Aún no constituidos formalmente como coalición parlamentaria pero en la práctica ya funcionando como tal, el debut del Frente de Todos en la Cámara de Diputados mostró los primeros tironeos durante la previa del debate por la ley de emergencia alimentaria, que empujó al recinto el Movimiento Evita y luego votaron todos sin fisuras en el recinto.
“Yo la semana pasada dije que lo podía resolver el Gobierno por decreto”, dijo en su discurso de cierre el presidente del bloque del Frente para la Victoria (FPV), Agustín Rossi, que terminó reivindicando el rol de las organizaciones sociales que promovieron el debate. “No me gusta la estigmatización que se quiere hacer de las organizaciones sociales cuando han cumpido el rol que cumplieron desde 2001 en Argentina”, dijo el santafesino.
Las palabras de Rossi llegaron sobre la hora para cerrar una grieta que había asomado en los días previos a la aprobación de la ley: las organizaciones sociales con presencia territorial, nucleadas en el grupo “Los Cayetanos”, terminaron obligando al peronismo a pedir una sesión especial para tratar el proyecto en el recinto, mientras que el bloque mayoritario del FPV prefería evitar el debate en la Cámara en plena campaña electoral.
La diferencia había quedado en evidencia sobre el final de la semana pasada, cuando se dividieron los caminos de los dos sectores. En un principio, tanto el bloque kirchnerista como el sector ligado a las organizaciones sociales, como el Movimiento Evita, habían apostado a que el Gobierno escucharía el reclamo por la emergencia alimentaria y resolvería el tema por decreto. Así lo habían hablado en privado referentes de los diferentes espacios opositores que recibieron el miércoles pasado a las organizaciones sociales en la Cámara baja.
Pero la resistencia de la Casa Rosada obligó a cambiar los planes. El Movimiento Evita tomó rápidamente la posta de la ofensiva y ya con la avanzada en marcha, Rossi mandó al ex viceministro de Desarrollo Social, el diputado kirchnerista Carlos Castagneto a consensuar un proyecto de ley con Leonardo Grosso, la pata legislativa del movimiento social que tiene que dar respuestas urgentes en el territorio.
Si bien la iniciativa contaba con el apoyo político de todo el acto peronista, dentro del bloque kirchnerista y del Bloque Justicialista hubo varios referentes que interpretaron la presión del Movimiento Evita como una forma de posicionarse en el Frente de Todos antes de que Alberto Fernández desembarque en la Casa Rosada. “La historia de siempre”, le dijo a Letra P un diputado kirchnerista que recordó la ardua pulseada que tuvo Cristina Fernández de Kirchner con la organización que lideran Emilio Pérsico y Fernando “Chino” Navarro por la ley de agricultura familiar, que se aprobó en 2014.
Un referente del Bloque Justicialista coincidió con la mirada. “No es una interna entre el kirchnerismo y el Evita. Es una forma de mostrarse como organización ante Alberto”, razonó. “Nosotros no la queríamos votar, queríamos que se resolviera por decreto”, le dijo a este portal, sin rodeos, un diputado camporista que evaluó como “poco conveniente” que el recinto se sumergiera en un debate en plena campaña cuando todo lo que alguien diga puede ser usado en contra de su espacio político.
Si la presión de los movimientos sociales contó –o no- con el aval del candidato presidencial fue la pregunta que recorrió durante días los despachos de la Cámara de Diputados. “Alberto está de acuerdo”, fue la respuesta que recibió Letra P cuando consultó a los referentes de Todos en la Cámara baja. Los principales impulsores del proyecto, en efecto, tienen línea directa con el candidato presidencial. El Evita, a través de Navarro, uno de los dirigentes que más frecuenta las oficinas de la calle México. En la iniciativa también trabajó el diputado Daniel Arroyo, ex viceministro de Desarrollo Social que suena para ser titular de esa cartera en un eventual gobierno de Fernández. El candidato presidencial, sin embargo, se encargó de marcar también la cancha. "Evitemos estar en las calles", dijo sobre las manifestaciones para pedir por la ley.
La posición del FPV, por otra parte, no respondió a pedidos ni líneas políticas que bajaran Fernández ni el Instituto Patria. Con una década de experiencia como presidente de bloque, Rossi no pidió instrucciones y aplicó la regla que sigue desde hace años: “Si estás haciendo algo mal, enseguida te llaman”. Fernández no lo llamó.
Disciplinado, el bloque kirchnerista se sentó en pleno en la sesión y votó sin fisuras a favor del proyecto, junto con el resto del arco peronista y el oficialismo. Tuvo un solo orador, Castagneto, y el cierre a cargo de Rossi, que aprovechó para ensalzar a los movimientos sociales. Ninguno de los candidatos y posibles ganadores de las elecciones de octubre en sus distritos, como Axel Kicillof, emitió palabra. La sesión transcurrió tal como habían acordado el miércoles Rossi y los oficialistas Emilio Monzó, Mario Negri y Álvaro González: sin sobresaltos ni chicanas, con discursos breves y escasos, para evitar que cualquier cosa salpique el proceso electoral.