En medio de los debates que atraviesan al Congreso sobre cómo se debe financiar el Estado ante la pandemia, la diputada del Frente de Todos Fernanda Vallejos retomó el estilo de comunicación que supo utilizar durante el último tramo de la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner y en los cuatro años del gobierno de Cambiemos. Esta vez, a diferencia de sus apariciones estridentes en televisión, la economista e investigadora graduada en la UBA utilizó su cuenta de Twitter para exhibir una de las discrepancias que laten dentro de la coalición del Frente de Todos: pidió que los programas estatales que pagan una parte de los salarios de las empresas no incluyan a grandes firmas que tienen cuentas off shore, fugan divisas o evaden impuestos. También, sostuvo que esos fondos públicos no deben ser "un regalo", sino que deben ser compensados con participaciones del Estado en las empresas. Las definiciones, que la legisladora ratificó este martes con una extensa argumentación en la misma red social, cruzaron como una saeta los debates internos del oficialismo y, así como resonaron en los medios, fueron relativizados por los principales voceros del Gobierno y de su propia bancada.
Vallejos no es una marginal política. Por el contrario, es una figura cercana a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner: en las elecciones de 2017, encabezó, por decisión de la exjefa de Estado, la lista de candidatos a diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires de Unidad Ciudadana, el germen inicial de la actual coalición gobernante. Por ese linaje fundacional del cristinismo, las palabras de Vallejos despertaron todo tipo de especulaciones en el Ffrente de Todos.
Más allá de la distancia que eligen tomar dentro de su propio bloque, tanto sus adherentes y como sus detractores reconocen que la economista no habla por sí sola y, si lo hace, busca expresar parte de las posiciones fiscales de la vicepresidenta, cada vez más comprometida en el proyecto de impuesto a los ricos que redacta el titular de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, Carlos Heller, de cotidiano trato con CFK. Sin embargo, otros prefieren actualizar ese vínculo y recuerdan que la diputada ya ha recibido varios retos de su jefa política, en plena campaña por defender al exvicepresidente Amado Boudou -lo comparó con Yrigoyen y Perón- y también durante el inicio de la gestión de Alberto Fernández.
A sus 42 años recién cumplidos, Vallejos transita su tercer año como diputada, pero a los 35 se desempeñó como funcionaria en el área de Cuentas Nacionales del entonces ministro de Economía, Axel Kicillof. No fue un encuentro de desconocidos: además de una larga militancia en el progresismo, especialmente en el Frente Grande, la diputada se fue acercando al kirchnerismo y fue alumna del actual gobernador bonaerense en la cátedra de Pensamiento Económico II.
En las aulas de Economía conoció a Kicillof, que le lleva diez años, y a otros dirigentes del Frente de la Victoria, como Ivan Heyn y Mariano Recalde. Esos lazos y su elaboración teórica en materia económica la ubicaron en el espacio de debates programáticos que conducían distintos dirigentes de La Cámpora, aunque luego se transformó en una de las referentes de "La Gran Makro", la agrupación de economistas identificados con el kirchnerismo que se reunieron y debatieron alrededor de Boudou.
En la actualidad preside la Comisión de Finanzas de la Cámara baja, promovida por su compañero de bancada Rodolfo Tailhade. “Encabezó el rechazo al acuerdo con el FMI y al proceso de endeudamiento que vivimos en estos cuatro años, pero también estamos orgullosos de impulsar por primera vez la presidencia de esta comisión para una mujer”, celebró el diputado.
También es vocal de la comisión bicameral de seguimiento de la deuda externa e integra el equipo de diputados que trabaja en el diseño de un impuesto extraordinario a las grandes riquezas, bajo la coordinación del banquero Heller y con el total respaldo del titular del bloque, Máximo Kirchner. Las palabras de la diputada, fervorosa hincha de Racing, resonaron con más fuerza, especialmente por la llamativa demora del oficialismo, que ya confirmó dos veces el envío de un texto que todavía no ingresó a la cámara.