Cristina Fernández de Kirchner avizora tiempos difíciles en el Senado. La cómoda mayoría que el peronismo tiene en la Cámara alta quedó a punto de esfumarse con el resultado de las elecciones primarias. La vicepresidenta entiende que los números del Frente de Todos (FdT) podrían mejorar de aquí a noviembre, pero no cree en los milagros. A partir de diciembre, habrá que saber sobrevivir.
Cuidar la unidad del bloque y evitar divisiones después de la renovación, que los dejará a merced de Juntos por el Cambio (JxC), es el corazón del mensaje que CFK les transmitió a quienes integran la bancada oficialista el jueves, en la reunión que mantuvieron en el Senado antes del acto que Cristina encabezó junto al presidente Alberto Fernández en la Casa Rosada.
Las cuentas no le cierran a la vice. Si antes de las PASO contaba con la posibilidad de perder bancas propias, que el cuórum estuviera en riesgo no formaba parte de la ecuación. De las ocho provincias que renuevan escaños en la Cámara alta este año, Corrientes, Santa Fe, Córdoba, Chubut, Mendoza, La Pampa, Catamarca y Tucumán, el oficialismo solo consiguió el primer lugar en las primarias en las últimas dos. Las derrotas en Chubut y La Pampa fueron una sorpresa y las otras figuraban como posibles en el radar, aunque existían expectativas de que el desempeño del peronismo fuera mejor al que se vio en las urnas.
Si Cristina olfateaba en la previa que el escenario era malo, resultó peor. Si los resultados de las primarias se repitieran el 14 de noviembre, el FdT podría quedar con una bancada de apenas 35 integrantes, dos menos de los que se necesitan para alcanzar la mayoría simple. Eso dejaría al oficialismo en un lugar siempre dependiente de las alianzas provinciales con fuerzas como el Frente Renovador de la Concordia misionero, un espacio que cambia de alineamientos según cómo soplan los vientos nacionales.
En la Casa Rosada y el Senado coinciden en que los números podrían mejorar en noviembre. En la mira están Santa Fe, La Pampa y Chubut, entre las que tienen incidencia en el Senado. A esos distritos se agregan Chaco, Entre Ríos, la Ciudad y la provincia de Buenos Aires. Para tratar de acortar las diferencias, el oficialismo decidió atender en forma personalizada los pedidos de cada gobernador.
En los casos de Santa Fe y La Pampa, el Gobierno puso a trabajar al flamante ministro de Agricultura, Julián Domínguez, para destrabar las restricciones a las exportaciones de carne. El anuncio del envío de la ley de fomento a la agroindustria, del que participaron Fernández, CFK y Domínguez, el jueves en la Casa Rosada, viene a reforzar el esquema. En Santa Fe, el FdT espera una carta adicional, relacionada con la reglamentación de la ley de biocombustibles.
Sobre la provincia que comanda Sergio Ziliotto hay segundas lecturas que circulan en el Senado, que indican que en las PASO el FdT se complicó por internas propias y cuentas pendientes entre el gobernador y su antecesor, Carlos Verna. “Ahora hay que trabajar por la unidad”, dicen sobre el caso pampeano.
Sobre Chubut también hay una lupa. Las bancas que le corresponden a la provincia están hoy ocupadas por tres peronistas: Nancy González y Juan Mario Pais, del FdT, y Alfredo Luenzo, de Chubut Somos Todos. En su cuenta más optimista, el oficialismo aspiraba a retener los tres escaños si los primeros dos lugares se repartían entre el peronismo y el oficialismo provincial, pero JxC se quedó con el primer lugar en las PASO, con el 39,5% de los votos. El candidato más votado fue el diputado macrista Ignacio Torres. El FdT quedó segundo, con el 26,65%, y Federico Massoni, el candidato del gobernador Mariano Arcioni, obtuvo el 13,42% de los votos.
Arcioni quedó en la mira. El gobernador se reunió el jueves con el jefe de Gabinete, Juan Manzur,que le habría pedido que baje la lista en noviembre para evitar que JxC se quede con las dos bancas de la mayoría. El gobernador lo negó en público y todavía no dio el brazo a torcer. Massoni regó la provincia con declaraciones en sentido contrario. “Ahora la Nación nos quiere dar órdenes. Nosotros somos de Chubut. Los únicos que pueden darnos órdenes son los chubutenses", dijo.
La cuenta, de todas formas, no es lineal. En la Casa Rosada hay quienes analizan que, de bajarse Massoni, sus votos tampoco irían a parar a la boleta que lidera el peronista Carlos Linares. Massoni es ministro de Seguridad con un discurso de mano dura más parecido al del macrismo que al del FdT. Tampoco es tan claro que responda directamente a Arcioni ni que el gobernador haga lo propio con Sergio Massa, que lo anota como un mandatario de su tribu. Por lo pronto, Arcioni, que pasó más de un año peregrinando por la Casa Rosada en busca de fondos para cubrir el rojo de las cuentas provinciales, logró finalmente ordenar los números y consiguió cierta autonomía para tomar decisiones.
Cristina conoce cada caso en detalle y es menos optimista que el Presidente, que en la intimidad piensa que hay chances de dar vuelta la historia. La vicepresidenta cree que “es muy difícil conseguir en un mes lo que no se hizo en un año y medio”, apunta uno de los senadores que participó del encuentro del jueves.
Para muchos, el diagnóstico de la vicepresidenta no es novedoso. Quienes tuvieron oportunidad de conversar con Cristina en tiempos en los que la imagen presidencial volaba por las nubes por la gestión de la pandemia la escucharon repetir una y otra vez que la luna de miel tenía fecha de vencimiento. “Está muy bien, pero cuando todo esto pase, la gente va a volver a tener los mismos problemas, los precios y los salarios”, decía. Aquellas reflexiones privadas se hicieron públicas, más tarde, en el acto que el FdT celebró a fin de año en el estadio único de La Plata.
“No objeta lo que se hizo en términos generales en el Gobierno. Desde el principio su obsesión tiene que ver con el problema de los precios, que están desbocados. Siempre estuvo mirando la canasta familiar”, dice un dirigente peronista de peso en el interior que tiene diálogo frecuente con CFK.
En línea con esa idea, Cristina no hizo críticas puntuales a la gestión de Fernández en la reunión que tuvo el jueves con el bloque oficialista. La vicepresidenta se limitó a analizar que aquello que sucedía “por abajo”, en el territorio, con la situación económica, se vio potenciado por la pandemia y que el FdT sufrió lo mismo que otros oficialismos en el mundo. Intentó saltear noviembre y poner el foco más allá, en 2023. “Lo importante es levantar el país”, apuntó. Mientras, se prepara para que el Senado se transforme en un terreno más hostil.