DETRÁS DE ESCENA | JAIME DURÁN BARBA

Matar o morir

El genio de la posverdad enfrenta su batalla más brava, con números en rojo. Volvió a Balcarce 50 con manual 2019: la economía prohibida, la mira en CFK y el hada bonaerense. Una vuelta por la tele.

Con su orgullo infinito, Jaime Durán Barba lo repite en la intimidad: nunca le tocó perder una elección. Pese a eso, el consultor ecuatoriano admite que se prepara para empezar, ahora mismo, una de las campañas más difíciles de su vida. Mauricio, que es Macri, lo hizo. Una relación virtuosa que lleva 15 años y los llevó a los dos a lo más alto se pone a prueba, como nunca, en este 2019.

 

Que el veranito financiero, el próximo desembolso del Fondo y la apuesta de Donald Trump en la región sostengan y le den aire al Presidente no garantiza la adhesión de las mayorías que sienten en el cuerpo el frío de la economía amarilla. Digan lo que digan, el exitoso producto electoral que se probó en la Ciudad experimentó en la Casa Rosada una temporada de fracasos que puso en riesgo su candidatura y no tiene, ni de cerca, la victoria asegurada.

 

El acuerdo con la Unión Europea, la baja del dólar y la desaceleración de la inflación le devuelven el ánimo a la Casa Rosada y le dan otro tono en la cara al Presidente. “A Mauricio le importa mucho lo que digan los mercados, desgraciadamente se interesa mucho por eso”, suele lamentarse el inventor del macrismo.

 

 

HACERSE VER. El asesor estrella volvió en los últimos días a la Casa Rosada para adoctrinar al gabinete y reforzar su manual de indicaciones. Está on line con su principal cliente argentino y dejó que se enfriasen las diferencias que tuvo con su hijo político, Marcos Peña. Hace tiempo que no da entrevistas en Argentina, pero ya tiene prometidas algunas incursiones a la televisión. Enemigo de lo viejo, Durán Barba mantiene amistad con algunos formadores de opinión antikirchneristas, pero despotrica contra otros -muy distinguidos- y apuesta a las nuevas generaciones de periodistas que sintonizan con el ideario macrista. Ahí se lo va a poder ver en poco tiempo, dicen.

 

Aunque sus detractores internos dentro de Cambiemos se agarran la cabeza y algunos radicales como Gerardo Morales aprovechan para tomar distancia, la verdad es que Durán Barba es Macri y nadie le puede prohibir expresarse en público. Tampoco en la antesala de las elecciones.

 

LECCIONES DE JAIME. Durán Barba lo repite ante sus alumnos y clientes: hay tres cuestiones esenciales a la hora de encarar una campaña. En primer lugar, el candidato, al que le asigna un 60% de importancia y considera -por lejos- el factor más importante. En segundo lugar, la estrategia (20%) y, finalmente, el financiamiento (20%).

 

Los últimos sondeos que tiene en sus manos Durán Barba ubican a Macri por debajo de la fórmula de Alberto y Cristina Fernández.

El reformismo permanente dependerá entonces sobre todo de Macri, el candidato que sobrevivió al Plan V y a la ofensiva del Círculo Rojo para jubilarlo. El financiamiento está garantizado para una administración que dispone de los tres estados principales, como hacía mucho no pasaba. Se nota en la publicidad oficial y también en la militancia de los tanques del periodismo amarillo, que dejan todo. Por último, pero no menos importante, la diferencia que el autor de “El Arte de Ganar” viene a aportar: “Los únicos que tienen estrategia son los candidatos del PRO”, dijo convencido esta semana en su paso por la Casa Rosada. A cargo de Peña, el comando instalado en la jefatura de Gabinete propaga las indicaciones que se basan en las ideas centrales del gurú.

 

En contraste con la proclama de Miguel Ángel Pichetto, que anuncia un triunfo en primera vuelta del oficialismo, los últimos sondeos que tiene en sus manos Durán Barba ubican a Macri por debajo de la fórmula de Alberto y Cristina Fernández. Es una diferencia negativa de 6 puntos, la misma que arroja un trabajo recién terminado de un consultor que mide para el macrismo y para el peronismo. Es una distancia que puede acortarse, ensancharse o revertirse. De cara a un eventual ballotage, según los números del ecuatoriano, el Presidente se impone hoy por dos puntos.

 

Para el inventor del macrismo, como para todo el Gobierno, el escenario más probable es el de una derrota en las PASO y el objetivo es tratar de que sea lo más acotada posible. Para eso, la estrategia ya está en marcha y se puede ver en las apariciones cotidianas del Presidente, de Peña y del resto de las figuras de la alianza.

 

Macri tiene prohibido hablar de economía o hacer vaticinios del tipo “lo peor ya pasó”. El tema quedará en todo caso para los embajadores del Fondo en Argentina, Nicolás Dujovne y su equipo. El acuerdo con la Unión Europea pone al ingeniero en la frecuencia indicada: con planes sobre el futuro, a mediano y largo plazo, para despegar de la recesión que lleva más de un año y no encuentra fecha cierta de vencimiento. Junto con eso, contar las obras que Horacio Rodríguez Larreta guardó para este momento o las medidas de gestión que lograron, en el lenguaje de los CEOs, “cambiarle la vida a la gente”. De los muertos de frío, está claro, no se habla.

 

 

 

“ALBERTO NO EXISTE”. El segundo elemento de la campaña es ignorar todo lo que se pueda al candidato Alberto Fernández y subir al ring a la ex presidenta. Hijo político y discípulo aplicado de Durán Barba, el primero que lo hizo fue el jefe de Gabinete, en su reaparición pública en conferencia de prensa, cuando dijo “Cristina no da la cara y no aparece dando la discusión”. En la intimidad, el consultor lo explica a los funcionarios del macrismo en un lenguaje más descarnado: “Ese señor no existe para la gente. Por eso tampoco existe para nosotros”. El resto se puede ver en las columnas que escribe en Perfil y es amplificado incluso por históricas detractoras suyas como Elisa Carrió: la tesis de que Cristina y Alberto juntos son dinamita y de que se van a traicionar, para mal de la República. La estrategia del miedo, que el propio Jaime blanqueó en una entrevista con el diario brasileño O Globo, apela a retener votantes que migran lejos de Macri y puede ser incluso efectiva. Pero, claro, delata una debilidad: los Fernández pueden ganar. 

 

Ligado a eso, aparece el tercer componente de la campaña oficialista que diseñó Durán Barba en su cuartel general. Es uno de los más importantes pero no depende del oficialismo. Depende del kirchnerismo. “Lo mejor que nos puede ocurrir es que hagan campaña”, admite el consultor y casi que se frota las manos. Se refiere a la legión que acompaña, muchas veces desde posiciones marginales, a lo que fue el Frente para la Victoria. Guste o no, cuando esos exponentes alzan la voz, en los medios oficialistas recuperan las ganas de militar por Macri y en la Casa Rosada y en Olivos gritan goool. 

 

 

 

CIELO BONAERENSE. Duran Barba todavía reivindica en privado una decisión que partió al medio al Gobierno durante los últimos seis o siete meses: el no adelantamiento de las elecciones en la provincia de Buenos Aires. Ahora con María Eugenia Vidal  corriendo desde atrás camino a las PASO, el tema parece en un segundo plano. Pero puede traer consecuencias negativas, también para el Presidente, si en octubre el macrismo cayera en la madre de todas las batallas.

 

Duran Barba todavía reivindica en privado una decisión que partió al medio al Gobierno durante los últimos seis o siete meses: el no adelantamiento de las elecciones en la provincia de Buenos Aires.

Hace cuatro años, la gobernadora fue la gran sorpresa que humilló a los machos alfa del PJ bonaerense y el asesor estrella tuvo todo que ver en su designación. Aunque hoy tienen un vínculo inmejorable, el inventor del macrismo suele arrojar versiones menos épicas de las que precisa comprar la feligresía de Cambiemos: “La verdad es que no teníamos a quien poner”, dicen que dice. Autor junto a su socio Santiago Nieto de “La política en el Siglo XXI. Arte, Mito o Ciencia”, Durán Barba admite que a Vidal le toca otra vez la más difícil, en el distrito donde CFK cosecha las mayores adhesiones y después de cuatro años en el gobierno que incriminan a Macri pero también a ella. Enfrente no está Aníbal Fernández sino Axel Kicillof, considerado por el estratega un “rival difícil”, poco asimilable al viejo peronismo.

 

Sin embargo, quienes lo vieron en los últimos días afirman que no se desanima y tiene esperanza en el perfil de la ex vicejefa de Gobierno porteña: “Es muy buena candidata. Comparada con hace cuatro años, está en el cielo”.

 

Las chances de la gobernadora pueden estar en perder por cinco puntos o menos en las primarias y dar vuelta el resultado en octubre, como sucedió en 2015 y 2017, en un contexto más favorable para una postulante y una fuerza, Cambiemos, que todavía lucía virgen e inmaculada. Para eso, también Durán Barba encuentra datos estimulantes: la baja intención de voto con la que aparece en todas las encuestas el peronismo del medio, bajo el sello de Consenso Federal. Si bien el consultor siempre consideró escasas las chances de ese espacio y llegó a definir a Roberto Lavagna como “un invento de Clarín”, hoy se confiesa sorprendido: “Nunca pensé que eran tan débiles. Se hicieron puré”, le oyeron decir esta semana en Balcarce 50.

 

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