Reelecciones indefinidas en Buenos Aires: el síntoma de una política que no quiere soltar
Con el desempate de Verónica Magario, el Senado provincial aprobó el proyecto que impulsa el peronismo. La resistencia al cambio y el miedo a perder el lugar.
La política tradicional no solo resiste el cambio sino que le tiene miedo. Miedo a perder lugar, miedo a no volver, miedo a tener que repensarse desde cero. Y ante ese miedo, reacciona como siempre: con más de lo mismo. Pasado, encierro y caprichos.
Quedó claro que parte de la política -y de los sectores que todavía influyen en decisiones de la provincia de Buenos Aires- sigue encerrada en su propia conversación. Lejos de la realidad, del día a día, de la calle.
La necedad para actualizarse crece. La falta de humildad para reconocer que su conversación está a kilómetros del sentido común se agiganta. Y la desesperación por no representar más que a los de siempre se profundiza.
Los políticos se aferran a ideas viejas, a manuales que ya no conectan más que con los propios. Inventan discusiones que solo responden a sus intereses y no pueden defender lo indefendible, porque todos vivimos las consecuencias de ese modelo.
La política no se transforma con lo viejo
El mundo cambió y las personas cambiaron. Quienes no consigan actualizarse, adaptarse y resetearse seguirán encerrados en una novela de relatos salvajes. Sin audiencia. Y sí: hay resistencia al cambio. Lo sabemos. Ya no alcanza con pedirles a los mismos de siempre, que no sean necios.
Lo que queda es avanzar. Contrarrestar la narrativa de una minoría ruidosa, nostálgica, que se quedó con poco y nada del pueblo, pero no quiere darse cuenta. Se volvieron eso: una minoría. Que no aprendió nada. Que se sigue creyendo mayoría, aunque ya no convoquen más que a los de siempre. A los fans del show. A los adictos al conflicto.
Quienes siempre estuvimos en contra de lo que ellos representan hoy reafirmamos la posición. Por suerte, nos dejan cada vez más claro dónde y cómo no. La política no se transforma prorrogando lo viejo. Se transforma abriendo lugar a lo que falta.
El miedo al cambio en la política
Reelección indefinida no es continuidad: es miedo al cambio. Y el futuro no nace de la repetición. Nace del coraje de actualizarse. No nacimos para administrar la herencia de otros. Nacimos para rediseñar lo que recibimos y para construir lo que todavía no existe.
El futuro no va a nacer del capricho de quienes ya no enamoran. Va a nacer del coraje de quienes se animan a actualizar la política desde el presente. Y no para ellos, sino para la vida real de todos.