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Contacto en Nueva York: la reunión secreta de Guzmán con altos emisarios de Trump

De qué habló el ministro con funcionarios de primera línea del Tesoro en un sitio reservado de Manhattan. Razones de la banca a Macri, el lobby feroz de bonistas y la apuesta a la “Línea K” del Fondo.

Bajo un total hermetismo. Martín Guzmán tuvo en Nueva York el primer contacto con enviados de Donald Trump. Si bien Alberto Fernández habló con su par norteamericano y hubo reuniones y comunicaciones con segundas líneas a nivel de la política, se trató del primer cara a cara en materia económica, donde se juega la suerte inicial del proyecto del Frente de Todos. A diferencia de la presentación del ministro de Economía en el Consejo de las Américas y del encuentro con la misión del Fondo, la cita con los funcionarios de Trump se hizo a puertas cerradas, en un lugar desconocido, y fue la única de la que no trascendieron detalles. Fuentes al tanto del encuentro le contaron a Letra P que Guzmán se reunió con dos importantes representantes del Tesoro estadounidense, que dirige Steven Mnuchin; uno de ellos, “de muy alto rango”. Los delegados de Trump viajaron desde Washington para reunirse con el ministro de Fernández y se acordó mantener sus nombres en reserva.

 

Guzmán escuchó de primera mano los argumentos políticos por los que Trump había decidido semejante apoyo a Mauricio Macri.

En la Casa Rosada, afirman que el test sirvió para aclarar cuestiones de ambos lados y empezar a desactivar rumores y lobbies que se multiplican a medida que avanza el proceso de reestructuración de la deuda argentina. Guzmán, que en las últimas horas presentó un cronograma de la deuda que tenía listo desde noviembre, escuchó de primera mano los argumentos políticos por los que Trump había decidido semejante apoyo a Mauricio Macri desde que se desató la corrida cambiaria y la Argentina de Cambiemos entró en un espiral de ajuste, deuda, devaluación y recesión.

 

En el 2019 electoral, Mnuchin fue el encargado de presionar al halcón y número 2 del Fondo, David Lipton, para que el organismo incumpliera sus propias reglas, le permitiera al Banco Central intervenir en la zona de no intervención y entregara nuevos desembolsos, pese a que Macri no había cumplido con la mayor parte de las metas acordadas con la entidad que dirigía entonces Christine Lagarde.

 

Según pudo saber Letra P, en la reunión de Guzmán con los funcionarios del Tesoro norteamericano se habló de cuestiones de la economía global, del papel de China y de movimientos que pueden afectar tanto a un gobierno como a otro Pero no se abordó el reciente gesto de Trump a Fernández por los aranceles al aluminio y el acero argentinos.

 

 

¿BUENA FE? Lo central de la charla pasó por la reestructuración de la deuda que impulsa Argentina. Los enviados estadounidenses trasladaron al ministro de Economía la inquietud de los fondos de inversión que hacen cola para presionar en todas las ventanillas, incluida la de la administración republicana. “El Tesoro tiene todo el tiempo a los bonistas atrás. Hacen cola para hacer lobby”, le dijo a este portal un funcionario de Economía al tanto de las conversaciones en Nueva York.

 

El eje central de la charla fue la reestructuración de la deuda que impulsa Argentina. Los enviados estadounidenses trasladaron la inquietud de los fondos de inversión. "Los bonistas hacen cola para hacer lobby", le dijeron a Guzmán.

Guzmán aprovechó para despejar dudas, aclarar informaciones imprecisas y dar su visión del proceso de acercamiento con bancos y fondos de inversión. Negó la acusación de acreedores que afirman que es el gobierno argentino el que no actúa con buena fe y no se involucra en la negociación en los términos que los tenedores pretenden. No sólo dio detalles del comunicado oficial en el que se convocó a los acreedores y contó que todos los bonistas que vinieron a Buenos Aires y pidieron una reunión fueron recibidos por su equipo. Además, destacó lo fundamental a los ojos del gobierno de Fernández: en una situación de virtual cesación de pagos como la que menciona el sucesor de Macri, se decidió dar “una chance” para hacer todo de forma ordenada y no ir al default directamente el 10 de diciembre. En Economía, afirman que el ministro considera muy valioso conocer de primera mano el razonamiento de los funcionarios del Tesoro y cree que “vale mucho” que se escuche también la campana argentina.

 

El contacto de Guzmán con los funcionarios de Trump es el primer dato en torno a la deuda desde que el secretario Mnuchin le dio una bienvenida poco calurosa a Fernández, el 30 de octubre pasado. Ese día, en declaraciones a la agencia Reuters desde Arabia Saudita, Mnuchin afirmó: “Argentina tiene un compromiso con el Fondo y nuestra expectativa es que cumpla”. Si bien el presidente norteamericano y el Tesoro nunca se involucraron con fondos propios en el salvataje a Macri, como esperaban algunos ambiciosos en el corazón amarillo, fueron decisivos para que el Fondo incumpliera sus propias reglas.

 

En la Casa Rosada, aclaran que la relación bilateral entre Argentina y Estados se juega en el plano de la política internacional, con gestos como el viaje de Fernández a Israel o la condena al gobierno de Nicolás Maduro, la cercanía del gobierno argentino con los deseos de Trump -sobreactuada, incluso para algunos en el oficialismo- se explica sobre todo por la necesidad de conseguir el apoyo de Estados Unidos en la reestructuración de la deuda y la relación con el Fondo.

 

 

 

LÍNEA KRISTALINA. La reunión de Guzmán con el Tesoro fue el mismo día de la cita con los representantes del FMI, el jefe de la misión Luis Cubeddu y la adjunta para el Hemisferio Occidental, Julie Kozak. Con el 16,5% de las acciones, el peso de Estados Unidos en el directorio del Fondo es inigualable y decisivo. Según dijeron a Letra P fuentes de Economía, el ministro considera que en el organismo que le prestó a Macri 44.000 millones de dólares hay un múltiple equilibrio de fuerzas y dos líneas que se dibujan cada vez más nítidas. Puertas adentro, asoma con la actual directora, Kristalina Georgieva, que el miércoles se cruzará con Guzmán en el Vaticano, una afinidad importante en cuestiones que van desde la macroeconomía hasta la deuda. A ojos del gobierno argentino, Cubeddu y Kozak pertenecen a la corriente que lidera Georgieva, la búlgara recién llegada que aparece en minoría dentro del FMI, pese a ser su autoridad máxima.

 

 

 

En la cita en Nueva York, los enviados del acreedor privilegiado de la Argentina dejaron ver marcos analíticos que despegan de la línea dura de Lagarde, asociada al fracaso de Macri. Cerca de Guzmán, lo explican así: “Si la línea Lagarde trabajó con Macri un programa de austeridad fiscal y contracción monetaria, la línea Georgieva está en contra de la austeridad en la crisis y no pone objeción a nuestro plan ni a que el programa sea elaborado por nosotros”. Sin embargo, la relación es compleja, la idea de que aparezca un nuevo Fondo como el que mencionó el Presidente es voluntarista y el optimismo no da para demasiado.

 

"La línea Georgieva está en contra de la austeridad en la crisis y no pone objeción a nuestro plan ni a que el programa sea elaborado por nosotros”, explican cerca de Guzmán.

Fernández y Guzmán coinciden en que lo que importa es lo que haga público el Fondo. Por eso, aunque dicen que el comunicado en el que no se menciona a la Argentina fue malinterpretado, admiten que el lenguaje de la “línea Lagarde” se presta para eso. Se refieren, sobre todo, al argentino mexicano Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental que sobrevivió a la gestión de la directora francesa y que, para los negociadores argentinos, habla su mismo lenguaje. Guzmán y Werner todavía no entraron en contacto y el vínculo de la administración Fernández con el funcionario pasa por ahora por Sergio Chodos, el representante argentino en el directorio del FMI.

 

El objetivo principal del profesor de la Universidad de Columbia es que el Fondo comience a hacer públicas algunas de las confesiones que circulan en privado. Su planteo puede sonar pretencioso: que el organismo admita que la deuda no es sostenible y tiene que ser reestructurada, algo que abriría la puerta para una quita y una reducción de intereses, pero incluiría, además, reconocer que el propio Fondo debe extender los plazos que hoy rigen para que Argentina devuelva la montaña de endeudamiento que contrajo Macri. Si bien la urgencia con los bonistas es absoluta y abril es la fecha límite, en el horizonte aparece la carga del préstamo de Lagarde que debería comenzar a cubrirse a partir de 2021.

 

Recién llegada a su sillón, Georgieva tiene dos misiones que no necesariamente van de la mano. Por un lado, cobrarle a su deudor principal en el menor tiempo posible; por el otro, evitar que el caso argentino termine mal una vez más y dañe todavía más la imagen del Fondo a nivel global. En ese aspecto, creen en Economía, es que la reunión con los funcionarios de Trump puede ser decisiva. También, aunque en menor medida, el encuentro que Fernández y Guzmán tendrán con Angela Merkel en los próximos días y la cita que el ministro tendrá, por su parte, con un alto funcionario del gobierno alemán.

 

Javier Milei, Kristalina Georgieva y Toto Caputo.
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