Debía realizarse en Corea, luego se pasó a España y terminó concretándose en Zoom. La pandemia del COVID-19 se llevó puesta a la economía del mundo y arrastró a eventos masivos, como la reunión de los principales ceos del mundo agrupados en la Global Business Coalition (GBC), una especie de brazo permanente del B-20, el grupo de empresarios de los 20 países más industrializados del planeta.
Por esas rarezas de la política y la economía, la presidencia del grupo recayó en Miguel Acevedo, titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), que comandó un encuentro de tres horas con 20 expositores y más de 100 inscriptos de países líderes como Estados Unidos, Italia, Francia, Alemania, Brasil, Corea, China, India y Rusia, entre otros.
Brasil y los industrias de la CNI, del amor a la crisis.
“Nadie esperaba este contexto, en este momento, pero son los desafíos que nos tocan”, expresó en el arranque del encuentro uno de los representantes de la BDI, la cámara industrial alemana. Más allá de los mitos informativos sobre el desempeño de la economía bajo la tutela de Angela Merkel, la entidad industrial de ese país había medido un alza del PBI de sólo 0,5% para 2020. Y corrigió hacia un desplome y recesión si el Estado no tomas las riendas y rescata a los privados de una forma más activa.
Acevedo y Funes de Rioja, al frente del grupo en el Zoom.
“Acá, en Argentina, el Gobierno está tomando medidas excepcionales, pero es día a día”, se sumó Acevedo en relación a las decisiones del presidnete Alberto Fernández. Aunque parezca extraño en charlas de empresarios, el eje del Zoom mundial fue, precisamente, cómo la pandemia puso a los estados en una posición de poder absoluto, de subsidio de privados, y cómo eso quedará una vez que pase la crisis sanitaria.
Sobre todo el bloque de empresarios europeos se mostró “preocupado” por la “cerrazón que se viene en la economía de los países”. Charlaron allí sobre una aceptación del “proteccionismo”, un movimiento que ya se venía dando pero que se aceleró por el confinamiento y el estado de economías de guerra. Los europeos, muchos de ellos textiles, están preocupados por las enormes ventas frustradas de la temporada del invierno europeo y planean embarcar hacia América Latina cargamentos vendibles en la región. Pero todos plantearon dudas sobre la voluntad aperturista de esos países, cuando los mercados internos también están derrumbados.
La BDI alemana, junto a Merkel. Alemania esperaba crecimiento del 0,5% en el PBI y tendrá un derrumbe.
Bongman Kim, de la Federación de Industria Coreanas (FKI), le sumó dramatismo al contexto y les avisó a los presentes que en las cuarentenas “lo fácil es entrar y lo difícil y doloroso, salir”. Corea es uno de los modelos que el establishment argentino pondera como práctico a la hora de conjugar medidas sanitarias con decisiones económicas. Se comentó que, probablemente, en Argentina ocurra lo que pasó con la pandemia en el mundo, pero “de modo más atenuado” considerando que hubo cuarentena estricta desde el inicio. Pero todos coincidieron en que los efectos económicos de la pandemia serán devastadores.
Cerca del final de la charla, cuando uno de los presentes consideró clave que los estados, en este contexto, aflojen aún más sus billeteras, apareció el temor de los privados. Después de la pandemia, ¿los estados avanzarán sobre los privados? ¿Exigirán participaciones a raíz de períodos extensos de subsidios y asistencias? ¿Volverán a ser privadas las empresas públicas nacionalizadas circunstancialmente en Europa? Para todas esas preguntas no hubo respuestas, pero sí dolores de cabeza a cuenta. Es el mayor fantasma para el establishment, no solo en Argentina sino, también, en el mundo.