Sin mandar a un solo funcionario a Parque Norte, la Casa Rosada siguió sin sobresaltos el desarrollo de la Convención Nacional de la UCR que concluyó este martes con un saldo previsible para el presidente Mauricio Macri: la ratificación de la permanencia en Cambiemos, el reclamo de abrir la negociación con el PRO para definir la candidatura a vice, discutir la ampliación de la alianza gobernante a aliados peronistas que enfrenten al kirchnerismo y negociar la composición de las listas territoriales.
Los cuatro puntos son los principales aspectos de la decisión que adoptó la máxima instancia deliberativa del radicalismo este martes, por amplísima mayoría. A pesar de los gritos, los escarceos y los debates más ásperos del encuentro, la determinación mayoritaria del partido centenario extendió la vida de Cambiemos para las próximas elecciones. Se trata de la decisión más importante de la UCR desde la Convención Nacional del 15 de marzo de 2015, cuando la mayoría de convencionales convalidó integrar una alianza de derecha, que llevó la candidatura presidencial de Mauricio Macri, luego de medirse en internas con el radical Ernesto Sanz y la jefa de la Coalición Cívica, Elisa Carrió.
Cuatro años, dos meses y doce días después del debate entrerriano, el radicalismo ratificó esa decisión a pesar de los costos políticos que afronta el partido por la escasa participación en las decisiones del Ejecutivo. También por las consecuencias negativas que afronta Cambiemos debido a la crisis económica, la extensión de la recesión y la serie de derrotas sufridas en el interior del país, muchas de ellas padecidas por aspirantes radicales que sucumbieron en las elecciones generales desdobladas de las nacionales.
A pesar de esa lista de heridas abiertas y de los cambios respecto a Gualeguaychú, la instancia deliberativa de la UCR le dejó un resultado controlado al Gobierno y abrió una negociación dentro del oficialismo, que ahora el PRO está dispuesto a convalidar, luego de poner a prueba todos sus recursos políticos para evitar una ruptura del partido y su salida de Cambiemos: el peor de los escenarios previstos por la Casa Rosada, que finalmente fue abortado antes de que sucediera, mediante una intrincada negociación para evitar que el evento terminara en un escándalo. A pesar de las internas cada vez más tirantes que atraviesan al radicalismo, sus sectores más enfrentados están unificados por el temor a perder en las próximas elecciones. Con ese miedo como motor, la Convención concluyó con otra decisión, posiblemente inesperada hace un año atrás: sumar a los miembros del PJ Federal al oficialismo para competir con menos desventaja.
A mano alzada, la UCR votó por mayoría el documento que ratifica su alianza con el PRO. (Foto: AGLP)
La táctica aplicada por la Casa Rosada apuntó a capitalizar los desacuerdos que laten dentro de la Convención, que concluyó con una votación de más de dos tercios a favor de mantener la alianza y un sector minoritario en contra. “Estamos todos muy enojados con el PRO, pero hay un grupo de convencionales que priorizó su responsabilidad, frente a la posición que impulsaba (el gobernador mendocino y titular del Comité Nacional, Alfredo) Cornejo, que no estaba dispuesto a ratificar Cambiemos, que en su lugar planteaba la apertura indiscriminada y un loteo del gobierno”, explicó una importante convencional en diálogo con este medio.
Según el grupo que jugó a mantener el status quo de la UCR dentro de Cambiemos, hubo un trabajo de pinzas promovido por el vicegobernador bonaerense Daniel Salvador junto a los mandatarios de Jujuy, Gerardo Morales, y su par de Corrientes, Gustavo Valdés. Los tres miembros de la mesa de caciques del Comité Nacional buscó condicionar la instancia de su par mendocino, que finalmente habría cedido, a pesar del discurso casi combativo que enunció antes de la votación de los convencionales.
En Balcarce 50 un influyente vocero presidencial, que reconoce la relación distante del Presidente con el titular de la UCR, adoptó cierta cautela respecto a las divergencias internas de los jefes radicales. “Cornejo jugó una posición extrema para facilitar la negociación, pero él puede jugar más al límite porque no tiene reelección en su provincia”, confió la fuente, luego de un brevísimo poroteo donde Morales les notificó que está dispuesto a ratificar “a Macri con chances de PASO”, mientras que “Valdés apunta a una fórmula compartida”. En las aritméticas del PRO, el escenario radical “estaba muy dividido”, pero con posibilidades de evitar que esas divergencias pongan en peligro a la alianza oficialista.
Ante las consultas de Letra P, otro de los interlocutores que tiene el Gobierno con la cúpula del radicalismo aportó la evaluación del PRO sobre la Convención y le dio perspectiva a la negociación que se avecina. “Estamos de acuerdo en darle mayor institucionalidad a la alianza, porque es necesario para un próximo mandato”, detalló la fuente y justificó su posición porque “esa discusión está centrada en la toma de decisiones y en la elaboración del plan de gobierno”.
Respecto a los reclamos para abrir la negociación de candidatos en las listas, e incluso para debatir la candidatura a vicepresidente, la alta fuente consultada confirmó la disposición del PRO para hacerlo. Aunque redobló la cautela sobre un compañero de fórmula para Macri, no descartó la posibilidad. “La discusión de las listas y la fórmula quedará para junio”, confió el funcionario. Para la Casa Rosada ambos puntos terminarán de definirse antes del 22 de junio, la fecha que establece la ley para la inscripción de los candidatos que se medirán en las PASO del 11 de agosto.
Sobre la posibilidad de un radical en la fórmula presidencial de Cambiemos, la cautela macrista registra un matiz. “Entendemos también que una interna para presidente es inusual, pero tampoco vemos hoy que se perfile un candidato competitivo consensuado por toda la UCR”, redondeó el funcionario que, por ahora, no le puso fecha a la ronda de negociaciones para contener al radicalismo a un costo menor del esperado.