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Pospandemia, deuda, dólar y Vallejos: todo lo que les dijo Fernández a los ceos

Sepultó el proyecto de participación en empresas, dijo que quiere ser "el que arregle la deuda” y advirtió que el fin de la cuarentena “no tiene fecha”.

“Le quiero agradecer a Miguel por la idea de la reunión y la convocatoria”. Sentado a la derecha de Alberto Fernández, devolvió el gesto Miguel Acevedo, titular de la Unión Industrial Argentina (UIA) y armador del Presidente para acercar posiciones con el Círculo Rojo. Quince días atrás, el ejecutivo aceitero empezó a trabajar con el secretario Gustavo Béliz en el convite que se concretó en Olivos, que reunió a un puñado de ceos variopintos.

 

En esa mesa -otra más sin mujeres, como la del triángulo Gobierno-empresarios-sindicalismo de hace un mes-, el Presidente habló poco de lo productivo, de medidas concretas, porque el objetivo fue otro desde la génesis: limar asperezas por choques con los empresarios, que el jefe de Estado bajara línea y los hombres de negocios supieran de su propia boca cuál es la posición oficial sobre cuestiones espinosas. Fue categórico en remarcar que el Estado no tiene la idea de participar en empresas; se refirió indirectamente a las peleas con Techint y hasta habló de deuda y de las medidas recientes del Banco Central (BCRA) que generaron un problema para los importadores.

 

Pagani y Rocca. El de Arcor aceptó la invitación de Acevedo; el jefe de Techint pegó el faltazo. 

 

 

Fernández dejó una parva interesante de definiciones textuales a las que accedió Letra P respecto a una agenda amplia. Tanto, que, de las dos horas que duró el encuentro, utilizó una hora y quince minutos para monologar y, el resto, se repartió entre algún apunte empresario y de su gabinete.

 

Participaron por el establishment Sergio Kaufman, de Accenture; Javier Madanes Quintanilla, de Aluar; Luis Pagani, de Arcor; Martín Migoya (Globant), Daniel Herrero (Toyota), Roberto Murchinson (IDEA), Marcos Bulgheroni (PAE), Luis Pérez Companc (Molinos) y Mariano Bosch (AdeccoAgro). Todos, ubicados a la derecha de Fernández en una mesa larga que tuvo al mandatario en la cabecera. A la izquierda, otra rareza, casi todo su gabinete: Desde los ministros de Producción, Matías Kulfas, y de Economía, Martín Guzmán, pasando por su jefe de asesores, Juan Manuel Olmos; el ministro del Interior, Eduardo De Pedro; el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, y el propio Béliz.

 

 

 

“Trabajemos juntos, pero les puedo decir que la pospandemia no tiene fecha. No les puedo decir cuándo vamos a salir de esto. Seguro que no será mañana, va a ser paulatino”, arrancó Fernández ante la atenta mirada de los presentes, muchos de los cuales nunca lo habían visto en persona ni habían hablado con él. “Me preocupa mucho el tema de las villas y los barrios de emergencia”, dijo y relató: “Hablo mucho de la pandemia con Angela Merkel (canciller alemana) y Pedro Sánchez (jefe del Gobierno español), pero ellos no tienen ese problema de lugares tan complicados socialmente”.

 

Fue uno de los mensajes más concretos del mandatario, que a continuación se metió de lleno a arreglar los frentes de tormenta del Frente de Todos con empresarios. Sin nombrarlo, abordó la cuestión de Techint y sus despidos en plena pandemia, pero le bajó el tono a la disputa, incluso a sabiendas de que el ceo de la compañía, Paolo Rocca, era el único ausente de los participados por Acevedo. “Ni yo ni nadie en el Gobierno tiene un problema con los empresarios, sépanlo. Puede haber algún ruido alguna vez, pero son cosas del trabajo”, avisó. Hubo sonrisas por el recuerdo del mote de “miserables”. También alguna charla posterior de los presentes en la que se sinceraron: “Nosotros les hemos dicho zurditos alguna vez”.

 

 

Fernández con Bulgheroni, que luego envió a Marcos a la reunión en Olivos. 

 

 

A continuación, despejó dudas respecto del borrador de un proyecto de la diputada oficialista Fernanda Vallejos  que propone el ingreso del Estado a empresas vía acciones que derivarían de la ayuda que el Gobierno les está dando a las compañías. “La posición de Vallejos no responde a un proyecto del Gobierno ni mucho menos, fue una opinión personal de ella”, expresó. De todos modos, aclaró: “Tampoco nos espantemos, porque Alemania está capitalizando empresas, aunque acá no ocurre lo mismo: estamos ayudando, pero no salvando empresas”. En esa mesa estaba Madanes, uno de los ceos que aceptó discutir el tema y que, según cuentan, mantiene una buena “relación epistolar” con la diputada en cuestión.

 

“Yo quiero ser el presidente que arregle la deuda”, siguió Fernández sobre la agenda. “Sé que tengo que resolver ese frente para que Ustedes, después, me ayuden con las inversiones”, explicó y de allí salió un breve repaso e intercambio sobre algunos desembolsos que ya hicieron los ceos de esa mesa.

 

 

"Quiero ser el presidente que arregle la deuda", dijo Fernández a los ceos. 

 

 

Por último y en un discurso que incluyó varias citas al almuerzo previo que había mantenido Fernández con Roberto Lavagna, aclaró que la medida del BCRA para cortar con el acceso a divisas “es un tema coyuntural que se resuelve arreglando la deuda, pero hoy tenemos que cuidar los dólares”. Este jueves por la tarde, el presidente del BCRA, Miguel Pesce, se reunía con la cúpula de la UIA para pulir correcciones a la medida.

 

Cuando culminó con su participación, el Presidente preguntó si alguno de sus ministros quería agregar algo. Kulfas lo miró a Guzmán, que hizo un gesto de no tener nada para sumar. Su par de Producción detalló cuestiones mínimas y finalizó el encuentro. El mensaje, el gesto y una foto -que aumentó el malestar de las mujeres de Gobierno- estaban dados.

 

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