Urreli - Kravetz

Los golden boys de Grindetti para la Tercera

Referentes del primer grindettismo, se reparten armados y estrategias. Uno subterráneo, otro expuesto, buscan contener y ampliar Cambiemos. Perfiles.

Uno ocupa una banca en la Legislatura y el otro, un amplio despacho en la Municipalidad de Lanús, pero trabajan en tándem para fortalecer un armado amarillo que ataque en el conurbano peronista. Sus personalidades contrastan casi tanto como sus roles, pero se complementan bajo la lógica de conducción del comandante de Juntos por el Cambio en la Tercera sección electoral, Néstor Grindetti, quien, junto a otros intendentes, ganó terreno político luego de la catastrófica crisis económica seguida de derrota electoral que tuvo como protagonistas a  Mauricio Macri y María Eugenia Vidal.

 

Se trata del vicepresidente primero de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, Adrián Urreli, y del jefe de Gabinete y responsable del área de Seguridad en Lanús, Diego Kravetz, quienes ofician de coroneles de una oposición que busca contener a todos los socios del frente electoral y reclutar nuevos integrantes para hacer frente al justicialismo, que domina a gusto y parecer el sur del conurbano desde hace décadas. El primero, de cuna radical, acompañó desde sus inicios la campaña del PRO, cuando este era un espacio vecinalista. El segundo, con ADN y pasado kirchnerista, se sumó varios años después. Pese a las diferentes génesis, amalgamaron intereses y fueron encumbrados por su líder político, quien les permitió ampliar sus márgenes de influencia y sentarse a la mesa chica del poder regional.

 

Desde ese lugar, Urreli dedica gran parte de su tiempo por fuera de Legislatura al café, a la rosca y a la confección de un mapa político que sintetice a los principales actores del oficialismo y de la oposición en la Tercera sección electoral, con la idea de observar posibles competidores externos, pero, también, evaluar candidatos propios y candidatas propias de cara a las legislativas de este año y, sobre todo, a la pelea mayor en 2023. Entran en este esquema tanto el larretismo como la UCR y la CC, con el objetivo de medir la relación de fuerzas en una posible interna y analizar, a partir de ahí, quiénes están en condiciones de continuar, sumarse o, incluso, dar un paso al costado en la contienda electoral. “Estamos haciendo un trabajo detallado; la propuesta es unificarlo con lo que puedan presentar los demás espacios”, precisa un hombre que trabaja desde hace tiempo con el legislador.

 

El escenario general no es alentador en esta región bonaerense. En 2019, Juntos por el Cambio perdió Quilmes -con Martiniano Molina-, San Vicente -con Mauricio Gómez- y Berisso -con Jorge Nedela- a manos del peronismo y hoy se esfuerza por construir dirigentes locales casi en tiempo récord, mientras examina si vale el esfuerzo apostar nuevamente a quienes perdieron de manera consecutiva como Pablo Alaniz en Florencio Varela o Evert Van Tooren en Esteban Echeverría, entre otros. 

 

En tanto, Kravetz se mueve por fuera de la alianza electoral y persigue discursos del peronismo díscolo con el Gobierno y críticos de la cristinización de la agenda del Frente de Todos. De hecho, organizó la semana pasada parte del primer plenario del espacio Hacemos, del que participó Grindetti, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y su vice, Diego Santilli. Esta agrupación está conformada, entre otros y otras, por los exdiputados bonaerenses Jorge Mancini y Mariano San Pedro e incluso por el exjefe de Gabinete de Lomas de Zamora Guillermo Viñuales, quien supo ser uno de los hombres de confianza de Martín Insaurralde.  

 

El legislador

La espada legislativa del intendentismo amarillo nació en Flores, en la Ciudad de Buenos Aires, estudió en el instituto privado Lasalle y estuvo próximo a recibirse en Derecho en la Universidad de Buenos Aires. Desde joven trabajó en el sector bancario y pasó por varios puestos antes de ingresar por primera vez a la función pública, en el área de Recursos Humanos del Ministerio de Hacienda porteño, que, por entonces, dirigía Grindetti, en tiempos en que Mauricio Macri era jefe de Gobierno y aún llevaba bigote. 

 

“Grindetti encabezó una verdadera patriada”, repite Urreli con efusividad ante su círculo íntimo al referirse a los primeros movimientos políticos del jefe comunal de Lanús. Antes de subirse a la ola del triunfo en 2015 y ratificar ese desenlace cuatro años después, se midió sin éxito en las urnas en pleno auge del Frente para la Victoria, aquel en el que Cristina Fernández obtuvo un resultado histórico del 54,11% de los votos y tiñó de azul a gran parte de la provincia. 

 

En la adversidad y en el triunfo, fue el jefe de campaña de Cambiemos en las elecciones de 2011, 2013 , 2015 y 2019, y solo se quedó afuera de esta responsabilidad política en 2017 porque encabezó la lista de diputados por la Tercera sección electoral, delante de Maricel Etchecoin, que responde a Elisa Carrió, y Guillermo Sánchez Sterli, por entonces bajo la conducción de Molina. Eso, y sus buenos vínculos con otros de los barones del PRO que integran el Grupo Dorrego, como Jorge MacriJulio Garro y Diego Valenzuela, le permiten mostrar que, cuando habla, lo hace en nombre de los gobiernos locales de la oposición. “Es un intendentista”, repiten en su equipo. 

 

Ajenos le conceden el incentivo por el diálogo y propios, voluntad de no presionar más de lo necesario ni meterse donde no debe; siempre cauteloso y de bajo perfil, aunque, dicen, con el déficit de no estar preparado para armar en una región clave como la Tercera. “Camina a paso de obrero, siempre silencioso, casi mudo podría decirse. Tal vez por eso nadie lo putea. Es un tipo que motiva confianza, pero que hasta ahora no generó nada nuevo”, apuntan algunas fuentes que se sientan en su segundo círculo político y aclaran, además, que apuesta a ocupar el lugar de armador regional que supo tener el senador vidalista Walter Lanaro, hoy desplazado de ese rol tras la derrota electoral de la abanderada del dialoguismo.

 

El secretario

El posible sucesor de Grindetti en Lanús estudió en el colegio Cangallo Schule, se recibió de abogado en la Universidad de Buenos Aires y cursó un posgrado sobre el Régimen Jurídico de los Recursos Naturales que no concluyó. En 2003, encabezó la lista de aspirantes a la Legislatura porteña por el Partido de la Revolución Democrática, que llevaba a Miguel Bonasso como diputado nacional, una de las tantas expresiones del primer kirchnerismo.

 

A partir de ahí, coordinó el armado local del Frente para la Victoria en territorio porteño, espacio al que perteneció hasta 2009. Dos años después, se convirtió de manera insólita en el compañero de fórmula del exjefe de Gobierno Jorge Telerman, a quien había enfrentado desde su banca en la Legislatura, en las elecciones en las que, finalmente, Macri obtuvo su reelección. 

 

Con el tiempo se convirtió en otro de los hombres de máxima confianza de Grindetti. Primero, al ocupar el cargo de secretario de Seguridad y, después, al sumar la jefatura de Gabinete local tras la mudanza de Urreli a la Legislatura. Más tarde, en 2019, al encabezar la lista de postulantes al Concejo Deliberante.  

 

En su entorno le otorgan el valor de la gestión y la dialéctica propia del Partido Justicialista. “Es el encargado de enamorar al peronismo y sumarlo”, aseguran en Lanús, aunque aclaran que no se trata sólo de la construcción de una pata en Juntos por el Cambio, sino de la posibilidad de sumar peronistas al equipo de gestión y darles boletas para competir de manera interna. 

 

Habitual expositor sobre el fenómeno del delito en la Argentina y América Latina, recientemente publicó un libro sobre el tema y suele ser blanco de las críticas vinculadas a la mano dura. De hecho, organizaciones sociales y políticas locales lo recuerdan como el autor intelectual y de logística de la represión sobre el merendero Los Cartoneritos, en Villa Caraza, en el que policías irrumpieron en el lugar y reprimieron de forma violenta a niños, niñas y adolescentes, en un ambiente rodeado de gas pimienta y destrozos del local.

 

Alfredo de Angeli, en su banca en el Senado de la Nación.
Victoria Villarruel. 

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