El acuerdo electoral entre Magdalena Odarda y Martín Soria había inaugurado un debate en el seno del peronismo crítico. La exsenadora, actual titular del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (Inai), de pasado antikirchnerista en la Coalición Cívica, quien fue la voz de Elisa Carrió en Río Negro por varios años, terminó en el Frente de Todos con su partido RIO, hoy en ParTe. El ferviente rol opositor de antaño le sirvió a los detractores del hijo de Carlos Soria, apenas perdió la elección provincial, en 2019, como uno de los justificativos del escarnio por el resultado. Y estos días, la crítica mutó a indiferencia.
Pocas fueron las voces del peronismo que se expresaron sobre la situación en la cordillera con los pueblos originarios, mientras el Estado rionegrino elegía a la hoy funcionaria como culpable por las tomas. La mayoría de los dirigentes prefirió mantener el off, y los que lo rompieron lo hicieron a favor de la gobernadora, que logró sacar del medio de la negociación al Inai, mientras llegaban más de 100 gendarmes de La Pampa a la región.
Apenas cuatro legisladores hablaron sobre los hechos en El Foyel y Villa Mascardi por el tenso cruce de Carreras con un integrante de la comunidad Lafken Winkul Mapu, sobre la ruta nacional 40. El flamante massista Alejandro Ramos Mejía, acompañado de Luis Albrieu, Nicolás Rochás y Luis Noale, repudió “los actos de violencia y destrato”, pidió “cordura” y “una resolución pacífica que evite la intervención de las fuerzas en la necesaria restauración de la paz social”. Pero, de Odarda no hubo acotación.
Un dato no menor es que en el bloque peronista, que está bajo el mando de la barilochense María Eugenia Martini, converge Facundo Montecino Odarda, hijo de la funcionaria. Fuentes legislativas admitieron que esperan un pronunciamiento de Montecino para sumarse, aunque todavía no omitió palabra sobre el tema.
En la previa a este mal trago de la jefa provincial, el bloque de Juntos Somos Río Negro (JSRN) y la misma Carreras se descargaron. Acusaron al Inai de respaldar a las comunidades más radicalizadas; en esa senda, el legislador de Juntos por el Cambio, Juan Martín, fue por más al sumarles críticas a las ministras Sabrina Frederic (Seguridad) y Marcela Losardo (Justicia y DDHH).
No tan llamativa fue la reacción de la senadora rionegrina Silvina García Larraburu. Al igual que el espacio de Alberto Weretilneck, cargó contra su excolega en el Congreso, porque “se acomodó detrás de un escritorio y es más lo que resta que lo que suma”. La pirotécnica frase fue el epílogo de una serie de cruces dialécticos a través de medios provinciales, previos al desalojo en la zona de El Bolsón. “Tenemos una funcionaria a cargo del Inai que no se sabe lo que está haciendo”, insistía.
La furia de García Larraburu se sostiene por el reparto de cargos en las dependencias nacionales de Río Negro. Afuera de toda decisión, se encomendó a viralizar -antes de la cuarentena- imágenes con Weretilneck en el Senado. Su enojo con Martín Doñate y Martín Soria, hoy unidos por anuncios de obras para la provincia incluidas en el Presupuesto 2021, se mantiene. Y la nacionalización del reclamo del pueblo mapuche reavivó las críticas a quien fuera compañera de fórmula de Soria.
El repetido video de un tenso cruce de la gobernadora sobre la cinta asfáltica obligó al presidente Alberto Fernández a interceder, puso en acción a funcionarios de alto rango pero, específicamente, demostró las divergencias en el FdT rionegrino por este tema. Ante el anuncio de desalojo del predio en Mascardi, y mientras los gestos de buena relación entre Río Negro y la Casa Rosada en el día que se entregarán viviendas para Bariloche, el impacto del silencio en el FdT es cada día más fuerte.
