Lousteau está afiliado a la UCR desde fines de 2017, pero no se identifica con los planteos y los razonamientos de su conducción. Todo lo contrario: los ve haciendo seguidismo de Marcos Peña y acumula grandes detractores, como el gobernador Gerardo Morales y Mario Negri, que lo señalan como líder de un proyecto individual que se desliga del destino colectivo de los radicales, atado a Macri.
TERCERA VÍA. Esta semana, Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey lo invitaron en público a sumarse a un espacio opositor. Según pudo saber Letra P, no fue apenas una expresión de deseos. El peronismo del medio trabaja para convencer a Lousteau de la necesidad de ser parte de una nueva etapa que deje atrás el espiral de ajuste y devaluación que ya es la marca de Macri en la gestión. Lo intentan las distintas facciones de la tercera vía con origen en el PJ, pero no todas lo tientan de la misma manera.
El peronismo del medio trabaja para convencer a Lousteau de la necesidad de ser parte de una nueva etapa. Con Lavagna incrementó la frecuencia de sus conversaciones habituales.
Cerca de Lousteau ven con atención los movimientos de Roberto Lavagna, la esperanza en sandalias que camina en busca de romper la polarización. A un lado y al otro lo confirman: con el ex ministro de Economía existe una relación de empatía y conversaciones habituales que se incrementaron en los últimos meses. Con la economía en picada, los dos coinciden en que es necesario un sendero distinto al del vía crucis por el déficit cero.
Como otros de su generación, Lousteau combina ambición, juventud y una imagen de novedad que atrae a sectores del electorado independiente. El tremendo susto que le dio a Horacio Rodríguez Larreta en 2015 lo colocó como una amenaza para el macrismo en la Ciudad, una condición que no pudo revalidar en 2017, cuando quedó tercero detrás del kirchnerismo con apenas el 12,33% de los votos. Después de una renuncia repentina a la embajada en Washington, pareció ser el principio del fin para Martín en pleno auge del macrismo. Pero pasaron cosas y Lousteau dijo que no en setiembre pasado cuando lo convocaron para que asumiera el Ministerio de Educación de un gobierno abrumado por la corrida al dólar y la ofensiva de los mercados.
Ahora, el diputado estudia sus próximos movimientos. Según las encuestas que difunden sus colaboradores, mide 10 puntos a nivel nacional, un porcentaje que -de ser cierto- el PRO no debería despreciar en plena batalla por la reelección. Su candidatura dentro del espacio oficialista tendría como objetivo contener a los desencantados con el Gobierno y darle volumen a un espacio que sólo se sostiene en torno a Macri, con el respaldo del Fondo Monetario Internacional.
VOLVER A LA CIUDAD. En la Casa Rosada relativizan los números de Lousteau, sostienen que se equivocó con sus zigzagueos y afirman que Macri le había dado todas las posibilidades de crecer. Como para otros que cayeron en desgracia en Balcarce 50, el problema para él está en Peña, el jefe de Gabinete con el que nunca logró sintonizar bien.
Según las encuestas que difunden sus colaboradores, mide 10 puntos a nivel nacional. Su candidatura dentro de Cambiemos podría contener a desencantados con el Gobierno.
Otros, cerca del Gobierno, ven que el economista que ideó la resolución 125 es dueño de un capital propio pero afirman que, dentro de Cambiemos, no tiene chances de prosperar. Ni en una PASO para enfrentar a Macri ni en una fórmula como la que se mencionó en algún momento en el oficialismo. Señalado por su ambición y su falta de compromiso con el proyecto amarillo, Lousteau jamás podría escoltar al Presidente, dicen. Tampoco, acompañar a María Eugenia Vidal en un hipotético Plan V que la Casa Rosada se esfuerza en negar, una y otra vez.
Sin embargo, al ex ministro le sobran relaciones con el ala crítica del oficialismo y sectores del peronismo moderado. Son los que lo tientan a jugar por fuera de los marcos de Cambiemos en un distrito donde puede lastimar al Gobierno: la ciudad de Buenos Aires, uno de los lugares en donde el PJ de Alternativa Federal no logra penetrar.
Con el peso de Enrique Nosiglia, la UCR porteña, Emiliano Yacobitti y la estima de veteranos como Rafael Pascual y Chrystian Colombo, Lousteau estudia una nueva candidatura en la Ciudad.
Marginales. Lousteau, con Alfinsín y Mestre, orilleros en Cambiemos.
Como anticipó Letra P, el ex ministro de Interior de Raúl Alfonsín apuesta por ahora a obtener más espacio dentro del angosto esquema del oficialismo. No resigna un proyecto de poder para el radicalismo y no se conforma con ser furgón de cola en la alianza gobernante. Pero la Casa Rosada no se abre a nada de lo que pide y la posibilidad de una ruptura sobre el filo del cierre de listas tampoco se descarta.
En el radicalismo díscolo estudian un plan para llevar a la convención: Lousteau candidato en la ciudad y, después, un frente que trascienda al macrismo.
Como todo el radicalismo que ejercita su memoria traumática cuando ve a Macri gobernar, Nosiglia y Lousteau esperan la Convención radical que no llega. A esa cita que no tiene fecha ni lugar, pretenden ir con propuestas concretas. Según le dijeron a este portal allegados al ex ministro de Economía de Cristina Kirchner, el objetivo es refrendar el criterio que primó en Gualeguaychú, hace cuatro años.
En ese momento, la UCR fue a competir dentro de la nueva alianza con candidatos propios y Ernesto Sanz peleó en las PASO contra Macri y Elisa Carrió. En este caso, la intención sería obtener la venia para que Lousteau se presentara en la ciudad y armara, después, un frente que trascendiera las fronteras del macrismo. Sería un camino intermedio, le permitiría contar con el respaldo de Lavagna y pivotear con el radicalismo crítico y minoritario que integran Ricardo Alfonsín y Juan Manuel Casella, dos de los que se juntaron con el fundador de Ecolatina en los últimos días.
La jugada del diputado, en ese caso, sería parte de un movimiento mayor y mostraría la descomposición del espacio oficialista en un año electoral dominado por la recesión, el ajuste, la caída del consumo y el aumento del desempleo. Habrá que ver, también, dónde termina Julio Cobos, que acaba de elogiar al ex ministro de Duhalde y Kirchner.
Volver al futuro. Lousteau escucha a quienes le dicen que debe pulsear de nuevo con Larreta para poder despegar.
Lousteau escucha las opiniones de los que le dicen que en Cambiemos no tiene destino y sólo le puede tocar el mismo maltrato que al resto de los socios de la alianza. Se entiende en el caso de los que no encuentran otra opción, le dicen. No en el suyo.
Algunos le recomiendan romper con el Gobierno para recuperar la fuerza que tuvo en 2015 y despegarse de una marca que tira para atrás.
Por eso, algunos le recomiendan romper directamente con el Gobierno para recuperar la fuerza que tuvo en 2015, cuando jugó por afuera, y evitar el peso de una marca que hoy tira para atrás.
De acuerdo a esa visión, las chances de Lousteau crecen cuando se para en la vereda de enfrente del Presidente, no cuando juega a su lado. Lo ven como un candidato que pesa más desde la oposición que desde el oficialismo y, sobre todo, se ilusionan con la posibilidad de un nuevo ballotage ante Rodríguez Larreta.
Según más de una encuesta, el jefe de Gobierno porteño está mejor parado hoy que hace cuatro años y en una situación inversa: antes, Macri lo levantaba y sostenía; hoy, lo hunde, como a cualquiera, aunque menos que a Vidal en la provincia.
Cerca del ex embajador, creen que en una segunda vuelta se puede reeditar un escenario como el de cuatro años atrás si Larreta no superase el 50% de los votos en la primera. En este caso, al economistas Lousteau lo ayudarían la crisis y la recesión de las que la Casa Rosada no logra salir. Sin embargo, aunque faltan tres meses para el cierre de listas, todavía es temprano. Todo se define semana a semana.