“Sé que vengo a sentarme en la silla eléctrica”, dijo, como para romper el hielo. Hubo alguna risa cómplice por compromiso. Marcos Peña, el jefe de Gabinete, cenó en el Hotel Madero con la mesa chica de la Unión Industrial Argentina (UIA), un encuentro cerrado que adelantó el periodista Ignacio Zuleta en el diario Clarín y que muchos investigan como una filtración intencionada. Es que no son pocos los encuentros de este estilo entre los popes fabriles y funcionarios de alto rango. Nunca trascendió uno; este, sí.
Sica, el ministro de la Producción, el celestino de la comida.
El italiano de la FIAT, Cristiano Rattazzi; la mano derecha de Paolo Rocca en Techint, Luis Betnaza; el titular de la cámara alimenticia Copal, Daniel Funes de Rioja; el dueño de la empresa Sinteplast y vicepresidente Pymi, Miguel Rodríguez, y el propio presidente de la UIA, Miguel Acevedo, llegaron al lugar con inquietudes propias de una crisis de esta magnitud. Se encontraron con un frontón con buena voluntad y algunos condicionamientos.
“Este partido está cero a cero, pero tenemos fe que Mauricio va a ganar. Primero hay que acceder a otro mandato para seguir cambiando al país”, les dijo Peña a los comensales, inquietos. La charla ocurrió antes de que se definiera la elección provincial en Neuquén, que hasta ese momento era un enigma hasta para el propio Ejecutivo nacional.
“Es impenetrable”, cuchicheó otro de los asistentes, que había llevado carpetas con datos, pedidos y reclamos concretos para que se reactive la producción. Pero la cena fue un ring: discurso político versus realidad. Hasta Rattazzi, aliado de Cambiemos, tuvo algunas palabras para mostrar la preocupación que tiene el sector automotor.
Rattazzi, uno de los presentes, aclaró que la situación de los autos es crítica.
Miraba atento el celestino del evento, el ministro de la Producción, Dante Sica, actor de reparto en el stand up político de campaña de Peña.
El ministro coordinador no les pidió respaldo político pero sí deslizo que sería bueno aminorar el nivel de la crítica. De todos modos, aclaró que la meta principal del Gobierno sigue siendo alcanzar el déficit cero. Por lo que entendieron los CEOs, es una decisión que no admite matices y que no le teme al congelamiento paralizante de los números. Allí manda el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, al que algunos llaman, metafóricamente, el “Joven Manos de Tijera”.
Tras la última reunión con Sica, los empresarios habían iniciado gestiones para una cita con el propio Macri. Entendían que había que hablar con los que toman decisiones. Peña es Macri y el mensaje, esta vez, quedó claro sin ruidos: el Gobierno supedita las medidas de reactivación a que haya un triunfo electoral en octubre. Antes, nada. En este contexto, la certeza electoral parece quedar sólo del lado del oficialismo.
Entre los CEOs no descartan reuniones con otras alternativas, como el ex ministro Roberto Lavagna y hasta la ex presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner. El sector parece estar en camino de buscar una interlocución que comparta lenguaje e ideario y que, a la vez, construya caudal político. Es que en recorridas por el interior ven la crisis en primera persona: cuentas algunos que Córdoba, bastión clave en la campaña que llevó a Macri a la Rosada, "está triste como nunca", y que lo mismo se observa en Santa Fe y hasta en Mendoza, donde varios dirigentes participaron el fin de semana en la Fiesta de la Vendimia.