PLANO CORTO. NICOLÁS DUJOVNE

Qué tiene en la cabeza el súper ministro del ajuste

El jefe de Hacienda es el eje del ordenamiento del gasto. Macri lo respalda como vocero de una crisis que relegó a los Peña boys. Tours de convencimiento político a inversores y FMI.

A fines de mayo, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, debutó como ministro coordinador, un golpe de timón de un Mauricio Macri disconforme con parte de la gestión política de su gabinete. Pocos en su entorno le creyeron al primer mandatario la idea de darle al economista y ex comunicador algo de vuelo propio en una nueva etapa para Cambiemos en el poder, la del inicio de una crisis que empezaba a mostrar señales. Ahora que las malas noticias se expandieron, hasta sus propios pares se sorprenden del nuevo estatus del súper ministro.

 

“Tiene una sola obsesión. No quiere tener futuro político, no quiere más cargos ni proyección. Quiere irse con la medalla del hombre que ordenó las cuentas públicas”, cuentan en su entorno para definir la tarea del funcionario a cargo del ajuste que encargó Macri y que exige el Fondo Monetario (FMI) como salvaguarda del préstamo multimillonario para Argentina.

 

Dujovne en rol coordinador. El que habla es Gadano, su hombre en energía. 

 

 

En la Casa Rosada admiten que Macri entiende que es el momento de pelear en el campo de la economía y que el relato comunicacional que personifica el jefe de Gabinete, Marcos Peña, está fuera de timing. La excusa y la muletilla en el Gobierno es que el mercado "no le cree" al jefe de ministros y sí confía en Dujovne. En estos tiempos, se ha empapado de cuestiones ajenas a sus funciones. En los últimos road shows por el mundo para convencer inversores, se vio obligado a diagnosticar la mayor duda: cuál será, más allá de la economía, el escenario político en 2019 y qué chances tiene Cambiemos de triunfar en las próximas presidenciales. Se lo preguntaron también los referentes del FMI. ¿Qué les dijo Dujovne? Mostró encuestas en las que se ve a Macri con un piso alto, aún en plena crisis, y les garantizó que las posibilidades de una reelección están aún vivas.

 

Es real lo que buena parte del peronismo rechaza por falso, esa idea de que los inversores quieren saber si, en el caso de perder Macri el año que viene, volvería “alguna especie de populismo”. Los capitales, en su lógica parcial e incompleta, usan esas definiciones básicas para entender dónde pondrán el dinero. Es curiosa la lectura que da Dujovne en sus giras cuando lee un escenario, hoy descartado por Cambiemos, de una derrota. “Hay una oposición responsable que nos podría continuar”, cita el ministro y descarta la idea de un retorno del kirchnerismo.

 

A favor de Dujovne hay que decir que, en esas charlas con inversores, no jugó nunca al "nosotros o el colapso". La referencia a la “responsabilidad” opositora recae, naturalmente, en los candidatos peronistas más amistosos con la Casa Rosada.

 

 

En la cena con la titular del FMI, Christine Lagarde, en Olivos, casi que hubo un stand up de Macri, el que menos había hablado con la francesa. Dujovne participó poco, pero fue el garante político del acuerdo. Es quien habla directamente con la funcionaria. El otro cuadro, no político, que se sentó a esa mesa fue Luis Caputo, actual presidente del Banco Central (BCRA). En esa área, Dujovne trata de no incursionar: “Se lleva bien con Toto, pero la pelea contra la inflación no es cosa nuestra”, blanqueó ante Letra P un segunda línea de Hacienda.

 

El ministro sí tiene clara su visión del fenómeno de los precios. Esperaba un pass through mucho más violento e impactante, pero cree que la estabilidad cambiaria en el tiempo redundará en un 2019 con una curva inflacionaria más moderada. No solo por menos devaluación, sino también por el menor impacto de las tarifas. El funcionario observa, como una parte mayoritaria de Cambiemos, que la inflación es un fenómeno netamente monetario. La línea que terminó eyectando del cargo al ex presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, un cuadro al que Dujovne respaldó ante el propio Macri, incluso a sabiendas de “errores” que cometió en la ejecución. Naturalmente, el ministro coordinador es el principal enemigo de otra corriente interna en Balcarce 50, la de aquellos que piden mayor intervención en los precios.

 

 

 

El de la energía es otro de los frentes en los que Dujovne tiene preponderancia. Además del asunto fiscal, el súper ministro tiene en el tema tarifario a una mano derecha a medida. Se trata de Nicolás Gadano, al que internamente definen como el “(Mario) Quintana y (Gustavo) Lopetegui” del funcionario. Pasó por el Banco Ciudad en la gestión Sturzenegger, escribió un libro sobre la historia del petróleo en la Argentina y fue economista senior de YPF, donde se especializó en algo que hoy le es de extrema utilidad: los números y la dinámica de la petrolera de bandera, que le permiten monitorear los aumentos. Pero, en su rol de Jefe de Gabinete de Hacienda, Gadano se dedica casi expresamente al trabajo con las tarifas.

 

Es los ojos de Dujovne sobre Javier Iguacel, el ministro de Energía que reemplazó a Juan José Aranguren. Macri, dicen en su entorno, se vio sobrepasado por la petulancia del ex Shell y ahora quiere un ministro del área con menos vuelo propio. Ése es Iguacel. En este contexto, parece ser la energía el único gesto contra-cíclico de Dujovne al pedido de ajustar a como dé lugar.

 

“No podíamos tener el tarifazo de Juanjo”, reconocen sus colaboradores. Así es que Iguacel terminó en las últimas horas moderando los aumentos que estaban planeados para luz y gas en 2018. Un alza que pasó del 50% y 80% al 25% y 30%. “Nuestra meta es que los subsidios sean cero, pero no se podía hacer de la manera que se había acordado”, relatan.

 

 

El ministro habla de política ante la duda de los inversores por el escenario post 2019. 

 

 

Hay en Hacienda una idea que se empezó a negociar con aval presidencial, dado que, si la quita de subsidios será más paulatina y el FMI exige un ajuste violento, de algún lado tendrá que salir el dinero para costear lo que el Gobierno deja de pagar. Piensan en que las distribuidoras eléctricas y de gas se hagan cargo de no aumentar tanto durante un año, que absorban los mayores costos. Es, por ahora, más un pedido de gesto político a un sector que recibió mejoras millonarias en sus ingresos y que, en muchos casos, volvió a repartir utilidades luego del cepo en los años K. Hay dos interlocutores que tienen vínculo fluído con Macri y hasta una relación personal: Nicolás Caputo, el "hermano de la vida" del Presidente y accionista de Edesur; y Marcelo Mindlin, de Edenor, uno de los más favorecidos por el negocio floreciente de la energía y las renovables.

 

 

 

Al inicio de su gestión coordinadora, Dujovne se sentó con Macri y le mostró en una carpeta los gastos de todos los ministerios. Le preguntó a su superior dónde quería cortar. La poda, que ya empezó y es la columna vertebral de la discusión presupuestaria y del ajuste con los gobernadores, se llevará recursos de casi todas las carteras. Dujovne tiene en carpeta recortes en Medio Ambiente, el ministerio que Macri menos comprende, y otras dependencias como Educación, vía clausura del financiamiento nacional a universidades del interior y la provincia de Buenos Aires. También padecen el ajuste Interior y Producción.

 

La duda sobre el rol del súper ministro empoderado es cómo capeará una crisis que ya se cargó a muchos de los ministros estrella del macrismo. Un enigma tan largo como el invierno al que se enfrenta la economía.

 

Martín Menem y Karina Milei.
Javier Milei en una exposición de maquinaria agrícola, uno de los pocos sectores industriales con expectativas

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