presidente electo antes de que lo sea: primero en la Unión Industrial de Córdoba (UIC) y luego en una comida en la que la UIA nacional cerró filas detrás del proyecto del Frente de Todos, agotados luego de años de derrumbe del mercado interno, tasas de interés récord e inflación disparada.
Cabrales no le escapa a la lógica de los mercado-internistas: vende el 80 o 90% de sus productos en el país. “Se vienen tiempos difíciles”, admitió en aquella charla que tuvo con Fernández, a lo que el presidente electo asintió.
Cabrales, el peor momento, De La Rúa y el Rodrigazo. Lo mejor, Ménem y Kirchner.
Cuenta la historia no oficial que Cabrales recorría hace 40 años los bares de Buenos Aires ofreciendo su café, que había nacido en Mar del Plata y quería hacer pie en los cafetines porteños. Era el despliegue de otras firmas familiares, como los supermercados Coto y Disco, que luego se vendió a la chilena Cencosud. Abogado egresado de la Universidad Católica (UCA), comanda hoy la compañía familiar junto a dos de sus hermanos, Germán y Marcos, a cargo de las áreas de finanzas y ventas.
Los que le llevan los números de la empresa aseguran que los peores años de la compañía fueron los períodos del Rodrigazo y 2001. En ambos, compraban el café en dólares en el exterior, tenían deuda en divisa estadounidense y tuvieron que desprenderse de activos para pagarles a los proveedores locales. El bien más emblemático es un terreno grande en Parque San Martín, en Mar del Plata, donde hoy se erigen tres torres. Siempre su negocio fue importar, productos y materias primas. Una curiosidad: traían y traen café de Brasil, Costa Rica y Colombia. En este último país, el nexo con su abuelo Antonio era Juan De Narváez, el padre de Francisco De Narváez.
Justo antes de la crisis de 2001, habían pasado los mejores años para Cabrales. Con Carlos Ménem ganó dinero gracias a la convertibilidad uno a uno y al boom del consumo, sobre todo en la época de Domingo Cavallo, con quien mantenía diálogo habitual. ¿El segundo mejor momento de la historia? El gobierno de Néstor Kirchner y el primero de Cristina Fernández, donde admite Cabrales hubo muy buenos niveles de consumo.
Hábil relacionista, el cafetero marca diferencias entre el vínculo del Círculo Rojo y el poder en los años K. Incluso con el ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, charló directamente sin anécdotas extrañas ni conflictos, marcando que no estaba de acuerdo en los controles de precios. Los que lo conocen aseguran que su mirada es siempre tan positiva que se queda con lo bueno de cada uno, sea mucho o poco. Y que eso lo hace articular bien con gobiernos de diferente tendencia. En una entrevista con Letra P, en 2017, cuando reinaba sin problemas a la vista el macrismo y el peronismo se recluía, se le consultó si los empresarios no veían con buenos ojos al PJ. Dijo que con Menem no había pruritos, mostrando predilecciones que, de poder elegir, escogerían buena parte de los hombres de establishment. La memoria emotiva no traiciona: en los noventa, Cabrales creció en números con la apertura y la globalización, siendo incluso licenciatario en Argentina del bourbon americano Jack Daniel´s y las primeras cervezas en lata de Budweiser.
Saliendo de Casa Rosada, en 2019. Apoyó a Macri, pero luego percibió que lo económico no funcionaba.
En la gremial empresaria, Cabrales llegó al Comité Ejecutivo de la UIA en 2019, ya siendo directivo de la cámara alimenticia Copal y del Consejo para el Comercio y la Producción (Cycip). “En la parte económica, esperaba otros resultados”, se sincera en relación al fin del gobierno de Macri y agrega que “las pymes están muy mal”.
A la gestión de Cambiemos había apoyado con productos propios en el programa Precios Cuidados y Precios Esenciales, decisiones que considera “un paliativo”. En los años más holgados del macrismo, fue uno de los 256 CEOs que se sumaron al chat de Whatsapp Nuestra Voz, con la expectativa de respaldar la gestión Cambiemos. Con el tiempo fue tomando distancia y escribiendo poco, como la gran mayoría de los presentes. Antes de los debates presidenciales en Rosario y Buenos Aires, la marca estuvo en el seno de la política: puso el café para los dos encuentros.