Nuevos roles, un formato diferente y la necesidad imperiosa de no equivocar el mensaje le agregaron nervios y cierta incomodidad a la presentación en sociedad de la fórmula presidencial Alberto Fernández - Cristina Fernández de Kirchner. En un acto brevísimo, con discursos cortos, la ex presidenta intentó jugar un nuevo papel, cedió protagonismo y dejó el cierre en manos de su flamante candidato, aún un tanto desconcertado en su lugar.
El formato del acto con el que los Fernández eligieron presentarse por primera vez en público desde que se anunció la fórmula presidencial fue la primera novedad para una militancia, acostumbrada al contacto cercano y extenso con la ex presidenta. En el living montado sobre el escenario ubicado en el recién inaugurado Parque Néstor Kirchner, en Merlo, el intendente Gustavo Menéndez ofició de maestro de ceremonias del encuentro, que duró apenas 40 minutos y dio por inaugurada una nueva era política.
Cristina procuró no opacar a su candidato, aunque con éxito relativo. La ex presidenta irrumpió en el escenario junto a Menéndez y Fernández a las 17 en punto, la hora señalada para el comienzo de la transmisión. En un primer gesto de respaldo, que quedaría coronado por el cierre, a cargo del candidato, Cristina ralentizó el paso para evitar salir primera, esperó a Fernández y lo acompañó unos pasos con su mano apoyada sobre su espalda como para dar señales de que la centralidad ya no es únicamente suya.
Fue Menéndez el encargado de darles la bienvenida frente a la militancia, que siguió el acto a través de dos pantallas gigantes y escuchó a sus referentes separada por vallas de las cuatro mil sillas con invitados que se ubicaron delante del escenario. A cada lado, se ubicaron tribunas que fueron ocupadas por los dirigentes, también expectantes ante los cambios,pero que llegaron a Merlo con un espíritu festivo, producto de la "esperanza" que, dijo Menéndez, había provocado la jugada electoral de la ex presidenta. "Te vamos a acompañar a vos y a Cristina al lugar que nos van a llevar a todos los argentinos", le anunció a Fernández el intendente Merlo, sentado entre los candidatos, a los que se dedicó a filmar durante sus discursos con su propio celular.
A la ex presidenta le agradeció la "generosidad" y "grandeza" por haber elegido "al mejor hombre, al único capaz de tender los puentes necesarios para que Argentina se recupere". Acostumbrada a los elogios unidireccionales, Cristina también aplaudió las loas a Fernández. En la militancia se mezclaban cantos que daban cuenta de cierta desorientación ante la novedad. "Néstor no se murió" y "vamos a volver", festejados por Cristina, se mezclaron con algunos nuevos y tímidos "Alberto, Alberto", destinados al candidato, que sonreía con cierto nerviosismo.
Enseguida le tocó el turno a la ex presidenta, que no logró mantenerse en su sillón. "¿Cómo? ¿Quieren que me pare? Yo quería hacerlo onda living, más tranqui", dijo Cristina, que respondió al pedido devoto de la militancia y decidió hablar de pie, con una mano apoyada sobre la silla que no dejó de tocar y hacer girar durante los diez minutos que duró su discurso.
Emocionada, Cristina recordó el 25 de mayo de 2010, año del Bicentenario, al que describió como "perfecto" y el que más le gustó "de todos". "Fue el último año que fui enteramente feliz, después nada más fue igual ni lo será", dijo con la voz quebrada, en referencia al año en que murió el ex presidente Kirchner. Para entonces, Fernández ya no formaba parte del Gobierno. Sentado entre los intendentes de la provincia de Buenos Aires, en la tribuna ubicada a la izquierda del escenario, escuchaba Máximo Kirchner. Su presencia en la presentación de la fórmula de los Fernández también fue novedosa, ya que el diputado no suele asistir a los actos de la ex presidenta.
La ahora candidata a vice se encargó luego de explicarle su decisión a su electorado y delegó en Fernández el relato sobre aquel 25 de mayo de 2003, cuando Kirchner se hizo cargo el Poder Ejecutivo. "Uno puede equivocarse o acertar, nadie tiene asegurado en éxito, pero las decisiones basadas en las convicciones tienen asegurado el poder del corazón. Junto a Alberto vamos a ayudar, pero yo quiero decirles que tampoco esperen que dos dirigentes puedan hacer todo", cerró Cristina para darle, por último, paso a su candidato.
"Ustedes no tienen idea de la emoción que tengo de estar aquí con ustedes y con Cristina. No saben la alegría que tengo de haberme reencontrado con mi amiga Cristina. Quiero reconocerle que me haya pedido que me haga cargo de esto. De verdad, gracias Cristina", arrancó Fernández, que también decidió hablar de pie, todavía incómodo ante el nuevo rol de orador final ante unas 20 mil personas, parado frente a la ex presidenta, protagonista por naturaleza.
En los siete minutos que siguieron, Fernández rememoró los logros de aquel primer gobierno nestorista y prometió repetir la historia. "Con Néstor una vez lo hicimos. Estuve en ese laberinto y sé cómo salir. Cuando tuvimos que enfrentar esos problemas, en el despacho de al lado tenía a un tipo que tenía claro lo que había que hacer. De Néstor aprendí cómo hacerlo. Los que están acá son argentinos que están convencidos de que somos una puerta de salida, pero les pido que vayan a convencer a otros argentinos, a los que creyeron y los defraudaron", pidió Fernández.
Elevando el tono y con mayor confianza, hizo una arenga final: "El tiempo que viene es el tiempo de todos, vamos todos juntos a sacar a la Argentina". Cristina celebró y dio paso a las fotos finales, con firma de ejemplares de su libro "Sinceramente" incluida.
Entres los dirigentes hubo una sensación de alivio. La prueba era difícil y no hubo "metidas de pata" ni nada que lamentar, coincidieron dos dirigentes cercanos al flamante candidato. El apuro en la organización del acto, que no respondía a los parámetros tradicionales de un lanzamiento de campaña, dio permiso al ensayo de los nuevos roles, en los que Cristina y Fernández aún no terminan de acomodarse, para pulirlos en lo que resta de tiempo hasta las elecciones.