LA ECONOMÍA EN CUARENTENA

La industria ilusiona con su rebote, pero espera ahora la mejora del consumo

La tendencia cambió en junio y se espera que se sostenga pese a la cuarentena reforzada en julio. ¿Mera recuperación o crecimiento? El salario, una clave.

El sector industrial, el más golpeado en los años recesivos de la era de Mauricio Macri –2016, 2018 y 2019– y durante este 2020 de pandemia, comienza a dar señales de reactivación que entusiasman al Gobierno. Sin embargo, para consolidarse, esos brotes verdes requieren que la crisis sanitaria ceda definitivamente y permita atenuar cada vez más las medidas de restricción de la movilidad de factores productivos y, especialmente, de un rebote del consumo interno. En esos factores se juega la esperanza de un 2021 mejor.

 

Por un lado, el Informe de Panorama Productivo de agosto, elaborado por el Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI) del Ministerio de Desarrollo Productivo, indicó que “la economía argentina ingresó en la segunda mitad de 2020 con signos de recuperación mayores a los esperados. La actividad industrial registró una mejora importante, pasando de caer un 26,2% interanual en mayo a un 6,6% en junio (nuestra estimación con base al consumo de energía sugería una baja del 14%)”. “Si bien en la mayoría de los países se ha observado un rebote tras el piso de abril, en el caso de Argentina la magnitud de la recuperación industrial de junio llama la atención”, añadió.

 

Fuente: Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), Ministerio de Desarrollo Productivo.

 

 

Por el otro, el estudio de junio de Utilización de la capacidad instalada en la industria elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) dijo que en junio, “la utilización de la capacidad instalada en la industria exhibe un nivel de 53,3%, superior al registrado en mayo (46,4%), aunque inferior al de junio del año pasado (59,1%)”.

 

“Las principales incidencias positivas que explican la recuperación de la utilización de las plantas productivas (…) se observan en la metalmecánica excluida la industria automotriz, las industrias metálicas básicas, la industria automotriz, los productos minerales no metálicos, los productos de caucho y plástico, los productos alimenticios y bebidas, la refinación del petróleo, los productos textiles y los productos del tabaco”, detalló. 

 

 

Fuente: INDEC.

 

 

Entre las causas de la recuperación, el CEP XXI menciona “la recomposición de stocks tras el parate de abril y parte de mayo”; una “importante demanda en bienes durables ligados al hogar, producto de que las personas pasan más tiempo dentro de sus casas”; que “estos repuntes en durables se explican también porque el precio de estos bienes medidos al dólar oficial (y, particularmente, al dólar MEP) se contrajo sensiblemente”; y el modo en que la producción agrícola tracciona a sus proveedores.

 

Aunque advierten esos datos de un rebote en forma de V de la producción fabril, en el sector privado ponen paños fríos respecto de su evolución esperable.

 

Ricardo Delgado, director de la consultora Analytica, señaló en diálogo con Letra P  que “el rebote reciente no dice nada respecto de lo que viene porque hay mucha recomposición de stocks que explica una parte importante de lo sucedido. Eso se ve especialmente en el sector automotor, que se había quedado sin ellos por la caída de la demanda”.

 

 

 

“El futuro va a depender de si la demanda se recupera o no, tanto la de Brasil, para las exportaciones, como la interna. Mi impresión es que lo que vemos todavía es ‘una golondrina que no hace verano’, por usar una frase hecha”, sumó.

 

El Gobierno es conciente de esa limitación y sus políticas pospandemia apuntan no solo a ampliar vía créditos blandos la capacidad productiva sino también a regenerar el círculo virtuoso de ingresos en alza, mayor demanda y creciente actividad.

 

Sin embargo, el punto de partida es muy bajo, dado por la caída del salario real en el cuatrienio macrista y por un 2020 en el que el intento de proteger los puestos de trabajo se llevó puesta la mayoría de las pretensiones de adecuación de los ingresos a una inflación interanual del orden del 40%.

 

Además, la recuperación general de la economía sigue muy ligada a variables que es necesario controlar mejor, como se observa en las últimas semanas en el mercado cambiario, tradicional fuente de inestabilidad en la Argentina

 

Por su parte, el economista Gustavo Reija habló de “una recuperación en V del sector industrial a nivel general”, que en junio alcanzó “el mayor nivel de ocupación de capacidad instalada desde el comienzo de la cuarentena. Tengamos en cuenta que en abril, primer mes de cuarentena full, había registrado un 42% de utilización y que ese valor fue el menor desde que se mide la serie”.

 

“Entonces, partiendo de mínimos históricos, la recuperación es muy buena y alienta esperanzas para el segundo semestre”, indicó, no sin recordar que el regreso a una fase uno, de irregular cumplimiento en la primera mitad del mes pasado puede afear los datos de julio.

 

 

 

Como Ricardo Delgado, Reija también observa condicionantes para que el rebote se convierta en crecimiento.

 

“Para que esto que observamos vaya más allá de la estadística, hacen falta políticas públicas que afronten los desafíos que la salida de la crisis le presenta a la economía”, aseguró.

 

“Ingresamos a la pandemia con una estructura económica inmunodeprimida y salimos con un agravamiento en los indicadores sociales y los equilibrios macro. Mayores niveles de desocupación, pobreza e indigencia se presentan en el marco de un grave déficit fiscal monetizado y la falta de un plan que marque un sendero de equilibrio para las variables financieras clave. El acuerdo en marcha con los bonistas alivia uno de los problemas preexistentes, pero constituye solo un primer paso”, dijo.

 

En ese sentido, Gustavo Reija recomendó “concertar políticas y acordar rumbos con los sectores productivos y sociales. Implementar el Consejo Económico y Social, como instituto de definición de políticas de mediano y largo plazo acordadas sería una señal positiva para proyectar un escenario de estabilidad macro y crecimiento sostenido”.

 

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