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Pichetto vice: el fin de un dilema para tirar del mantel del panperonismo

Su postulación cierra un duro debate interno y una ventana de negociación con la UCR, que irá por otros puestos. Optaron por una figura sin votos, que consolide el mensaje político. Fin al plan Y.

La postulación del senador y titular del bloque del PJ, Miguel Ángel Pichetto, como candidato a vicepresidente de Cambiemos tomó por sorpresa a una parte de los inquilinos de la Casa Rosada, salvo a los funcionarios que tejían negociaciones reservadas con el ahora ex precandidato de Alternativa Federal, quienes participaron de un almuerzo en el despacho del secretario General de la Presidencia, Fernando De Andreis. Cuando la mesa estaba servida, se sentaron el jefe de Gabinete, Marcos Peña, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, su vice Sebastián García De Luca y el senador misionero y titular del PRO, Humbierto Schiavoni. El ministro coordinador les habló en nombre del presidente Mauricio Macri y solamente les terminó de confirmar la fase final de la negociación en la que habían participado los comensales con distintos niveles de responsabilidad e intervención.

 

La comida fue frugal, pero el plato fuerte del menú no sólo fue el “sí” de Pichetto, sino el lanzamiento oficial de la campaña por la reelección del líder del PRO, que ahora saldrá a la contienda electoral secundado por un senador peronista, que representa al sector más conservador del PJ y, especialmente, el más enfrentado con el kirchnerismo. Su inclusión en la fórmula de Macri implica la apuesta más extrema del PRO para meterse en la interna del panperonismo, en pleno proceso de recomposición entre la nominación de la fórmula Fernández–Fernández y las negociaciones de acercamiento con el Frente Renovador, que conduce Sergio Massa.

 

SUMAR VOTOS O GOBERNABILIDAD. Con el desembarco de Pichetto, la mesa chica que reporta a Macri cierra en forma definitiva una discusión interna que data del año pasado, tensionada originalmente entre quienes defendían la importancia estratégica de incluir a un compañero de fórmula que la sumara votos al líder del PRO, ante la caída sostenida de su imagen desde los momentos más álgidos de la crisis económica. Para cumplir esa misión, reclamaban la pertinencia de una candidata mujer, una recomendación que originalmente acuñó el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba, desde que diseñó la primera campaña electoral para Macri cuando el PRO era un partido comunal.

 

El otro sector que participaba de la discusión siempre minimizó los dividendos electorales del aspirante a vice. Argumentaron que la funcionalidad de un compañero de fórmula para la búsqueda de un segundo mandato para Macri no estaba dada por su competitividad en las encuestas, sino por las señales que pudiera generar hacia el establisment local e internacional y, por sobre todo, al interior de la coalición de gobierno para mostrar “apertura”, una de las demandas que la Jefatura de Gabinete había identificado como un reclamo insatisfecho en el último semestre de la crisis.

 

 

 

La explicación “institucionalista” a la que se aferran los ganadores del debate interno sobre el vice también revela la carencia de votos que tiene el senador rionegrino y, hasta hace instantes, principal impulsor de Alternativa Federal. El costado que no mencionan los voceros oficiales es que, además de meterse en la interna del peronismo desde Cambiemos, Pichetto también sirve para seducir a una parte de los votantes del ex ministro de Economía y candidato de Consenso 19, Roberto Lavagna.

 

 

 

DEL "PLAN Y" AL MONZÓ QUE NO FUE. ¿Cómo impactará la presencia de Pichetto en el desempeño electoral de la boleta más importante de Cambiemos? Ante ese dilema, la biblioteca del PRO sigue tan dividida como las posiciones sobre el compañero de fórmula para Macri, pero la decisión final aportó los primeros pantallazos sobre el futuro de la arquitectura electoral elecciones que tendrá el oficialismo.

 

Con Pichetto en la boleta de Cambiemos, el "Plan Y" para rehabilitar el uso de colectoras en la provincia de Buenos Aires se acerca a su fin: Pichetto era uno de los candidatos presidenciales que estaba dispuesto, junto con el salteño Juan Manuel Urtubey, a aceptar a la gobernadora María Eugenia Vidal “colgada” de su boleta nacional y cubrir así uno de los huecos que tiene esa espacio, el de candidato -o candidata- a gobernador. Si bien la clausura de esa opción no caía bien en La Plata, Vidal tiene una muy buena relación con Pichetto gracias a los acercamientos promovidos en el Senado por el jefe de Gabinete bonaerense, Federico Salvai, de origen salteño como Urtubey, el otro destinatario de los ofrecimientos que repartió Macri para conseguir un vice.

 

 

 

Según detallaron en Balcarce 50, la búsqueda estuvo orientada e construir una fórmula que les aporte competitividad frente a un escenario que se avecina sombrío para las PASO de agosto, donde Cambiemos no descarta una cosecha perdidosa. Las dudas también se extienden a los pronósticos para la primera vuelta del 27 de octubre, pero los mismos analistas aseguran que la presencia de Pichetto en la boleta le permitiría a Macri llegar a la segunda vuelta, como una reedición del "cabeza a cabeza" que disputó con Daniel Scioli en 2015. 

 

Cuando la Casa Rosada confirmó el acuerdo con el, hasta entonces, precandidato de Alternativa Federal, los macristas de paladar negro no pudieron ocultar su sorpresa. Estaban casi seguros de que ese puesto sería ocupado por alguien proveniente del riñón presidencial y de las entrañas del PRO. “Tiene que ser alguien confiable y, por sobre todo, leal”, decían hasta el viernes cerca de Peña. Consultados por Letra P, ahora aseguran que esos requisitos igualmente se cumplieron a partir de la “excelente relación” desarrollada desde que Macri tuvo que lidiar con un Congreso donde Cambiemos nunca tuvo mayoría. Una desventaja que fue abordada desde el Ministerio del Interior, en manos de Frigerio y De Luca, y por la presidencia de la Cámara de Diputados, a cargo de Emilio Monzó, el principal exponente del “ala peronista” del PRO.

 

 

 

“Lo increíble es que teniendo a Emilio, tengamos que recurrir a Pichetto”, se lamentó uno de los funcionarios de Balcarce 50 que interviene en el armado electoral a nivel nacional y que se pregunta cómo se comportará el sector más antiperonista del núcleo duro de votantes de Cambiemos. Posiblemente el mismo interrogante que mascullen los negociadores de la UCR, que habían sido mandatados hace dos semanas por la Convención Nacional para reclamar ese lugar, ampliar Cambiemos a posibles socios “peronistas republicanos” y establecer un mecanismo de convivencia dentro de la alianza en un eventual segundo mandato.

 

UN SAPO DULCE PARA LA UCR. En el primer piso de la Casa Rosada atajan las preguntas sobre la reacción de la UCR. “A los primeros a quienes les ofrecimos ese lugar, fueron radicales y dijeron que no”, espetó un funcionario en referencia al ex titular del Comité Nacional del partido, Ernesto Sanz. Durante las últimas semanas el mendocino fue el destinatario de “un operativo clamor”, encabezado por Macri. La última vez que le dijo que no propuso a Pichetto, que estaba dentro del radar de la UCR, dentro de la zona de peronistas aceptables para ampliar Cambiemos. En la tarde de este lunes, antes del ofrecimiento final de Macri, el rionegrino recibió un llamado del reelecto gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, que buscó sondearlo.

 

 

 

Cuando comieron el postre, dejaron de hablar de la vicepresidencia y comenzaron a analizar el despliegue de la campaña, con la fórmula ya cerrada. Por la tarde, con los hechos consumados, el titular del Comité Nacional, Alfredo Cornejo, utilizó su cuenta de Twitter para darle la bienvenida a Pichetto y recordar que “fue una de las demandas de la convención de la UCR, en Parque Norte”. “Toda ampliación de la coalición es positiva”, aseguró con un tono muy distinto al que adoptó en las últimas semanas para reclamarle a Peña que abra la alianza oficialista para no perder, algo que el gobernador de Mendoza considera casi una fatalidad ante el impacto de la crisis. Resignada la posibilidad de negociar la fórmula presidencial, el radicalismo reclamará "lotear" el gabinete de un eventual segundo mandato, exigir más ministerios, disputar la Jefatura de Gabinete y pedir la presidencia de la Cámara de Diputados para Cornejo que, sin reelección posible, encabezará la lista de diputados nacionales por su provincia.

 

 

 

Mientras la maquinaria comunicacional del PRO diseña los productos que transmitirán la fórmula Macri–Pichetto, comenzará la definición de las demás candidaturas. Será el momento de atender a los representantes de la UCR, que esperaban ser recibidos este martes. Serán finalmente un día después, con la principal candidatura decidida y con la predisposición técnica de cambiarle el nombre a la alianza oficialista.

 

Javier Milei y Martín Llaryora durante la firma del Pacto de Mayo, el 9 de Julio, en Tucumán.
Jorge Macri, jefe de Gobierno porteño.

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