ELECCIONES 2019 | POST KIRCHNERISMO

El día en que Alberto Fernández compró el plan Kicillof para la provincia

Hace un año, el aspirante presidencial comió a solas con el ex ministro, a quien criticaba por su gestión. Quedó magnetizado por su impronta y lo alentó a profundizar su campaña bonaerense.

La reconciliación con Cristina Fernández de Kirchner, en diciembre de 2017, sentó de vuelta a Alberto Fernández en la mesa chica del kirchnerismo y lo llevó a compartir espacio con nuevos actores. A algunos, como reveló Andrés "Cuervo" Larroque, ni siquiera los conocía de su etapa como jefe de Gabinete. A otros los había criticado. Axel Kicillof pertenecía al último grupo, como conductor de la política económica que Fernández había cuestionado desde afuera en la última etapa del gobierno cristinista. Pero un almuerzo a solas sepultó las diferencias y convirtió al economista en destinatario de los elogios del ahora candidato presidencial.

 

El encuentro fue en una parrilla del barrio de Agronomía, ubicada a pocos metros de la casa de Kicillof. Hasta allí llego Fernández a mediados de 2018 para hablar sobre política y economía con el ex ministro y para presenciar por primera vez, en vivo y en directo, el "fenómeno Axel" que desde fines de 2015 empezó a sorprender a propios y ajenos. "La gente no paraba de pedirle fotos, es impresionante lo que genera, es un rockstar", contó a su gente de confianza el candidato presidencial. Para entonces, Kicillof ya llevaba más de dos años recorriendo el país y, más específicamente, la provincia de Buenos Aires, donde puso el foco después de las elecciones 2017.

 

La charla fluyó entre debates económicos. Fernández había sido especialmente crítico de la economía kirchnerista, sobre todo en los últimos años. "Cristina tiró por la borda todo lo que hizo Néstor (Kirchner). No profundizó el modelo, lo perforó", había dicho pocos años después de su exilio. En particular, había puesto el foco en el cepo al dólar -anterior a la llegada de Kicillof al Ministerio de Economía- y la desconfianza en el peso.

 

El ex ministro usó el almuerzo para explicarle a Fernández "los porqué" de cada una de sus medidas económicas y a qué contexto habían respondido. El ex jefe de Gabinete escuchó con atención y, más allá del juicio sobre la política económica, se quedó con el descubrimiento de Kicillof en modo dirigente político, que no tardó en elogiar. Desde allí, su vínculo se volvió diario.

 

 

 

Ante su círculo íntimo, Fernández empezó a destacar la popularidad del ex ministro, su buen diálogo con todos los sectores pese a ser inconfundiblemente cristinista, su constancia en las "bajadas" al territorio y su voluntad casi evangelizadora. Hasta los intendentes del conurbano bonaerense, que pretendían quedarse con el casillero de la candidatura a gobernador, admiten en privado que Kicillof hizo muchos más kilómetros en la provincia para ganarse el lugar que cualquiera de los suyos.

 

Pragmático al fin, Fernández sumó esas cualidades a los números que arrojan las encuestas en la reunión que mantuvo con intendentes en Lomas de Zamora, junto a Máximo Kirchner, un día antes de que Cristina anunciara quién sería el candidato presidencial.

 

Convencido de que Kicillof es quien más fideliza el voto de Cristina, crucial para ganar en territorio bonaerense, reserva hasta el final una sola posibilidad de que esa decisión se revea: que Sergio Massa finalmente llegue a un acuerdo con el kirchnerismo y reclame ese lugar para sí.

 

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