SEGUNDO TIEMPO

Gabinete bonaerense: el desafío de la convivencia entre las tribus de Todos

Tras abrirles espacios a la sociedad M&M, a CFK y a los intendentes, Kicillof reordena su mesa chica para la difícil carrera hacia la reelección 2023.

Por ahora, Federico Thea no tiene cargo asignado para su futuro próximo. Después de dos años como secretario general de la gobernación y de trabajar pegado a Axel Kicillof, el exrector de la Universidad José C. Paz va a dejar su puesto a fin de año y su futuro está abierto. Quizás vaya al Tribunal de Cuentas, quizás se quede en calle 6, con un despacho cercano al de su jefe. Por ahora, lo único que se sabe es que su cargo actual va a ser ocupado por otra dirigente de su grupo chico, Agustina Vila, que ya está de salida de la Dirección General de Escuelas y fue elegida por el gobernador para la Secretaría General.

 

Pero, aunque su futuro todavía es incierto, Thea trabaja contrarreloj junto a Kicillof en el diseño y armado de la nueva estructura del gabinete bonaerense, en donde se crearán de cero dos nuevos ministerios y el Instituto Cultural y donde se volverán a mover piezas.

 

Los cambios van a ser plasmados en un proyecto para modificar la Ley de Ministerios que el gobernador va a girar esta semana a la Legislatura con la expectativa de que pueda tratarse el jueves, junto al proyecto de Presupuesto. Si se cumple con esa proyección, en la primera semana del año Kicillof tendrá un nuevo gabinete, marcado por el repliegue de su mesa chica y la influencia cada vez más importante de La Cámpora, del intendentismo representado por Martín Insaurralde y de Sergio Massa.

 

Como Thea, casi toda la mesa chica que desembarcó de la mano de Kicillof a la gobernación platense en diciembre de 2019 fue reasignada en cargos de menor peso e influencia para dejar paso a las jefaturas comunales del conurbano, a Máximo Kirchner y a los pedidos de la vicepresidenta Cristina Fernández. La semana pasada, se sumó a esa lista el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, quien por primera vez controlará directamente un ministerio provincial, con la nueva cartera de transporte en manos de Jorge D’Onofrio.

 

El caso paradigmático es el del exjefe de gabinete Carlos Bianco, a quien Kicillof buscó proyectar como vocero político y salió eyectado tras la derrota en las primarias. Entonces se produjo el primer movimiento en la estantería del gobernador, que tuvo que entregar la Jefatura de Gabinete y el enorme ministerio de obras a los intendentes encabezados por el lomense. Bianco fue nombrado jefe de asesores y Agustín Simone debió dejar Infraestructura y mudarse a Vivienda.

 

Ahora habrá un movimiento más amplio, que va a requerir pasar por la Legislatura para cambiar la estructura de los ministerios.

 

El intendente en uso de licencia de Lomas de Zamora es uno de los que va a ganar más influencia y peso, con el desembarco de la diputada nacional camporista Vilar en Ambiente. Vilar está casada con Federico Otermín, el presidente de la Cámara de Diputados, otro de los sillones que controla Insaurralde, con Juan Pablo de Jesús, vicejefe de gabinete, como aliado clave.

 

“Crear un ministerio de Ambiente fue un pedido de los compañeros”, explican cerca de Kicillof. “Ellos entienden que lo ecológico es un buen canal de sintonía con los jóvenes”, dicen en la mesa chica del gobernador, donde algunos miran con reparos la idea de potenciar la “agenda verde” por sobre la agenda productiva, el verdadero interés de Kicillof.

 

El desembarco del intendente de Lomas fue el que más sacudió el corazón del gobierno tras la derrota del FdT en las elecciones de septiembre. “Le pusieron un competidor en la gobernación”, fue una primera lectura política sobre su nombramiento en la Jefatura de Gabinete. “Pensamos que iba a ser todo más tirante, que nos íbamos a estar midiendo, que nos íbamos a estar retaceando información. Pero no está pasando nada de eso”, afirma una fuente de la mesa chica del kicillofismo, consultada sobre la relación de estos meses entre ambos.

 

Pero, aunque nadie lo admite, hay tensiones. En la mesa chica de Kicillof hay algunas quejas por demoras. Cerca de Insaurralde se jactan de haber puesto a marchar expedientes que Bianco tenía demorados. “Chicanas de oficina pública”, minimiza un funcionario con despacho en calle 6.

 

En esa guerra de baja intensidad entre Kicillof e Insaurralde, el gobernador dará un golpe: le sacará al Ministerio de Infraestructura que controlan Leonardo Nardini y Franco La Porta las áreas de Vivienda y Transporte, que pasarán a ser dos ministerios autónomos.  El primero, para Simone, que recuperará el estatus de ministro. El segundo, para D’Onofrio, que reporta a Massa.

 

Massa no había aceptado el ofrecimiento de un lugar de peso en el gabinete original de Kicillof, allá por diciembre de 2019. Dicen que el desembarco de su esposa, Malena Galmarini, estaba acordado, pero todo se frenó por orden de Massa cuando se confirmó que el ministro de Seguridad sería Sergio Berni, con quien tiene una pésima relación desde aquel episodio del robo en su casa de Tigre.

 

Ahora, el tigrense tendrá un ministerio propio en la provincia y consolidará su control sobre todo el área de Transporte en territorio nacional y bonaerense, donde además ya gestiona las rutas más importantes desde AUBASA. “Fue un gesto de Kicillof, no una exigencia de Massa”, juran en la gobernación platense.

 

Máximo Kirchner y La Cámpora también van a ganar más influencia en la estructura bonaerense, donde manejan Desarrollo Social de la mano de Larroque.

 

Kicillof ya anunció que va a recrear el Instituto Cultural, adonde irá Florencia Saintout, a quien Máximo quiere bien posicionada para la pulseada por la intendencia platense en 2023.

 

Con Kicillof, la relación es de recelo y desconfianza, pero lo cierto es que el líder de La Cámpora cada vez ocupa más espacios: además de Cultura también se quedará con el Instituto de Previsión Social, donde irá la camporista Marina Moretti.

 

Cerca del gobernador aclaran que el movimiento no significa un recorte de atribuciones a Augusto Costa. “El Instituto va a depender de Producción”, afirmó una fuente con despacho en la gobernación, la que confirmó, además, un acuerdo para la continuidad de las dos subsecretarias de peso dentro de la estructura de Cultura: Lorena Riesgo y Victoria Onetto. Otras fuentes, en cambio, indican que el Instituto tendrá rango ministerial, por lo que “de ninguna manera” seguirá bajo el ala de Costa.

 

“Florencia necesitaba un gesto de contención. Se quedó sin banca después de un año de empoderamiento de Victoria (Tolosa Paz). Se cerraron las listas y no entró en ningún lado. Por eso la decisión de Axel de ofrecerle el Instituto Cultural”, dicen en la gobernación.

 

El último movimiento de la serie también significa una retracción para el grupo cercano a Kicillof. Por pedido de Cristina, Alberto Sileoni se hará cargo de Educación y Vila, blanco de reproches internos por su gestión durante la pandemia, será destinada a la Secretaría General.

 

Kicillof sumará así otro excompañero de gabinete del último gobierno de CFK, una lista que también engrosan Berni, Julio Alak y el ahora diputado y extitular de Salud Daniel Gollan.

 

Los nuevos ministros, si todo sale como planean en calle 6, asumirían los primeros días de enero. A partir de entonces y con un gobierno de coalición, Kicillof iniciará la segunda parte de su gestión con la mira puesta en la reelección.

 

Florencia Klipauka, diputada de La Libertad Avanza. Abandonó el bloque de Miguel Ángel Pichetto. 
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