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El bielsismo, entre la bronca con Perotti y la falta de rumbo

Descontento en el espacio que conduce la ministra nacional por “incumplimientos” del gobernador. Su aporte al triunfo peronista, liderzago en soledad y futuro.

María Eugenia Bielsa volvió a la política activa en 2019 para perder primero y ganar después. Lideró un espacio en la provincia y terminó como ministra nacional. Hoy, a casi siete meses de la llegada del peronismo al poder, el sector, denominado Encuentro por Santa Fe, pendula entre el “descontento” con el andar del gobernador Omar Perotti y la dificultad por encontrar organicidad.

 

Bielsa fue clave en la victoria de Perotti. Con su derrota en las PASO aún fresca, se subió al tren de la campaña y evitó fugas en el PJ. De ahí que el bielsismo se haya convertido en una de las tribus del peronismo santafesino, a la altura del rossismo, el NES y La Cámpora.

 

Perotti le prometió a Bielsa el 33 por ciento de los espacios institucionales de gobierno. Un tercio para el perottismo, un tercio para Unidad Ciudadana y un tercio para nosotros, pensaron en Encuentro. Con ese esquema, el gobernador se garantizó el apoyo irrestricto de la rosarina para tumbar al socialismo.

 

 

Pero los bielsistas santafesinos sienten que Perotti “incumplió” el acuerdo. Y no es la única razón de su malestar con el líder de la Casa Gris. Aducen, por otro lado, que el peronismo provincial carece de “jefatura política”, rol que, para los aliados de la arquitecta, debería ejercer justamente el rafaelino.

 

“Por algo fuimos separados”, sintetiza a Letra P uno de las personas de confianza de Bielsa. Otro de los dirigentes que acompaña a la rosarina señala: “Lo de Perotti es un retroceso; con ordenar los números y algo de seguridad le alcanza”.

 

 

 

Uno de los puntos que rechaza el bielsismo es la adhesión a la Ley nacional de ART que Perotti pidió desde el día uno. Matilde Bruera, la única diputada provincial bielsista, se manifestó abiertamente en contra del tema. Incluso se lo dijo en la cara al ministro de Trabajo Claudio Moroni, cuando expuso en Santa Fe de la mano de Perotti.

 

Pero hacia adentro, el espacio perdió vínculo. Un poco por la pandemia y otro poco por dificultades para mantener la “organicidad”. Bielsa es una líder muy particular. “Juega sola”, dice alguien de su riñón. No obstante, que se mueva de esa manera no quiere decir que no tenga un plan para el proceso electoral que se avecina.

 

La ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat armó Encuentro para contener a peronistas huérfanos, sindicalistas y un núcleo progresista que no tributó en otros partidos. Rescatada por sus convicciones y conducta honorable, Bielsa ejerce un liderazgo singular, de “vínculos más personales, no tan orgánicos” con los suyos, como resume otro dirigente cercano.

 

 

 

Dentro del gabinete coló a dos ministros. Al titular de Desarrollo Social, Danilo Capitani, un exsenador que fue su compañero de fórmula en las PASO, y a la referente de Infraestructura, Servicios Públicos y Hábitat, Silvina Frana, con quien tiene una relación personal.  

 

El espacio se mixturó entre los que vieron una alternativa electoral y aquellos que pensaron a largo plazo, en una construcción política de raigambre. En ese marco, Bielsa, pese a no tener un marco de alianzas visible, “tiene planes para el futuro”, dicen en su entorno. Uno de sus delfines de mayor protagonismo es el senador por Rosario Marcelo Lewandowski, quien le sacó diez puntos de ventaja a la exintendenta socialista Mónica Fein y es candidato a competir por la intendencia en 2023.

 

 

 

Bielsa seguirá en su tono. Elegida especialmente por el presidente Alberto Fernández para integrar el gabinete, esa puede ser su moneda de cambio a la hora de confeccionar listas. Solo ella lo sabe.

 

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